Me levanté de la cama casi aún soñolienta y con los ojos un poco cerrados aún por el sol que comenzaba a entrar por la ventana; antes de poder reaccionar a lo que me espera por la mañana, sentí como en mi ojo pasaba un objeto un poco duro que casi termino por raspar mi parpado, antes de poder quejarme del dolor, observé que en mi mano se encontraba la sortija de compromiso que Xavier me dio la noche anterior, casi de nuevo se me salen las lágrimas de emoción al recordar la manera en cómo me lo había pedido, las palabras que fueron saliendo de su boca y más el momento en que deslizó la sortija en mi dedo anular.
Todo había sido tan especial y maravilloso que por primera vez creí en no haber dudado en una decisión muy grande. No es que ya tenía la idea que esto llegaría a pasar pero hace tiempo me había planteado que podría llegar ese momento. Me parecía totalmente fuera de lo normal todo porque sabía que esto no sería una simple boda.
Desde luego, comenzaré a imaginarme como llegará a ser todo este evento. Sé que muchos querrán ayudarme en esto y aunque mayormente yo quiero que todo sea a mí manera, lo único que no permitiré que toquen será mi vestido de bodas; los arreglos y lo demás, pueden consultármelo junto con Xavier y los invitados, creería que al final mi futuro esposo es quien se encargará de eso.
Mi futuro esposo… Wow… al decirlo en mi mente es algo muy sorprendente por la sencilla razón que no me imagine en algún momento en casarme tan pronto y no solo eso, sino que ser la esposa del príncipe de Nueva Erlanwood; es algo que aún no lo llegó a asimilar rápido pero al pensar que Xavier siempre estará conmigo, todos aquellos nervios desaparecen de mí, un instante.
— ¿Está despierta?—me preguntó Ashley al entrar a mi habitación.
—Sí. Buenos días. —Dije escondiendo rápido la sortija dentro de las sábanas.
Algo de lo que sí hemos llegado a acordar con Xavier, es aún no mencionar sobre nuestro compromiso, no queremos tomarnos las cosas a la ligera y por supuesto, no queremos que a partir de ahora estemos rodeados de camarógrafos y entrevistadores de todo tipo quienes querrán saber sobre todo lo que se debe hacer en nuestra boda.
—Se le ve diferente, señorita Leaky—elevé mi rostro hacía Ashley.
— ¿En serio?—dije dudosa.
—Sí, tiene un destello en su mirada como si confirmará que algo muy bueno le acaba de suceder—por lo visto, mis ojos no daban crédito a mi felicidad.
— ¿Es muy notorio?—le pregunté.
—Quizás para una mujer, sí. —Empezó a limpiar el tocador con un pequeño franela celeste.
No es de menos que me sienta complacida de saber que Xavier me eligió a mí, sin haberse arrepentido; de todas maneras, debo de acostumbrarme a mi emoción que no se acabará aún a pesar que él y yo, ya estemos casados.
Se escucharon tres golpes suaves y seguidos en la puerta de mi habitación; así que pronto Ashley se acercó a la puerta hasta dejar pasar a mi tutor quien parecía querer escuchar lo que pasó ayer por la noche.
Por un lado quería que la sorpresa del compromiso entre Xavier y yo fuera un secreto, pero tratándose de Neil, sé que si no soy yo quien le dice la verdad a él, Xavier al final le dirá así que quiero ser yo quien vea su expresión de emoción al saber que su mejor amigo me pidió matrimonio de una manera tan hermosa e inimaginable que una mujer pudo haber llegado a pensar.
—Buenos días Ashley—saludo Neil a mi mucama.
—Buenos días, señor Taggart—Ashley retomó una reverencia.
—Señorita Leaky, buenos días—se dirigió a mí, Neil de una forma muy cortés.
—Señor Taggart, buenos días—le seguí el juego.
Pude ver como con sus ojos me señalaban a Ashley, al parecer mi percepción se hizo realidad así que sin que mi mejor amigo me lo dijera con palabras, sabía a lo que me quería decir.
—Ashley, crees que puedes traerme el desayuno—ella dejó lo que estaba haciendo para asentir y marcharse.
Cuando Neil y yo, nos quedamos solos, me levanté de la cama y le hice una señal para que me esperará, tuve que entrar al baño y mojar mi rostro para poder quitarme el sueño, desde luego, me cepille los dientes y me arreglé el cabello ya que lo tenía un poco enredado.
— ¡Cuéntame! ¿Sucedió algo ayer?
A veces me preguntaba si realmente, Neil, no fue parte del plan para ayudar a Xavier a pedirme matrimonio; quizás pueda ser que esta vez Xavier haya querido hacer las cosas por su propia cuenta, ya que con solo ver el entusiasmo de Neil, me hace pensar diferente y saber que en realidad, no tiene idea de lo que ha sucedido.