—Y con delicadeza abren el abanico, así.
La señorita Thornicke hizo una muestra de cómo deberíamos agarrar el abanico y abrirlo con una paciencia de la cual no tengo.
Para empezar, últimamente me he comprometido a ser una buena alumna en los protocolos que ahora mayormente tenemos seguido ya que la materia de etiqueta ya está más que pasada para mí, pero a veces la señorita Thornicke se vuelve tan aburrida que por más que intente prestarle atención al final me concentro en otras cosas; ahora ella mantiene una asistente a su lado, una chica quizás de unos veinte tantos años que cada vez que me mira y se da cuenta que hago gestos o hablo en voz baja repitiendo las palabras de la señorita Thornicke se pone a reír o se cubre la boca para que su propia jefa no se dé cuenta de lo que hace.
Yo no tengo necesidad de que me vea y al final me regañe, de todas formas desde que ambas nos conocemos no nos caemos bien, ya que ella llamándome con un apodo de niña revoltosa, maleducada y rebelde y yo como una señora vieja, aburrida y antipática hace que mejor nos reservemos las miradas y nuestras propias maldiciones de una hacía la otra para no contraer un posible enfrentamiento entre alumna y profesora. De vez en cuando es cuando ella está de buen humor y es amable conmigo pero por lo general se comporta como una bruja haciendo que prefiera llevarle la contraria y a su vez provocándole más enojos y alteraciones que tiene en su día al recordarme.
Desde que casi muero envenenada no he llegado a saber mucho de Holliday, he intentado contactarla pero se me hace difícil ahora ser una de las finalistas; apenas puedo respirar cuando sé que tengo varios fotógrafos en la mira, unos cuantos periodistas contando mis pasos y por supuesto un millar de personas catalogándome como una de las personas más importantes del momento. Ni que se hiciera tendencia mi propia imagen pero en realidad ni sé decir si lo estaba o no; aunque es de poca importancia para mí. Seguramente esto es más ocasionado por la iniciativa que las tres clases han comenzado a tener al saber los resultados y por lo que he escuchado la clase alta se ha dividido por un lado en el apoyo que le dan a Avery y otro lado el apoyo que me están dando a mí. Resulta que dar entrevistas y tener que planear argumentos para la participación de alguna campaña aún no se me da bien y aunque anteriormente creía que tenía carisma ante el público, como también, entablar una conversación con varias personas con facilidad, pues retiro lo dicho después de creer que todo podía resultar fácil.
Lo complicado de ser finalistas es que ahora tus responsabilidades se elevan y por supuesto debes de estar pendiente de lo que la familia real hace y autoriza. Y lo digo porque después de estar tres días en reposo oprimido por mi tutor y otras personas en particular, hicieron que eso solo mantuviera las ganas de salir de mi habitación y hacer algo y pues… Al cuarto día, me reintegre con mis clases hasta darme cuenta que prefería mantenerme en mi cama con las sábanas puestas hasta mi cabeza. Si antes solo me dejaban aprenderme en menos de dos días unas cincuenta leyes no sé diga hoy que tengo que aprender unas doscientas en menos de 48 horas lo cual hace de que me sienta presionada y ahora comprenda cada vez más a Xavier.
Y hablando del rey de Roma que aunque se diga lo contrario porque es príncipe de Nueva Erlanwood; en total, no lo he visto mucho en el resto de los días pasados, casi hoy se ha puesto a trabajar más con su padre y apenas se mantiene al tanto de la competencia. En los tres tiempos de comida siempre lo veo y aunque a veces tengo ganas de encontrármelo en los pasillos del castillo, tengo la mala suerte que hasta ahora no ha sucedido lo que yo quiero, por lo poco que sé es que para su cumpleaños, o sea hoy, llegaran varios invitados al castillo entre ellos, reyes, reinas, príncipes y princesas como también personas importantes del mundo, aunque sé que esto ha sido plan del rey Arturo y no de Xavier, al parecer su hijo tendrá que complacer a su padre para lograr la bonita fiesta que le tienen y aunque hace más de cinco días me dieron el anunció que Avery y yo seremos las invitadas principales no he llegado a saber que regalarle a Xavier, porque para empezar hoy le darán de todo tipo de regalo y no solo eso, capaz que si le doy un regalo sencillo quizás no sea de su gusto al verlo.
No es que no llegue a saber que regalarle, el problema concluye que él siempre ha llegado a tener todo en sus manos que las posibilidades de regalarle cosas caras y muy apreciadas ya se las hayan regalado o se las vayan a dar en la fiesta.
—Kiara, debes de hacer un sutil giro con la muñeca para que el movimiento del abanico se convierta atractivo y todas las miradas sean puestas en ti—dijo la señorita Thornicke con una sonrisa que se le quedaba corta.
Termine de suspirar y hacer el movimiento sutil que ella quería pero para molestarla ante la situación en que me está dando lugar, lo que hice fue volver a repetir el giro pero esta vez que se convirtiera en agresivo hasta soltarlo y hacer que le cayera a Avery en el estómago donde ella gruñó enfadada y luego murmuró palabras como si le doliera el golpe del abanico.