~Xavier~
Día del secuestro de Kiara
¿Por qué me hizo esto? ¿Por qué me utilizó de esa manera? ¿Soy tan idiota para haber creído que ella sería la indicada? O será que ¿estoy destinado a enamorarme de mujeres que me hacen daño?
Miles de preguntas llegan a mi mente pero sé que ninguna de ellas será resuelta; me preocupa la idea que todo esto que estoy viviendo solo sea otra de mis pesadillas pero al pellizcarme confirmé que todo es más que mi propia realidad.
Quisiera no poder sentir el dolor que tengo ahora mismo en el pecho pero terriblemente, sé que tardará tiempo para poder de nuevo cerrar esas cicatrices que han empezado a quedar en mí.
Pensé que Kiara sería la mujer perfecta que compartiría conmigo el resto de mi vida pero como siempre, me llegué a equivocar, llegué a creer primero en mi corazón antes que mi cabeza y está claro que yo mismo he caído en su jugada como cuando un pez suele ser atrapado con un anzuelo.
Realmente no lo soporto, quiero llorar pero me digo que ella no merece mis lágrimas, además, por qué debo hacerlo si ella ahora mismo puede estarse riendo de mi cara. No debo de pensar de esa manera, pero ya no me queda de otra después de sus palabras, al principió traté de no creérmelas, había hecho lo posible para hacerme el sordo y pensar que nada más me decía eso porque pude haberle hecho enojar o que por lo menos pronto se retractaría y se llegaría a corregir sus propias palabras; pero al final término con lo que empezó y no había ni una gota de arrepentimiento en sus ojos; así como el hielo es frío, así fue ella en ese momento.
Lamentablemente de nuevo viviré recordando los buenos momentos en que una mujer que pensaba que estaba hecha para mí, al final no lo fue; lo malo de ello es que luego recordaré que todo fue parte de su actuación, que nada fue real y sincero, que solo trató de manipularme para llegar hasta el trono. Hubiera sido más fácil si mi vida no dependiera de ser el futuro rey, quizás solo así, quizás tuviera un vida mucho más tranquila, sin problemas y desastres en el amor.
Escuché como tocaron la puerta de mi habitación, así que con pasos un poco toscos y lentos, agarré la perilla de la puerta para darle un par de giros hasta comenzar a ver por fuera la figura de mi mejor amigo.
—Por favor, no quiero consejos ahora—lo dejé pasar.
—Sí te sirve de consejo, no la mates—suspiré cuando él hablo al mismo tiempo que le decía nada de consejos por el momento.
No me sorprende sus palabras, ya estaba previsto que Neil ayudara a Kiara a salir de este problema como muchos otros que él le ayudo; esta vez él mantiene una mirada preocupante que puede hasta sacar esas perfectas conclusiones hacía el tema en que estamos tratando en este momento.
—Sabes que yo no soy quien toma esa decisión. —Lo decía por mi padre.
—Pero puedes intervenir. —Resaltó nervioso.
¿De qué podía? No. Está claro que si a Kiara la llevaban a juicio, mi padre será el primero en oponerse a que yo testificará para defenderla o por lo menos en formar parte de la decisión final. No voy a poder mover tan solo un dedo esta vez por más que quiero, conozco tan bien a mi padre, que de seguro, me terminará culpando de todo esto.
—O ¿qué? La dejarás morir, así por así—elevó una de sus cejas.
— ¿Me debe de importar lo que le suceda a ella?—dije con indiferencia
— ¡Debe de importarte! ¿Qué no la amas?—dijo atónito a ver mi humor.
— ¡La amaba! Pero me di cuenta que ella solo me uso, me uso para su maldito plan. —Dije herido.
— ¿De qué plan hablas?—hizo un gesto de sorpresa.
Empecé a contarle lo que había sucedido en los calabozos subterráneos que tiene el mismo castillo desde hace años. Le comencé a decir que quizás al hablar sólo con Kiara podía ella explicarme lo que en verdad estaba sucediendo, pero en vez de eso, ella me soltó toda la verdad del porque había tratado de envenenar a mi padre, del porque había hecho que yo me enamorará de ella y lo que al final ella quería al casarse conmigo. Neil pareció estar más sorprendido y confundido que yo, pero hubo un instante que hizo una mueca y se negó a sí mismo, como dándose cuenta que lo que pasaba por su cabeza podía ser algo imposible.
—Ella no pudo haberte dicho eso—se negaba a creerlo.
—Lo dijo—dije caminando de un lado hacia el otro, desesperado por recordar la historia— ¿Por qué crees que ha dejado de importarme?—Neil endureció la mirada.
—Mira Xavier, contrólate… Eres mucho más racional que tu padre. —Empezó a decirme— En verdad ¿tú quieres que a ella le hagan daño?—No le dije nada— ¿Quieres verla que la azoten? ¿Qué la golpeen? ¿Qué la humillen? O ¿Qué la asesinen?—Cerré descontroladamente los ojos.