Princesa por Elección (libro #3)

Capítulo 20

Doy un gemido de dolor al sentir como mi cabeza da muchas vueltas y mi cuerpo apenas puede llegar a sostenerse. Antes de poder tocarme los ojos para mirar con más claridad, escucho un tintineo cercano y pronto descubro como mis muñecas sostienen algo pesado, con la poca luz del lugar, me doy cuenta como alrededor de ellas, tengo unas cadenas gruesas y plateadas, con asombro me pregunto cómo es que las llevó puestas y no solo eso, intento la manera en como quitármelas.

Primero intento sacar mi mano del pequeño hueco de distancia que me queda pero parece ser inútil, el segundo intento es retorcer mi mano a los lados para ver si puede salir poco a poco pero tampoco funciona; ya con el tercer intento, veo la manera en como quitar la conexión de ambas cadenas para liberar mi mano pero ninguno de mis intentos sirve al final.

Antes de poder gritar auxilio, observó como las luces empiezan a aclararse de una manera más rápida, provocando que mis ojos se achinen al no poder contemplar por mucho tiempo la luz blanca de varios focos que se encuentran encima de mí; tuve que cerrar varios segundos los ojos y parpadear rápido ante la reacción de ardor que provoca mirar la luz.

—Tardaste mucho en abrir esos ojos.

Gruñí al ver a Lucas en frente de mí con una sonrisa en sus labios, ni siquiera pude moverme con agilidad porque descubrí que también mis pies están encadenados, lo peor de ello, es que al tener una luz mucho más clara, me di cuenta que no llevaba puesto el vestido de la última vez, sino que hoy llevo conmigo unos jeans negros, una camiseta blanca y unas zapatillas deportivas.

—Tuvimos que hacerte un cambio de vestuario, espero que no te moleste—siguió hablando.

— ¿Dónde estoy?—miré a mis lados.

Observé como me encuentro en lo que parece ser una bodega, ya que al ver varios instrumentos de construcción, madera, láminas, etc., hizo que eso fuera lo primero que llegará a mi cabeza; apenas alrededor de las paredes se encuentran unas pequeñas ventanas que dejaban ver el exterior, el cual apenas los rayos del sol llegaban a entrar como también el color café de la tierra, se podía ver por fuera.

—Estamos en los túneles subterráneos del país—contesto Lucas, mis dudas.

— ¿Cómo llegué acá?—mi memoria buscó algún recuerdo sobre si había caminado o alguien me había llevado a la fuerza.

—Alguien te trajo aquí, ¿no lo recuerdas, verdad?—hice una mueca.

Me quedé callada al ver como Lucas se apartaba y dejaba ver detrás de él, a las dos personas que menos deseaba ver en la vida. Juliet y Lucius. El primero el típico chico obsesivo que ha estado enamorado de mí y que se comporta como un celopata desde que se dio cuenta que no quería nada con él y el segundo, el hombre que intentó asesinarme con el resto de chicas para sacrificarme pero también en querer violarme.

Mi respiración se entrecorto cuando ellos dejaron de estar serios para sacar una sonrisa de victoria; tengo la posibilidad que esto solo fuera una pesadilla pero también tengo la certeza que todo esto es real. Trague hondo cuando ellos empezaron a caminar hasta mí con lentitud pero pronto cuando llegaron al lado de Lucas, ellos se detuvieron.

— ¿Te da mucho gusto de verlos?—empezaba a creer que Lucas se está comportando como un maniático.

—Estás loco—fue lo único que pudo salir de mi boca por el miedo.

—Ellos además de ser mis cómplices—señaló a Avery y Cooper—, te cuidaran como toda una princesa desea que la protejan—crují los dientes enfadada.

—Eres un desgraciado—le dije.

Ahora puedo ver como Lucas conocía mucho mejor que yo mis propios miedos; no quiero que ese par de individuos me hiciera daño o que por lo menos llegasen a tocarme.

— ¿Qué harás conmigo ahora?—él hizo un rostro pensante.

—Esperar, no pretendo hacer algo que no deba por ahora—lo decía tranquilo.

No me vale esa respuesta, estoy muy convencida que si estoy aquí es porque Lucas quiere sacarme alguna que otra información que pueda cumplir sus propios deseos de atacar al rey Arturo y a Xavier.

—Porque será que no te creo—hizo un gesto de indiferencia.

—Kiara, sabes demasiado de mí así como yo sé de ti—eso no lo negaba pero no quitaba muchas ideas de mi cabeza.

En realidad, tiene razón, yo sé muchas cosas de él que no tuve tiempo de decir a su debido momento, pero quizás sino lo había terminado por hacer, fue por la razón que necesitaba encontrar más respuestas.



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En el texto hay: principe, princesa, corona

Editado: 21.04.2021

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