Princesa Juliana: El despertar de la heredera

Capítulo 13

―Simplemente, perfecto ―declara el joven al degustar la primera porción de su postre y observando la hora en su celular, agrega―: ¡Diablos, es tarde! Pero no importa, dejaré una propina acorde a tan excelsa obra de arte.

Dicho esto, utiliza la aplicación del restaurante de la academia para pagar la cuenta por medio de su celular y rompiendo la etiqueta, sujeta el exquisito tiramisú con sus manos y sale del sitio con total rapidez puesto que tiene una misión por cumplir.

Así, Josiah camina con pasos presurosos, pero en determinado punto sus pies se detienen ya que su mente llega a la conclusión de que no tiene la mínima idea de a dónde dirigirse. Y es que, ¿dónde puede encontrar a la princesa? El simple hecho de ubicarla es para él casi un imposible, más como efectuar esto es trascendental para su objetivo, no puede darse por vencido tan fácilmente.

Por tal motivo, el joven de cabellos rubios, pasea su vista por diversos lugares y trata de analizar por qué lugar iniciar. Sin embargo, sin obtener respuestas, termina viendo de nuevo su celular sólo para percatarse de que falta media hora para que Yerik presente su prueba que determinará si es seleccionado en el equipo de natación que representará a la academia en las competencias inter-escolares. En síntesis, está en aprietos.

En medio del proceso analítico de Josiah que está comenzando a inclinarse por regresar a los edificios académicos (pese a que como estudiantes están en su receso de las una de la tarde y puesto que no cree que ella se encuentre de compras o practicando algún deporte), él es interrumpido por un repentino embiste por detrás que si bien, no lo arroja al suelo, lo saca de balance y permite que su postre caiga en la losa.

Enfadado y soltando maldiciones en su mente, Grimaldi voltea para ver quién fue el causante de su desgracia y es ahí donde observa un ser que camina a cuatro patas, con una abundante y espesa capa de pelo de color rojo y blanco, que lo ignora y procede a comerse los restos del tiramisú.

―¡Boky! ―Exclama irritado al reconocer al Malamute de Alaska, pero éste continúa con lo suyo. Por lo cual, Josiah trata de hacer lo mismo y alejarse con el dolor de haber sufrido una gran pérdida, más al ver la correa del can y venir a él una idea, retrocede y se inclina despacio antes de poner una sonrisa―. Ven, Boky. Vamos, te llevaré de regreso con el director Redford.

Y el perro, comprendiendo las intenciones del joven, sale huyendo para conservar su tan preciada libertad que tanto le costó conseguir y que Josiah planea quitársela por el pensamiento de que si llega a atrapar al can y se lo lleva a su dueño, podría pedir como compensación, tener acceso a las cámaras de seguridad de la institución para en un abrir y cerrar de ojos, encontrar a la princesa.

De esta forma, Josiah corre tras Boky, esquivando a varias personas en el proceso. Mientras tanto piensa en lo difícil que el perro le está haciendo las cosas puesto que al parecer, no se rendirá. Sin embargo, tampoco es como que él se deje vencer. Por la tanto, continúa su juego de persecución, aun cuando el animal decide introducirse en un sitio difícil como lo es, uno de los jardines.

Tratando de no dañar la fauna del sitio, Grimaldi hace todo tipo de movimientos tras el sagaz Boky. Así, el joven lozano, esquiva unos cuantos arbustos, a algunos trabajadores ornamentales y a las herramientas que llevan consigo, así como a la vez, salta sobre unas flores de diferentes colores y formas, en tanto trata de sujetar la correa del can.

Cuando la carrera ha pasado los ciento cincuenta metros, Josiah mira la oportunidad perfecta de efectuar un ataque. Por lo tanto, previendo los movimientos del perro, se dirige hacia una fuente y ahí acelera el ritmo, se apoya sobre unos arbustos para impulsar su cuerpo hacia adelante y planeando tomar ventaja de un par de segundos que le ha sacado a Boky y la altura que ha tomado, vislumbra un árbol de manzanas y se dispone a arquear su espalda antes de patearlo para tomar impulso, ir de vuelta hacia atrás y atrapar al animal en tanto éste salta sobre el seto. No obstante, los planes de Grimaldi son lanzados a la basura, cuando en medio de su acrobacia, pierde el equilibrio y la concentración al vislumbrar a una joven que yace recostada en el tronco del árbol.

Por un instante, el muchacho cree que caerá sobre la joven a la que ama, más aunque el hallarla en el sitio lo ha perturbado demasiado y aún no se recupera de esto, logra hacer un esfuerzo para caer en un lugar y posición adecuada, al aterrizar al lado de ella y utilizar sus rodillas y tobillos para amortiguar el golpe.

―¡Princesa! Te estaba buscando ―expresa Josiah con alegría, dejando escapar al Malamute que se marcha moviendo su cola, en señal de alegría―. ¿Qué haces aquí?

Julia Byington, la soberana de la organización Juliana, traga grueso al ser encontrada en su lugar secreto, lo cual añade otra problemática a su vida.

¿Qué tan mala suerte puede tener? ¿Podría empeorar más? Ahora, ella ya no sólo debe lidiar con su situación con Erich, sino que Josiah se suma a provocarle otro malestar.

―Yo… ―Ella baja su mirada. No sabe qué contestar que sea aceptable―. Es que…

Por su parte, Grimaldi espera con expectación la respuesta que no llega. A él no parece importarle el largo tiempo que se está tomando Julia, pues su sonrisa no se opaca. Es más, ésta cobra mayor fuerza cuando una idea que a su parecer es disparatada, viene a su mente.




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