Capítulo 26

—Lleven esas, cosas por ahí —oigo entre sueños, además de varias personas caminando.

—¿Qué pasa?, ¿Por qué el alboroto? —me despierto y salgo de mi habitación la señora Donovan que preparaba mi uniforme para ir al instituto me sigue confundida.

Veo a varios sirvientes sacando cosas de la habitación de Evangeline del palacio, los sigo.

—¡¿La vas a expulsar sin antes investigar lo que a pasado?! ¡Mierda!, ¡no puedes hacer eso, su padre te a ayudado! —vocifera Holder a el rey.

—Holder, cálmate —dice Andrew.

Evangeline sale atrás de los sirvientes y tiene la cara llorosa, se acerca a mí y me susurra:

—Esto que me a pasad a mí también te va a pasar a ti —amenaza.

Veo que desciende los escalones, se acerca a Andrew él la abraza y luego se acerca a Holder, se lanza a sus brazos.

—Evangeline, espero que comprendas que la hija de un traidor no puede seguir permaneciendo en palacio y mucho menos seguir comprometida con el Príncipe Heredero.

—Lo entiendo —enjuaga sus lágrimas—, lamento que mi padre haya hecho esto.

Se sube a un auto.

—Me encargare de ella, no puedes decirle a Evie que su padre es un traidor cuando no se a comprobado. Y tú Andrew, deberías defenderla y protegerla —dice y se sube al auto junto a Evangeline.

—No seamos inoportunas, regresemos a la habitación —dice la señora Donovan, la sigo. Afortunadamente por el alboroto que hay y la gran cantidad de sirvientes no han permitido que la familia real me vea.

—¿Tienes idea de lo que pasa?

—Mira —dice la señora Donovan y me muestra su tableta.

Leo un titular: “Las desgracias para los Condes de Ederly no terminan, después de perder, hace unos días, a la madre del conde de Ederly a causa de cáncer terminal, ahora se descubre que está involucrado con los atentados, y es parte de los rebeldes que quieren desaparecer la monarquía. Ahora nos preguntamos ¿será mejor que se haya muerto la madre antes de descubrir que su hijo es un traidor?”

—Pobre Evangeline —digo.

Holder la estaba apoyando en esos momentos difíciles todo este tiempo, aunque eso no justifica que se haya acostado con ella, pero lo comprendía, apoyar a alguien que quieres, eso habla bien de él pero no es suficiente para perdonar que por Evangeline me haya dejado plantada.

∗⋅✧⋅∗ ━━━━━━ ∗⋅♛⋅∗ ━━━━━━ ∗⋅✧⋅∗

Holder no se aparece durante todo el día.

Cierro el libro que estoy leyendo, miro el techo de mi habitación, ¿aun estará con ella?

—Señorita Anwen, Su Alteza Holder ya está en el instituto, si quiere puede hablar con él —dice la señora Donovan cuando entra en la habitación.

—¿En serio?, ¿Dónde está? —me pongo de pie de golpe y me pongo mis pantuflas.

—Se dirigía a su residencia…

Casi tropiezo y salgo disparada.

—¡Espera, el esta…

No comprendo que dice al final de la frase, solo quiero verlo a él, saber que esta aquí y que no pasara la noche con Evangeline.

Corro lo más rápido que puedo, a pesar que mis pantuflas casi siempre me hacen tropezar. Casi a anochecido, el camino de postes encendidos me guía hacia su residencia.

Veo a lo lejos al frente de la residencia de Holder a una chica de pelo corto castaño cubierta con una chaqueta negra y junto a ella un chico castaño, son Holder y Evangeline. Ambos están abrazados.

No retrocedas, Anwen. Esto puede ser un malentendido, Evangeline pudo haberte mentido al decirte que se acostó con Holder, aquí no pasara nada. Sigue mirándolos y confirma que lo que dijo Evangeline es una mentira.

Todo se paraliza a mi alrededor mientras los observo, si hubiera un incendio no me importaría porque lo único que me importa es ellos.

Ambos se separan y siento como mi corazón vuelve a latir dichoso, pero Holder acaricia el rostro de Evangeline y la acerca a él, sus labios se hacen uno.

Las lágrimas comienzan a salir.

No retrocedas, Anwen. Ve y comprueba que Holder nunca te amara, ellos se aman y tu no puedes ser un impedimento para su felicidad. Desde el principio fuiste la que sobraba, desde el principio fuiste el estorbo para que ellos tengan su final feliz.

—Sean felices —susurro y me alejo lentamente llorando.

—Cada vez que te veo quiero cuidarte para toda la vida —susurra Andrew frente a mí.

—¿Llegaste recién? —me limpio las lágrimas.

Me abraza, no sé qué hacer, me quedo quieta.

—Soy libre, libre para intentarlo contigo, esta vez no dejare que te vayas.

Andrew toma mi rostro lentamente, recuerdo la misma escena de Holder y Evangeline, quizá las piezas se están colocando en el lugar que debieron estar desde el principio, quizá estar con Andrew es mi final feliz.