Princesa por Equivocación (libro #2)

Capítulo 9

Cuando llegué a Hillburg Prince ya es demasiado tarde para decir que puedo darles una sorpresa a mi familia porque resultó ser de que tuvimos unos retrasos por la tormenta de nieve que estaba cayendo en las zonas de los estatus alto y medio, y de por sí las horas corrieron a punto que ya se encuentra casi cerca el anochecer; varias personas salieron de sus casas y pude ver como encienden la mecha de una candela para después irla acercando al farol de la calle para poder encenderla. Muchos se quedaron viendo el auto en que voy logrando que los del pueblo empezaran a murmurar intentando saber quién va adentro, pude haber tomado un carruaje desde la frontera hasta el pueblo y después irme caminando pero está claro que por órdenes del rey Arturo no van a dejar que haga tal cosa.

Hillburg Prince no es un pueblo donde nieva seguido, ya que de vez en cuando puede haber una tormenta de nieve que dejé desprotegida a varias familias del pueblo, pero luego de ello, pueden pasar días sin volver a nevar, simplemente la nieve se mantiene por el frío que se propaga al estar cerca del Océano Ártico y más por su temporada, pero en todo caso, las temporadas climáticas para estos meses no suelen cambiar de mucho en donde hasta en ocasiones pueden llegar a ser más lentas.

El auto dejó de moverse cuando me di cuenta que ya hemos llegado a mi casa, me baje del vehículo antes de que el chófer me abra la puerta e intente que le dé mi mano para salir como una dama. Al ver las luces encendidas y los primeros cambios que ya tiene mi casa, dejé ir un suspiro para sonreír con mucha alegría al saber que por fin, estoy en casa. Quizás por poco tiempo, pero aquí estoy.

El guardia que me ha acompañado en todo el recorrido desde el palacio hasta la Hillburg Prince, empezó a sacar las maletas del maletero del auto blindado y color negro para después ponerse a mi lado y esperar que toque la puerta de mi casa para dejar mis cosas.

—Sí quiere, puede dejarlas aquí —le dije con amabilidad.

—Señorita Leaky, por órdenes del rey tengo que acompañarla durante su estancia en Hillburg Prince —eso me quito la sonrisa de mi rostro.

— ¿Piensa quedarse? —Asintió serio —Pero… Nadie dijo nada de eso y… —Me interrumpió antes de que siguiera con mis dudas.

—El rey quiso que fuera discreto ante su decisión, mencionó que ahora que usted es parte de la competencia, no puedo dejarla sola y más en un pueblo… —Le puse un dedo en frente para que callará.

—Sé que no me queda de otra que aceptar la idea que tuvo su majestad pero eso sí, no le permitiré que hable mal de mi pueblo y espero que lo tenga en claro —le advertí antes de que llegará a hacer gestos por estar en un lugar donde no corresponde.

—Lo lamento señorita Leaky —se disculpó.

—Bueno, en este caso, tendrá que quedarse en mi casa —dije antes de tocar la puerta.

—Puedo quedarme en un hotel —aseguró.

—Lamento decirle que en Hillburg Prince o en otro pueblo del lado Oeste no hay hoteles, por tanto le comento desde ahora que el lado Este solo encontrara moteles descuidados con baja calidad —le empiezo a explicar —y llegar ahora al Norte se le dificultara por las calles que estarán pronto cubiertas de nieve ya que los ciudadanos solo la quitan a partir de las cinco de la madrugada y si no más recuerdo —hice un gesto de pensador —, allá solo existe un hotel el cual no me extraña que tenga mala imagen porque personas adineradas pasan sus noches ahí con sus amantes o delincuentes se quedan preparando drogas… Sin agregar el tema de la prostitución. —Él se quedó totalmente callado con mis afirmaciones.

Espero que me crea porque el problema es que a veces las calles se ponen resbalosas por la escarcha o el hielo que deja la nieve así que no puedo poner en el riesgo que él y el conductor del auto les pase algo solo por obedecer las órdenes del rey Arturo. De todos modos, será mejor que se quede en mi casa antes de que las chicas del pueblo lo vean y se tiren encima de él. No es que Gavril fuera viejo, el problema es que tiene casi mi edad y lo más problemático para constar es que sus facciones y la musculatura de su cuerpo no se quedan atrás.

Cuando le dije a Xavier que me enviará un guardia experimentado y capaz de cuidarme, no me imagine que terminaría por ser uno muy joven pero que ha tenido un reconocimiento por ser muy hábil en su tarea de proteger a las personas ante cualquier tipo de accidente, evento o riesgo; pero a estas alturas no hubiera creído que Xavier tuviera la suficiente confianza para enviarme un guardia bastantemente joven, guapo y atractivo.

Lo último que recuerdo que le dije a él de forma irónica y burlista fue que no me enviará un guardia viejo y serio porque capaz que no sabría tolerarme con el mal carácter que tengo y también, podía ser uno de los que no se llevará bien con las personas pobres, pero particularmente veo que Xavier pensó muy bien en lo que haría porque en vez de enviar a un guardia un poco mayor y dotado en su trabajo, me presento a Gavril quien a pesar que ha sido un excelente alumno en la academia de policías, su tarea en el palacio apenas acaba de empezar con cuidar a una de las competidoras que le han dejado a cargo como su primer deber luego de graduarse

—Le puedo dar la opción de regresar a casa — por el gesto que me hizo con su rostro, supe que él no tardó en pensarlo y darme una respuesta.

—Es mi deber cuidarla —rodé los ojos.



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En el texto hay: principe, princesa, corona

Editado: 21.04.2021

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