Princesa Fugaz (libro 1) (terminado)

Capítulo 13

El señor Baan a arreglado que salgamos del palacio.

Holder me da un casco y él se pone el suyo. Me subo a su motocicleta y me aferro a su traje.

Mi corazón se acelera cuando pienso en aferrarme a su torso, pero también tengo miedo a morir y si me dan a escoger entre morir y tocarle prefiero tocarle a morir. Rodeo su cintura con mis brazos tan fuerte que puedo sentir sus músculos bien marcados y pego mi cuerpo a su espalda. Siento como mi pelo que no está cubierto con el casco vuela y como la brisa acaricia mi rostro. «¿Así se sentirá volar?», me pregunto. Así debe de sentirse cuando las aves extienden sus alas y escapan de las paredes que las encarcelan.

Llegamos a un mirador que esta al otro extremo del palacio y está separado por un rio que cruza la ciudad, frente a nosotros se pueden observar las luces de la ciudad.

Desciendo de la motocicleta.

Observo lo que hay a mi alrededor.

—Hermoso —susurro maravillada.

Holder me ignora y se aleja hacia el borde del mirador, observa el rio.

El resplandor de la luna caer sobre el agua y el cielo nocturno comienza a aclararse entre un tono violeta y azul claro hace que olvide mis preocupaciones.

Paro de observar las luces de la ciudad al otro lado cuando oigo a Holder gritar al vacío del agua.

—¡Perdón! —grita con la voz quebrada— ¡perdóname por ser un inútil!

Su voz parece rota.

No sé si sea correcto acercarme, pero mis pies se acercan a él instintivamente.

—¡¿Qué quieren que haga?!, ¡¿Sería menos doloroso desaparecer?! —grita aún más fuerte.

Lo que acabo de oír me da escalofríos, porque reconozco inmediatamente las palabras que muchas veces me he preguntado. Llego a su lado, se gira, gracias a la luna y el no muy lejano amanecer logro ver una pequeña mancha de sangre en el extremo izquierdo de sus labios. Tengo el impulso de limpiarle la sangre, pero aprieto las manos en un puño para detenerme, no era muy cercana a él para darme esas atribuciones. Sus ojos están vidriosos, alguna vez dije que sus ojos eran como diamantes de un azul intenso y una mirada penetrante, pero ahora solo veo en sus ojos a un niño, un niño herido. «¿Por qué de las veces en las que me e encontrado contigo casi siempre estas golpeado o con heridas?»

—Vete —ordena con mirada gélida.

—¿Eh?

—Ve-te —vuelve a repetir.

No, estaba equivocada sigue siendo el chico grosero que trata mal a medio mundo. Me doy la vuelta para irme, en la carretera encontraría a alguien que pudiese llevarme de vuelta. No he dado siquiera un paso cuando siento un tirón del brazo que me obliga a girarme hacia Holder. Estoy a punto de gritar, pero no lo hago cuando siento la firme pero suave presión de sus brazos a mi alrededor. Puedo sentir los latidos de su corazón agitados y estoy segura que él también puede sentir los míos.

Hunde su rostro en mi cuello y puedo oír un ligero sollozo. Holder está llorando. Mis manos dubitativas rodean su torso y también lo atraigo hacia mí, lagrimas comienzan a salir de mis ojos ¿por qué?, será porque no me gusta verlo así de vulnerable.

Siempre vi a Holder como el chico con apariencia perfecta, que con solo respirar tiene lo que quiere, con la mayoría de las chicas a sus pies, pero no conozco a este chico. Incluso los chicos más duros se quiebran y eso está bien, quebrarnos de vez en cuando ante nuestras emociones es lo que nos hace humanos.

A lo largo de nuestras vidas vamos coleccionando cicatrices: visibles y otras no. Las más fáciles de juzgar: las visibles, nuestras marcas de guerra y las invisibles, incomprendidas por la mayoría y también las más angustiosas. Ahora mismo siento que Holder tiene sobre si las marcas invisibles de una vida dura. Siento su cuerpo frio y no puedo evitar preguntarme si algún día podre amarlo, por ahora no tengo la respuesta y aunque la tuviese no creo que sea la correcta.

Se oye el sonido de fuegos artificiales al otro lado de la bahía, los fuegos artificiales que sonarían cuando se anunciase al heredero de la corona, ese asunto ahora mismo no me importa. Holder no se gira para verlos y yo tampoco lo hago. Por ahora estamos bien abrazando las heridas del otro.

Permanecemos abrazados hasta que los fuegos artificiales terminan.

—Lástima que no podre mostrar el baile en que tanto me esforcé —bromeo.

—¿O podríamos ponerlo en práctica?

Holder se aleja busca en su celular y pone la canción de Clinton Kane - i guess i'm in love, la canción que bailaríamos.

Él se acerca poco a poco y yo lo hago al igual que ensayamos.

Hoder me toma por la cintura y yo le rodeo el cuello con los brazos.

—Es incomodo —dice.

Estamos tan cerca, tan cerca como nunca e estado de un chico.

—Imagínate hacerlo frente a el país entero, el objetivo era que pareciésemos enamorados ¿porque hacerlo aquí?

—Cuando hiciste que Andrew se tropezara me hiciste feliz, y te dije que te debía una. Ahora la deuda esta saldada —ríe.



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En el texto hay: principes, primer amor, insituto

Editado: 31.12.2022

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