Príncipe arrogante

◦✧◦❀ Capítulo 4 ❀◦✧◦

Como comienzo a rendirme con el tema de tener que soportar a Zyran porque parece que no se irá, decido hacer el intento de levantarme una hora antes de lo normal para evitar una escena similar al día anterior. Si planea atraparme, que por lo menos no se me haga tarde para el trabajo.

—Zyran, muévete.

Me trata como si fuera un peluche de felpa. Una vez me rodea con los brazos, no quiere liberarme. Ni siquiera me di cuenta de cuándo sucedió.

—Hmm, no —literalmente, está repitiendo lo mismo que ayer.

¡No soportaré lidiar todos los días con esto!

—¿Qué hablamos sobre romper mi espacio personal? —respiro profundo.

—No lo estoy irrespetando. Además, creo que fui claro cuando dije que aceptaría todas tus condiciones menos esta.

¿A esto era a lo que se refería?

—Dime algo, ¿cómo me consideras? Porque no es normal que te aferres tanto a una chica que acabas de conocer. Toda nuestra dinámica no es normal, empezando por el hecho de que llevamos dos días seguidos durmiendo juntos.

—Te parecerá alocado, pero ahora mismo eres lo único que tengo —contesta con los ojos cerrados—. La híbrido que me cuida por capricho, es lo único que tengo en el mundo humano. ¿Gracioso, verdad? —ríe abrazándome más fuerte—. No me puedo dar el lujo de perderte. Además... —levanta la mirada para verme a los ojos—. Me comienzas a «agradar».

Cualquiera se sentiría «honrada» por escuchar esas palabras de un príncipe, pero esos ojos mieles y de pupilas rasgadas no me provocan algo más que inquietud. No puedo olvidar que me drogó, y la mirada malvada que tenía cuando hechizó a Marco.

Si un feérico cualquiera dispone de un peligro, es obvio que un príncipe lo hace aún más.

—Quítate —me separo de él de modo brusco, y advirtiendo mi molestia, Zyran no hace nada para impedirlo—. No te confundas, príncipe borracho. Mucho cuidado si empiezas a verme como algo de tu propiedad —mi declaración lo hace reír—. Sí, posiblemente cuidarte sea un capricho mío, pero procura que este capricho no se extinga.

—Faye, linda Faye. No te enojes conmigo —se arropa con la sábana. ¿No planea seguirme al trabajo?—. No quiero volver a sentarme en una silla incómoda a la espera de que termines de trabajar. Ve, y hagamos algo divertido cuando regreses. ¿Hoy trabajarás hasta el mediodía, no? Recuerda: ni un minuto más, ni un minuto menos.

—¿Te quedarás aquí solo?

Zyran y mis cosas compartiendo el mismo espacio a solas me provoca desconfianza. ¿Por qué no deja de comportarse como si nos conociéramos desde siempre? Cualquiera creería que somos viejos amigos.

—Aquí te espero —se acurruca—. Adiós.

—Hmm.

Antes de irme, guardo cualquier material «peligroso» en una caja fuerte mediana, la cual dejo hasta el fondo del armario. Tan solo espero que él no se ponga a revisar, y no use su magia para abrir lo que no debe. Zyran dijo que su magia era práctica, por lo que no me sorprendería que le sirviera para husmear.

La repostería donde trabajo es de las más famosas de la ciudad, haciendo que siempre esté abarrotada de gente. Mi jefe se muestra más cortante de lo usual, y es normal si consideramos que por primera vez le puse límites. Pensándolo bien, no le conviene despedirme si es que no me quiere pagar todas las prestaciones laborales que me salen.

Sobre Kiara, la chica no me deja de preguntar sobre Zyran. Lo primero que dijo cuando llegué fue:

«Uuh, vaya. Hoy no viniste con tu "amiguito"».

Por su tono hizo pensar que me lo traigo siempre cuando solo fue un día. ¡Ayer!

Por culpa del feérico me la he pasado la jornada entera pensando en él. ¿Por qué debería preocuparme por alguien así de fastidioso? No tiene sentido.

«La híbrido que me cuida por capricho, es lo único que tengo en el mundo humano».

Él se aferra a mí porque no tiene nada más. Me pregunto cuánto tiempo llevaba exiliado antes de que nos conociéramos. Por la forma en la que se comporta diría que no mucho. Me inquieta pensar en que la persona que lo atacó anda por ahí. ¿Qué tal si no bien terminen de sanarse sus heridas, vuelvan a herirlo de gravedad?

Y que en esa ocasión yo no esté cerca para ayudarlo.

◦✧◦

Cuento hasta tres antes de abrir la puerta de mi apartamento. Si Zyran hizo un desastre conmigo allí, no me quiero imaginar cómo estaría todo con él a solas.

La imagen de decenas de botellas vacías llegan a mi mente, algo distante a la realidad.

No hay nadie.

—¡Zyran! —dejo un par de bolsas sobre el comedor. Me paré en la tienda para comprar algo de comer, y los ingredientes para el pie—. ¡Oye, príncipe borracho! ¿Estás en mi...? —abro la puerta de la habitación.

Tampoco está.

¿A dónde se habrá ido?

Él dijo que esperaría mi regreso, y aunque no fue una promesa como tal, es extraño que no esté.

—Bueno. Ya volverá —regreso a la cocina encogiéndome de hombros.

Él se había ido antes cuando consiguió el zumo de la fruta con la que me drogó para que le dijera quién soy. No puedo cantar victoria.

Como me entusiasma preparar el pie —necesito una ración diaria de postre—, saco todos los ingredientes y me pongo en marcha. Planeo hornear uno de limón y sin azúcar. Son muy buenos, y de esa forma tal vez el príncipe borracho no se muestre horrorizado ante la idea de comerlo.

Cada vez que recuerdo algo más de la escena, me percato de más detalles. La mano con la que sostenía el tenedor le tambaleó un poco antes de devolver la porción al plato.

Está bien que no le gusten los postres, conozco muchos a los que no, ¿pero tener una reacción así con algo que te interesó comer? Algo anda muy mal en muchos aspectos de Zyran.

Cause ah, ah, I'm in the stars tonight —canto entrando la mezcla en el horno. Si se ve deliciosa estando cruda no me quiero imaginar cuando ya esté—. So watch me bring the fire and set the night alight...




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.