Princesa Juliana: La maldición de la corona

Capítulo 3

La señorita Carroll observa a Caroline, respira profundo para mantener la calma y mira a su alrededor para distinguir una morada tan pequeña, que apenas puede creer que una persona pueda vivir ahí; una casa de color celeste cuya pintura corroída, termina de demostrarle a la mujer la precariedad económica de los Byington, la cual también puede ser fácilmente determinada, por el sitio donde está ubicada la vivienda, en un barrio que da la impresión de estar atestado de delincuentes por el grafiti en las paredes que tienen pintadas la mayoría de las casas de las zonas. Y, respecto a esto, aunque el análisis que los ojos de Nicole pueden hacer del sitio quizás sea bastante superficial, al final no se puede culpar a la joven pues es algo que cualquiera supone al ver tal estado de gravidez. No obstante, la verdad es otra; el sector que visita, es un lugar donde habitan personas pobres, las cuales no han tenido el dinero suficiente para comprar pintura y quitar las marcas que dejaron los bandidos que hace un par de años vivieron allí.

―¡Tenías que ser tú! No te quedes callada ―demanda la joven madre deteniendo el pensar de la evaluadora―. ¡Contéstame!

―Ella está bien ―declara Nicole con despreocupación, ignorando el tono elevado de la voz de su interlocutora―. La princesa Juliana está…

Sin controlarse, Caroline sujeta a la señorita del cuello de la camisa; su angustia y enojo se reflejan en su rostro.

―¡Ella no es la princesa Juliana! ―Grita con lágrimas en sus ojos―. Ella solo es una niña que debe de tener miedo por no estar con sus padres. ¿Qué le hiciste? Cuando llegué al colegio, la oficina donde tenías a mi hija estaba destruida, la explicación de lo que había sucedido no fue nada convincente. ¿Dónde tienes a Julia? ¿Qué le hiciste? Espero que la sangre que encontré no sea de ella porque si lo fue, te juro que…

Por un momento, Grayson siente que su corazón se paraliza al escuchar el último comentario de su esposa.

―¡Tú no eres nadie para amenazarme! Quita sus sucias manos de mí, traidora ―indica Nicole perdiendo la compostura mientras quita las manos de Caroline del cuello de su camisa―. Yo no le he hecho nada a tu hija. Al contrario, ella fue quien lastimó a mi equipo.

―¿Cómo te atreves a decir eso? ¡Mi hija es incapaz de hacerle daño a alguien! ¡Es una niña!

―Ella no es una niña normal. Sabes perfectamente que ella es el contenedor de la princesa Juliana ―explica y rectifica a la otra mujer―. Tu hija lastimó a mi equipo y casi mata a uno de mis compañeros, sino hubiese sido porque tenía un miembro de la tercera familia conmigo, ese acto se hubiera convertido en el primer asesinato de tu hija.

―¡Cállate! Eres una…

Grayson sujeta del brazo a Caroline, justo antes de que abofetee a Nicole. Es la primera vez que se interpone entre las dos mujeres; aunque parezca insensible de su parte, el que los individuos que raptaron a su hija fueran lastimados para él, está en segundo plano, lo primero es saber el estado de su niña.

―Caroline, cálmate. No sirve de nada hacer esto. ―Suelta la mano de su esposa y observa fijamente con sus ojos negros a la otra mujer―. Nicole, sé que nosotros no somos tus personas favoritas en el mundo, pero por favor, afírmanos que nuestra hija está bien e indícanos dónde se encuentra.

Nicole observa a la pareja fijamente por un breve instante. No puede negarse a contestar sus preguntas porque después de todo, está ahí para llevar a Caroline junto a la princesa y conociéndola a la perfección, sabe que ella no se moverá sin que alguien esclarezca sus dudas.

―Te lo diré, pero solo porque uno de ustedes lo ha preguntado sin agredirme ―miente en esto último y empieza a exponer―: Encontramos a su hija y nos enteramos de que ella es la elegida de la princesa Juliana. Hubo un pequeño inconveniente y ella liberó parte de su poder. Nos hirió, pero la peor parte fue para uno de mis compañeros pues fue gravemente herido. Esa es la razón por la que Caroline encontró sangre. No es de su hija, así que pueden estar tranquilos. Con respecto a su otra pregunta, la niña está en manos de la séptima familia y Padre me ha enviado porque está cansado de oírla llorar y espera que Caroline la tranquilice.

―Sabía que estaría bien ―dice Grayson mientras abraza a su esposa que solloza, dejando a un lado el hecho de que él no podrá ver a la niña―. Ellos no se atreverían a hacerle algo malo.

―¡Por supuesto que no! Si le hiciera daño, me asesinarían ―declara sintiéndose ofendida―. Además, por muy molesta que me encuentre porque la princesa Juliana tomara como contenedor a la hija de una traidora que decidió abandonar la séptima familia y renunciar a todo por un hombre, no significa que voy a dañarla. A diferencia de Caroline, yo sí tomé el compromiso de servirle a la princesa con mi vida.

―¡Eres una insensible! ¡Yo nunca quise dejar mi hogar! ―La madre se acerca nuevamente a Nicole para tomarla del cuello de la camisa, pero su esposo la detiene―. La única razón por la que lo hice fue porque me enamoré y porque las estúpidas reglas dicen que no podemos comprometernos con personas que no pertenezcan a las familias protectoras, sino fuera por esa condición… Pero, no me arrepiento de nada. Hasta hace poco era feliz con mi familia. Nunca pensé que Juliana tomaría a mi hija y que ustedes me la arrebatarían.




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