Princesa por Equivocación (libro #2)

Capítulo 4

~ ~ ~

—Hubiera querido estar ahí contigo para aplaudirte y darte el premio Oscar por ser una buena actriz —su carcajada me paralizo la sangre cuando sentí su presencia detrás de mí.

Aunque seguía sin saber dónde me encontraba, había intentado caminar por todo el alrededor de la zona para descubrir qué tipo de mundo es aquel, pero solo seguía encontrando pasto, árboles y neblina. Esa sensación de haber estado en aquel lugar siempre hace que intenté recordar pero lo único que sucede es que mi memoria empiece a fallar y apenas darme la oportunidad de recordar mi nombre; me detuve y observé tres caminos, ninguno tiene ni una diferencia como en los cuentos o historias que decía que un camino podía ser lluvioso y tenebroso para mientras que el otro soleado y lleno de felicidad, pero esta vez no es así o simplemente mi sueño siempre me hace ver las cosas en forma real.

Como no tengo muchas opciones que sean buenas o malas al final me fui por el camino de en medio y de lo que fui caminando, a lo lejos escuchaba ciertos sonidos que me provocaron miedo, si mi mente figuraba imágenes dentro del camino que he entrado pues no me daba mucha gracia pensar que esas figuras tuvieran una forma muy extraña; un sonido de pasos fue lo que hizo que mirara detrás de mí aunque no hubiera nada, luego el sonido de una voz agitada y con falta de aire hizo que mi piel se erizara, esa respiración la sentía justamente en mi oído, podía sentir los suspiros agotados ser una caricia en mi piel pero algo me hizo que me quedará petrificada, una mano empezó a rozar mi brazo.

Abrí mis ojos, no sabía en qué momento los había terminado por cerrar pero ahora ya no me encontraba en aquel camino sino que dentro de una casa de madera, la madera vieja y mojada hizo que tuviera un recuerdo vago, un recuerdo que por si fuera poco había olvidado y por mucho tiempo trate de desecharlo de mi mente. Me hice para atrás y toque lo que parecía ser una mesa, el sonido de un objeto romperse fue un eco profundo para aquel lugar, miré en el suelo y encontré un vaso roto en mil pedazos.

Hay algo que no me gusta de aquel lugar y empiezo a tener pánico; camine despacio y busque la salida pero no hay puerta ni ventana en el cual llegase a escapar, apenas la luz que sobresale por algunos agujeros de madera hizo que capturara mi atención e intentara ver por uno de ellos. Observé por todo el alrededor y apenas mis ojos creían ver las sombras de unas casas, la neblina empezó a cubrir más el lugar hasta que apareció un cuerpo que hizo que me quitara de aquel lugar y me tocara el pecho sintiendo como mi corazón latía rápido; al mover mis piernas el sonido de unas cadenas fue que hizo que me diera cuenta de que mi tobillo derecho se encontraba encadenado. Agarre la cadena e intenté quitármela pero se me hizo imposible hasta que una risa hizo que dejará de intentar lo que estaba haciendo.

—No te escaparas de mí —abrí mi boca asombrada.

Esa voz… ¡No!… Él no puede estar aquí.

Intenté ignorar la voz para seguir intentando quitarme la cadena del tobillo pero entre más escuchaba su risa burlona parecía que hasta mi fuerza empezaba a agotarse.

—Últimamente te has estado escondiendo de mí ¿acaso me has querido evitar dulce niña pícara? —mostró una actitud quisquillosa.

Siento mis ojos arder, lo busque con la mirada pero no lo encuentro, sigue sin parar de reír y con ello empiezo a sentirme mal. Tengo ganas de huir de aquel sitio, no todo está fresco pero mi instinto de protección me dice que intente escapar antes de que me haga daño.

—He visto como coqueteabas conmigo —dijo.

—Es absurdo, yo no soy de esas que terminan por insinuarle a un desconocido solo para que le preste atención. —Alcé mis rodillas a mi pecho de modo de defensa.

— ¿Sabes por qué estás aquí? —quise contestar pero mi boca sigue temblando y mis lágrimas empiezan a bajar.

Estoy asustada, cerré mis ojos y mis lágrimas se resbalaban por mi mejilla… Empezaba a recordar todo y lo único que quiero es despertar ahora.

—Eres hermosa muñeca.

No abras los ojos Kiara…

No los abras…

Solo es un sueño…

Recuérdalo…

Solo es un sueño...

— ¿Por qué lloras muñeca, si aún no he empezado contigo? —ahogue un gemido de dolor.

Dejé salir un sollozo profundo que hizo que él me cubriera la boca con su enorme mano. Empezaba a ahogarme al sentir como retenía mi respiración al sentir su mano pasar por mis piernas y luego ir subiendo desde mi cintura hasta mi cuello.

—Déjame en paz, por favor, déjame —suplique en medio de sollozos.

—Suplica cariño, me encanta verte frágil e indefensa —intento besarme pero desvié mi mirada.

— ¡No me toques! —grite.

Pero hacer eso no fue una buena opción, sentí como tomó mi cuello y empezó a presionarlo duro. Trague hondo y sentí que no podía respirar. Empecé a dar patadas pero él cada vez apretaba más su mano dejando que empezará a toser, quise quitar sus manos de mí, intenté apartarlo, de arañarlo y si fuera posible de golpearlo, pero no lo logre.

—Serás mía.



#3654 en Novela romántica
#222 en Joven Adulto

En el texto hay: principe, princesa, corona

Editado: 21.04.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.