―Señor, apresúrese, por favor ―dice Julia mientras corre en el patio y se sienta en una manta de color morado―. Quiero mis juguetes aquí.
Lauper camina hacia el lugar indicado por la niña. Con todo, avanza lento pues en sus manos carga una montaña de juguetes de todo tipo de tamaños, formas y colores.
Desde la puerta trasera de la casa, observando la situación, están Leonti y Nicole. Esta última sostiene la caja con el obsequio para su alumna ya que el día anterior, no pudo entregárselo porque llegó tarde de su cita con el investigador y luego, conversó con sus compañeros acerca de los movimientos a realizar para proteger a la pequeña niña de cabello liso y negro de cualquier mal. Así, el tiempo se fue deprisa y cuando subió para entregar la dádiva, Julia estaba dormida.
La señorita Carroll camina a la par del joven Góluveb y se acerca a su alumna que la observa con un gran brillo en sus orbes negros. Julia le sonríe y levanta sus manitos.
―Este es tu regalo, lamento la tardanza ―se disculpa entregando la caja roja.
Como cualquier niño de su edad, Julia no pierde tiempo y con rapidez abre la caja, saca el regalo, el cual no es otro que un peluche de felpa. Éste, se trata de una bella conejita que es blanca casi en su totalidad, pues la excepción son las largas orejas cafés que se extienden hacia abajo y su redonda nariz rosa que la hace ver tierna a la vista de cualquiera. Un vestido amarillo cubre su afelpado cuerpo y este tono, es resaltado por un lazo rosáceo con naranja que adorna su cuello.
Al distinguir la belleza de su nuevo juguete que ha tomado un lugar privilegiado sobre los demás, Julia lo abraza contra sí con total felicidad, sintiendo en el acto, como si estuviera abrazando una nube por lo suave del objeto.
―Tía Nicole, muchas gracias. ―Agradece abrazando a la joven―. Prometo que la cuidaré mucho, será mi favorita.
Julia abraza de nuevo su juguete mientras se mueve de un lado a otro. Luego, se dispone a jugar con los demás muñecos. La señorita Carroll sonríe y se gira para ver a sus compañeros. Góluveb le devuelve la sonrisa, pero John observa extrañado a su capitana, pues no se percataba de que la relación con la niña había llegado a ser tan estrecha.
Los tres agentes se sientan cerca del lugar en que Julia se divierte. Leonti y John se unen para jugar con la pequeña, pero la diferencia entre ambos se nota con rapidez. De modo que, pronto es obvio, como para el primero de los mencionados la tarea le es sencilla, pues se muestra un poco más interactivo en la tarea. Lauper, en cambio, lucha en verdad, pues no está acostumbrado a jugar con niños.
Por su parte, Nicole se limita a observar y respirar un poco de aire fresco. Después de varias semanas, es la primera vez que puede relajarse ya que extrañamente Dan no se ha aparecido a trabajar. Así, la ausencia del hombre hace que la atmósfera esté más tranquila por lo cual, ella se siente aliviada de descansar de la estúpida y sarcástica sonrisa de Gasser. Pero, no solo de esto, sino de un agotador entrenamiento que ha sido igual de cansado tanto para su persona como para Julia. Aunque, sobre todo para su alumna que hoy, después de un gran esfuerzo, merece pasar el día de lo más normal posible, sin presiones que le produzcan molestias.
La señorita Carroll suspira. Pensando en lo último, sus ojos azules empiezan a pasearse por el paisaje a su alrededor, el cual parece tan plácido que cualquiera dudaría que un enfrentamiento ahí hubiese existido. Tal parece, para su fortuna, que los agentes que trabajaron para reconstruir la escena, lo hicieron excelente para contar con un tiempo récord de tan solo una noche. Aunque, más espléndido aún, es el que Julia no se haya percatado de la ausencia del gran árbol del patio de su casa debido a lo despistada que puede ser en ocasiones.
Nicole se masajea las sienes. Por el momento, el despiste de Julia es una ventaja, aunque sabe que, en el futuro, podría representar un problema para la pequeña.
―Cuando Anne regrese del trabajo de mamá, jugaremos con mi conejita ―expresa sonriente Julia, despejando el pensamiento de Nicole.
Es bueno, casi un alivio que, en este momento, lo principal para la niña sea disfrutar de su niñez. ¿Qué mejor para ella? Jugar con su hermana menor debe seguir siendo, al menos por un buen tiempo más, su mejor y mayor tarea, además de su única preocupación. Respecto a esto, Nicole no puede dejar de pensar en lo pequeña que es su alumna, en los pormenores casi dulces con los que tiene que lidiar. El más reciente, fue el de su tristeza debido a que su hermana tenía que irse al trabajo con su mamá y ella tenía que quedarse junto a la señorita Carroll y los dos hombres, sin su adorada Anne. No obstante, lo gracioso y tierno, fue que, tras un par de conversaciones, por fin comprendió en su mente infantil que el único trabajo de los agentes es protegerla a ella y que su hermanita también es cuidada, pero por unas personas especiales de la empresa en la que trabaja su madre y que, además, no se aburrirá porque está junto a otros niños de su edad, que son hijos de los compañeros de trabajo de Caroline.
―Es hora de la merienda ―señala Góluveb de repente, mirando su reloj, sacando a Nicole de sus pensamientos.
―Pero Leonti, yo quiero seguir jugando ―protesta la niña haciendo pucheros.
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Editado: 22.09.2022