Princesa Juliana: El poder de la soberana

Capítulo 8

La sonrisa de la muchacha se ensancha más al observar el blanco a la distancia y sin poder evitarlo, voltea hacia el lugar donde se encuentran su madre y su hermana, observándola.

―¿Lo vieron? ―Pregunta feliz, señalando el sitio a más de quince metros de distancia―. Fueron dos aciertos de cinco disparos, pero voy por buen camino, ¿no?

Caroline sonríe y se acerca para acariciar los cabellos de su hija mayor.

―Lo hiciste bien, mi amor, pero…

―Tienes que hacer los cinco, Julia ―anuncia Anne caminando hacia su hermana―. Además, te falta mucho. Apenas has acertado a un objetivo fijo y en combate, deberás acertar a aquellos en movimientos y eso, es mucho más difícil.

La doceava hace un pequeño mohín, provocando que Anne suspire. Y es que, aunque su hermana es mayor y se supone que está recibiendo entrenamiento especializado, aún es torpe y tonta para algunas cosas. Ella en cambio… Bueno, la castaña de ojos negros, es una novata, pero lo que ha mencionado, ha sido de peso por ser parte, no solo de una verdad que nadie podría negar por ser de conocimiento básico para cualquier con un poco de lógica, sino porque la misma experiencia se lo ha enseñado.

¿Acaso Anne sabe de armas de fuego? ¿Será probable que ella esté aprendiendo a usar una? Así es. En efecto, es una aprendiz, pero a la par de su hermana, lleva una diminuta ventaja, pues hace poco dejó los blancos estáticos, para probar los en movimiento y, a decir verdad, aunque ha sido duro, no le ha ido nada mal. Quizás, como mencionó su maestro, tenga talento innato y, no sería raro. Después de todo, su madre es una reina de las pistolas. Pero a todo esto, ¿los señores Byington saben de las prácticas de su hija? No, no tienen la mínima idea de que las horas invertidas por su adolescente retoño en clases extra curriculares de fotografía, no son empleadas para este fin, sino en un campo de tiro al blanco, en clases de manejo de armas, para preparar a la muchacha en un arte que es casi generacional.

¿Cómo es posible que Grayson y Caroline sean ignorantes de lo anterior? Ni la propia Anne entiende por completo cómo ha maniobrado con sus progenitores para mantenerlos a la distancia, pero lo cierto es que se ha escapado cuando su padre o los guardias de Julia la llevan al estudio de arte para ir a su verdadera asignatura. Y, en cuanto a lo demás, lo que respecta a cómo es que toma clases las cuales no deberían ser permitidas para un menor de edad, pues… Esto ha sido una odisea, pero una grandiosamente planeada. Así, la adolescente ha tomado el dinero destinado al pago del curso de fotografía y un extra que Julia ha empezado a brindarle con motivo de realizar gastos extras, para que tanto ella como Adrián se den uno que otro capricho de forma ocasional, con el objetivo de sufragar los costos súper elevados de sus clases, cuya razón de tener un precio más alto de lo normal, es por todo el asunto de su corta edad y la falta de la autorización de sus padres.

¿No está mal que existan personas que hagan todo por un tanto más de dinero? Sí, pero como a Anne le conviene, solo opta por ignorar el punto y seguir con su plan. Al fin y al cabo, si está haciendo esto, si engaña a sus padres e incluso les roba, es para protegerlos a ellos y a Julia. Así que, en parte es justificable, pues nunca más dejará que alguien vuelva a dañar a su familia, como sucedió en aquel atentado que sufrió su hermana, el cual ya se ve casi lejano.

―Tres de cinco ―anuncia la pelinegra sonriente, tras otra ronda más de disparos―, pronto lo lograré.

―Claro que sí, cariño, pero continúa con la práctica.

Julia hace tal y como se le indica. Sigue apuntando, disparando y recargando su arma, sin poder creer todavía que para mejorar, solo necesitaba un poco de ayuda personalizada, un tanto de indicaciones extras para comprender la postura correcta para ella y la forma de mantenerse inalterable a pesar de los bruscos movimientos de los disparos. Aunque, quizás el motivo verdadero de su progreso, se deba a que tiene menos cosas por las que preocuparse como, por ejemplo, su relación con su maestro.

―Cuando lo logre, ¿me enseñarás una técnica familiar, mamá?

Las miradas de Anne y Caroline se posan en Julia de inmediato. La de la primera, porque de ser posible eso, sería una gran oportunidad para ella, pues de nuevo usaría la excusa de que quiere pasar más tiempo con su hermana, que desea verla las pocas horas que pasa en casa, para presentarse a la sesión de entrenamiento con su madre. Por otro parte, la mujer mayor se fija en la doceava, porque aquello en verdad la sorprende.

―Julia, ¿quieres aprender una técnica generacional?

―Bueno… Se podría decir que tengo curiosidad por ver una. Aunque, en realidad, es por la tarea de Erich. Él dijo que debemos aprender una de nuestra familia.

―¿En serio? ―La muchacha asiente mientras dispara de nuevo, dando en el blanco―. Es que, siendo así, no puedo enseñarte ninguna.

Anne y Julia levantan su mirada oscura al instante y la posan sobre su progenitora con cierta ansiedad.

―¿Por qué? ¿Crees que no podría? Porque, no soy buena con las pistolas, pero…

―No, ¿cómo se te ocurre, cariño? ―Dice Caroline negando con vehemencia, inclusive levantando sus manos para no ser malinterpretada por su hija―. No es eso. Yo estaría feliz de enseñarte al menos una de las técnicas que han pasado de padres a hijos, una que mi padre me enseñó y que él aprendió de su madre. Pero… Tú tienes una espada. Se supone que aparte de que deberías de usarla por ser el contenedor de Juliana, pues… Es que llevas adelantadas las clases de esgrima y… Los agentes solo tienden a usar un arma. No sé si me explico, pero en mi familia, solo hay técnicas de poder psíquico con armas de fuego, no de arma blanca.




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