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Antes de poder llamar a Stephene, me quedé mirando unos segundos el panorama oscuro que mostraba mi sueño, parece ser de noche pero estoy segura que en ninguno de los otros reencuentros que he tenido con la hermana de Xavier, he podido diferenciar la noche con el día, ya que el cielo solo se torna oscuro cuando sucede algo, mientras solo suele ser despejado.
—Es hora, mañana tendrás que buscar ese diario. —Ella apareció detrás de mí.
— ¿Mañana? Pero si no tengo ni un plan. —Le expliqué.
—No nos queda tiempo. Con o sin plan lo debes de hacer. —Dijo.
—Como no eres tú la que estará en riesgo. —Le contradije.
—No es tiempo de pelear. Te enseñaré la clave de la llave, solo así podrás entrar usando una horquilla. —Mencionó.
—Bien, enséñame…
Me enseño un par de giros, los tres primeros a la izquierda, uno a la derecha, de vuelta a la izquierda y un par de veces a la derecha.
—No te tardes en buscarlo, sino ella te podrá encontrar. Saldrá de su habitación a las nueve, tú tendrás que estar ahí tipo diez, esperaremos una hora por cualquier cosa. —Asentí a su indicación.
— ¿Segura que tardará en llegar?—le pregunté.
—Sí, con eso no te preocupes. Pero aun así, no te fíes de mis palabras ¿ok?—Suspiré.
—Ok.
—Es momento, tenemos que descubrir quién es realmente Avery y que es lo que planea contra ti y la competencia. —Se despidió antes de ver todo borroso y empezar a despertarme.
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— ¿En serio no quieres salir a dar un paseo?—Negué.
—Estaré bien, no te preocupes por mí. —Suspiró.
—Esa es la parte que me preocupa, cuando quieres que te dejé sola es porque planeas algo. —Reí.
—Confía en mí, además no quiero dar problemas. —Rodó los ojos.
—Está bien, nos vemos luego. Si necesitas algo, solo llámame ¿ok?—Le hice un gesto de aprobación.
Neil se marchó de mi habitación para yo quedarme sola y contemplar la bonita habitación del hotel en donde nos estábamos quedado. Debo de comenzar con el plan y más porque Avery se había marchado hace una hora y Stephene mencionó que no volvería pronto.
Su habitación se encontraba al otro lado de la mía, agradecía que la de ambas no estuviera cerca sino estaba hecho que tendríamos muchos más conflictos de lo que ya se han creado en ambas.
Abro la puerta y observó si no hay nadie caminando por el pasillo, con cuidado cierro la puerta y pronto comienzo a dirigirme a la habitación de Avery, no tardó mucho en llegar ya que la diferencia se encuentra en que ella está un nivel menos que el mío de la habitación. De mi cabello saco una horquilla y la ajusto en el agujero donde se entra la llave de la puerta. Con unos giros que me mostró Stephene en el sueño, empiezo a girar la horquilla de un lado hacia el otro hasta que el clic de la puerta de escuchó en mis oídos y pronto la puerta se abrió.
Cuando entre a su habitación, me sentí insegura si seguir en ese lugar o no. Realmente no tengo un plan de dónde encontrar ese diario o de por lo menos buscar el lugar indicado para huir si ella me encontraba. Estaba en lugar peligroso con la persona equivocada, si Avery fue capaz de envenenarme, no sabía si encontrar su diario al final me ocasionará la muerte; me preocupaba la idea de no encontrar ese pequeño cuaderno del cual ya conocía un poco su contenido.
Miré por toda la habitación y registré aquellos lugares en donde podía esconder ella el diario, la habitación no era tan amplia así que no costaría en buscar en el ropero, en la cama y en las gavetas de algunos muebles como las mesitas de noche.
Primero busqué en el ropero pero mi sorpresa fue que cuando abrí la puerta, no encontré nada dentro, ni siquiera la ropa de Avery, eso hizo que quedará atónita al preguntarme porque no había dejado su ropa, colgada dentro de espacioso ropero, además estaba seguro que aún no nos vamos del hotel.
Como fue el primer lugar que supuse que encontraría algo, al final ignore la idea de que aquel mueble de madera podía tener una puerta o una abertura secreta donde ella podía guardar el diario, tuve que cerrar la puerta y correr hasta la cama, donde además de tirar las almohadas y desordenar todas las sábanas para ver si debajo del colchón se encontraba el diario, no encontré en realidad lo que quería, solo termine por encontrar un par de recibos de cuentas vencidas de otras personas y de una par de chicles pegados debajo de la madera de la cama, gruñí de fastidio, al ver que tampoco no había nada por lo bajo, quizás solo los zapatos de Avery y un poco de polvo y telarañas.