Princesa Juliana: El poder de la soberana

Capítulo 7

Hay un breve silencio en la llamada, uno por el cual Erich suelta un suspiro. Y es que, pese a que debería ser bueno una pequeña pausa en medio de su odisea, sabe que esto solo marca el reinicio de la segunda ronda de regaños, una que sin dudas, será más fuerte.

―Ri… ―Llama al joven su pequeña hermana, con ese apelativo cariñoso el cual siempre ha usado para él, desde que era una niña diminuta que Erich cargaba en brazos―. ¡Eres un idiota! ¿Cómo se te ocurre hacerle daño a mi cuñada?

―Viveka, por favor. ¿Cuántas veces tengo que decirlo? Nixie no es mi pareja y yo…

La boca del muchacho alemán se cierra. No porque él lo desee, sino debido a que quiere ahorrarse molestias. Al fin y al cabo, Viveka tiene la cabeza dura y su madre… Erich vuelve a soltar otro suspiro de cansancio.

Una batalla contra dos mujeres es imposible de mantener. En definitiva, quien quiera lanzarse a una guerra con un par de féminas, tiene todo listo para perder. Por lo que, sabiendo esto, Erich deja que la señora Leyna y su adorada Viveka de forma figurada, lo lancen al piso y lo pisoteen por haber sido un idiota con su “novia”.

¿Por qué Erich soporta las mil amonestaciones? ¿Qué es lo que le hace no mover un dedo para terminar todo al colgar el video llamado? Sencillo, porque reconoce que es tonto, que él mismo se metió en el problema y por ello, lo mínimo que puede hacer es soportar como un hombre el ataque de las mujeres. Después de todo, ¿quién lo envió a llamar a su madre para confesar su reciente problema con su alumna? Nadie de carne y hueso, quien lo hizo fue su molesta conciencia, ésa que no pensó tener ya, pero que al parecer ha renacido para martirizarlo desde hace una semana. Así que, el asunto que tiene entre manos es su culpa, la gran verborrea de regaños es porque la ha ido a buscar, puesto que, si no hubiese hecho algo tan estúpido como marcarle a su madre, ni Leyna o Viveka se hubieran enterado de su mal proceder con Julia.

―Lo entendí, ¿de acuerdo? ―dice cansado―. Debí cerrar la boca y no decir nada.

―Por supuesto ―secunda su madre, alborotándose el cabello rubio―. Bebé, siempre eres callado y… No exagerando porque te conozco, tú piensas las cosas mil veces antes de decirlas. ¿Por qué no pudiste cerrar tu boquita con mi nuera?

―¿Porque soy idiota?

―Mamá, parece que Ri lo está entendiendo.

La risa de Viveka es lo peor para Erich. Aunque, sin poder hacer nada para contradecirla, pues lo dicho no dista de ser verdad, simplemente se acomoda en el asiento de su oficina mientras piensa en que en esta ocasión, sí que ha hecho una idiotez monumental.

¿Por qué no guardó silencio? ¿Por qué no puso freno a sus emociones? Él lo sabe a la perfección, reconoce que más que ira fue pánico. ¿A qué? Al terreno peligroso, a la casi mina que Julia pisó al empezar con su interrogatorio respecto a su relación con Antje. Por lo que, su reacción era hasta cierto punto esperada. Así, ella no debió preguntar, pero Erich tampoco tendría que haberse comportado de forma tan hiriente y mucho menos, haberla dañado con alevosía porque, ¿no fue lo último para verla llorar?

Al reconocer lo anterior, Erich se remueve con cierta incomodidad y agradece que a pesar de todo, haya tenido cierto nivel de cautela al exponerle a su madre su dilema con Julia porque, ¿no estarían ella y también Viveka más enojadas de haberles dicho que no fue solo un asunto tonto como una mala respuesta llena de enfado, tan propia de él hacia la que ellas consideran su novia? Sí, en verdad estarían furiosas y apostaría, que tomarían el primer viaje de Alemania a Estados Unidos para darle su sermón correccional cara a cara. Por tal razón, comprende en que hizo bien disminuyendo los hechos, pero es una lástima, que eso no le quite la culpabilidad de encima.

¿Tenía que ser brusco? No. ¿Tenía que ser tan antipático? No y menos, cuando ella plantó cara por él con Antje y todo el consejo. Así, su actitud es vista como ruin cuando la chica que bautizó como Nixie solo ha sido buena con su persona porque, ¿cómo llamarle a eso de que a pesar de lo sucedido aún no lo haya destituido de su puesto y se preocupe aún por su bienestar y el de los suyos? Y es que, Erich no puede olvidar el mensaje que le envió horas después de dejarla en su casa, ese que ahora repasa en su mente, el cual decía: “Contrata personal de protección para ti y tu familia. No importa el precio, quiero que sean los mejores. Yo lo pagaré. No deseo que estén sin custodia. Hazlo pronto”.

―Soy un idiota ―dice esta vez con sinceridad.

―Eso es, Ri. El primer paso para cambiar, es admitir el problema.

Sí, pueda ser que Viveka, en medio de su burla, tenga razón ya que el problema no está en Julia sino en él. Esto, porque la doceava es dulce, quizás aún sea un poco despistada, algo entrometida y un tanto fastidiosa cuando empieza con su verborrea, pero en general, es agradable estar con ella. Erich, en cambio… ¡Qué personalidad más de porquería! Y lo peor, es que no puede echarle la culpa por completo de su problema, a quién le fastidió la existencia porque si tal vez, hubiese tomado la terapia que debía…

Erich detiene sus pensamientos. Lleva una mano a su hombro para notar el estrés ahí acumulado y luego, toma su resolución porque, ¿qué importa si Julia está enojada con él? Razones para ello las tiene y no la culpa, pero Erich no puede pasar más tiempo tratando de ignorarla, de rehuir de ella y, sobre todo, viviendo con el hecho de estar siendo dejado de lado. Esto, porque lo sabe, que la doceava está mostrando parte de su enfado, relegándolo, haciendo cosas por su cuenta sin su autorización, como su acción de pedir disculpas al consejo por lo sucedido con Antje y, solo él sabe que esto lo pone a hervir, porque lo que debió de enviarles era una carta de amenaza y una justificación de actos. Con todo, sí, hay algo que debe hacer y de volver a repetir su error, aunque le moleste, le tomará la palabra a la doctora Metzler.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.