Princesa Juliana: La maldición de la corona

Capítulo 19

―Necesito que busques información acerca de la hoja de vida de una persona ―indica a la persona al otro lado de la línea.

―Hola Niki, es un placer servirte ―dice una voz gruesa masculina.

―También me gustaría que lo siguieras por unos días y me mantengas informada acerca de sus movimientos ―menciona sin perder tiempo, haciendo caso omiso al saludo―. Su nombre es Dan Gasser, es miembro de la sexta familia, de la primera rama y…

―¿Quieres que investigue a un miembro de la sexta familia? ―Indica el hombre sorprendido―. Me estás pidiendo algo demasiado peligroso.

No contesta, ella se queda en silencio mientras sigue utilizando su percepción de poder psíquico para cerciorarse de que no se encuentre nadie cerca de la habitación. Después de todo, no puede confiarse, aunque haya colocado el seguro de la puerta del cuarto y del baño.

―Los archivos de los agentes de esa familia son confidenciales ―explica el sujeto―. Además, entrar en la base de datos de la sexta casta es difícil y, si esto aún no fuera poco, corro el peligro de que me sorprendan in fraganti y sea acusado de un sinnúmero de delitos.

―No lo digas como si tuvieras miedo, cuando solo es un juego de niños para ti ―asegura Nicole―. No te preocupes, te pagaré unos honorarios excelentes.

―Perfecto, pero si me atrapan, diré el nombre de la persona que me contrató.

―No tengo problema con eso ―responde ella con convicción.

―Eres idéntica a tu padre ―destaca él entre risas―. Eres una temeraria.

―Bien ―dice fría―, te llamaré en una semana para que me des la información.

―¿En una semana? Espera…

Sin más que añadir, Nicole termina la llamada telefónica y se apresura a quitar el chip del celular para luego desecharlo en el inodoro. El aparato lo tira en el basurero y se dispone a salir del baño.

Una vez en la habitación, se sienta en la cama y termina de vestirse al colocarse sus botas negras de gamuza que Leonti fue a traer a la mansión de la séptima familia hace unas horas junto a ropa limpia. Posterior, baja por las escaleras y llega a la cocina justo a tiempo para tomar el desayuno con la familia Byington. De inmediato, toma asiento al lado de su pequeña alumna, la cual le brinda una cálida sonrisa.

Caroline termina de preparar el desayuno y empieza a servir unos deliciosos hotcakes junto a un jugo de naranja; antes de que la joven madre termine con su tarea, Leonti se presenta con unos papeles.

―Lamento la interrupción. ―Se disculpa y camina hacia la señorita Carroll para entregarle los documentos―. Estos son los informes para el consejo acerca de lo sucedido el día de ayer. Sé que es tu obligación hacerlos, pero me permití ayudarte.

La joven maestra asiente y con un gesto, le indica que debe colocar los papeles en un pequeño estante. Góluveb obedece y se dispone a salir, pero es detenido por la madre de Julia.

―Leonti, por favor, acompáñanos a la mesa. ―Ella realiza la invitación con una sonrisa en tanto se acerca a Nicole para colocar su plato y susurrarle―: ¿Por qué eres tan fría con tu novio?

Debido a su pregunta, Nicole le dedica una mirada de enojo y Caroline se ríe divertida mientras los demás las observan extrañados. El joven Leonti que se sienta frente a Nicole es el más sorprendido, ya que no había sido espectador de ese tipo de actos nunca antes.

Al instante, luego de que la señora Byington termina de servir, los cinco personajes inician su desayuno en silencio. La primera en romper el mutismo es Julia quien, al parecer, se encuentra más sonriente que de costumbre.

―¿Podría contarme un cuento a la hora de mi siesta, Leonti?

―Por supuesto, su majestad. ―Acepta sonriente―. ¿Quiere que continúe con el mismo de anoche?

―¿El mismo de anoche? ―Pregunta Nicole al no comprender sus palabras.

―Anoche le pedí a Leonti que me contara un cuento propio de su país ―revela la niña contenta, pero poco después, cambia su semblante, arrugando el entrecejo y haciendo un puchero mientras observa al hombre―. Ya le dije que no me llame así, dígame Julia.

El joven ruso acepta y Nicole lo mira molesta. Para ella, es completamente incorrecto que Julia lo trate con tal familiaridad, cuando inclusive, aún a ella la llama señorita Carroll. Por otra parte, Caroline percibe de inmediato la reacción de su amiga, sonriendo en el acto.

―No creo que debas ponerte celosa por eso, Nicole. Después de todo, has pasado a ser…

―¿No le gusta que llame a Leonti por su nombre, tía Nicole?

La mencionada, empieza a asfixiarse con el jugo de naranja. Tanto Grayson como Leonti, se levantan asustados a buscar un vaso con agua mientras Caroline ríe ante la acción de su amiga.

―¿Tía Nicole? ―Pregunta la mujer apenas recuperándose.

―Sí, usted es mi tía ―expone la niña con una sonrisa―. Mi mami dijo que podía llamarla de esa forma.

―Caroline, ¿qué le estás diciendo a Julia? ―Indica molesta―. Ella solo es mi alumna, nada más.




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