Príncipe arrogante

◦✧◦❀ Capítulo 7 ❀◦✧◦

Erian II. Así se llama el feérico que me lastimó. Me resulta curioso como antes se mostró poderoso cuando se trató de herir a un humano. Ahora que pelea contra Zyran, lucen como dos individuos similares. Él intenta zafarse de su agarre empleando la misma magia de viento que usó en mi contra, pero no logra algo más que soltarle el pelo.

—¿Así fue como atacaste a Faye, eh? —cuestiona agarrándolo del cuello. A nuestro alrededor se escucha un gran alboroto y los gritos de la feérica que me salvó—. Lamento decirte que tus trucos de porquería no sirven conmigo —sentencia dándole un puñetazo en el rostro.

Es incorrecto herir a un príncipe, ¿pero qué pasa cuando la agresión proviene de otro príncipe?

Entre forcejeos, no sé cómo «Erian» lo hace, pero en cuestión de un par de maniobras, termina tomando ventaja sobre Zyran y también lo golpea. Verlos peleando, y más cuando yo he sido el motivo de la riña, me hace querer intervenir para que todo se detenga, pero no me muevo.

Soy considerablemente débil, y Erian me lo recordó muy bien cuando me atacó con su magia. «Métete con alguien de tu tamaño», es lo único que llega a mi mente al verlo peleando con Zyran.

Admito que no se siente mal que alguien me defienda. Nunca nadie lo había hecho. En vista de que no puedo vengarme —por al menos no todavía—, me parece aceptable que otro lo haga por mí.

¿Qué puedo decir? El orgullo no lleva a nada. No puedo hacerme la «fuerte» cuando es evidente que no lo soy. No pienso rechazar ningún acto que me ayude. Aun cuando proviene de un príncipe borracho y egoísta.

¿Por qué lo hace? Solo soy una extraña.

—¡Zyran! —esa feérica, la llamada «Alysia» y enamorada suya; llega a la escena con una notable preocupación en su lenguaje corporal—. ¡¿Qué demonios estás haciendo?! ¡Ya basta!

Zyran la ignora. Él vuelve a tomar el control, colocándose encima de su oponente. Antes mencionó que utilizaba magia práctica, pero aunque no tenga nociones del tema, dudo que la magia práctica le confiera el poder a su usuario de invocar un arma. Y es que, Zyran extiende la mano rápidamente, invocando una daga tras su acción.

—Como te vuelvas a meter con la humana equivocada, esto terminará dentro de tu cráneo —advierte clavando el arma a unos centímetros de su rostro—. Su nombre es Faye, ¡recuérdalo muy bien!

Zyran se aleja, y por consiguiente, el arma clavada en el césped termina desapareciendo. Sin importarle la mirada de todos, él me toma de la mano y me saca del sitio a pasos rápidos. No me mira en ningún momento. Nada más camina con la vista al frente, mientras me lleva con un agarre fuerte. No quiere que me zafe, por más que no tenga intenciones de hacerlo.

¿A dónde iría de ser así?

◦✧◦

Hemos regresado a la edificación donde aconteció la cena. Como es de esperarse, Zyran conoce cada centímetro del lugar. Nos encontramos en un cuarto alejado del salón principal. A la vez que estoy sentada sobre una mesa, él rebusca en un armario antiguo. No se detiene hasta sacar una serie de paños, y tónicos curativos para tratar mi herida.

Irónico. Me la he pasado curándolo desde que lo conozco y ahora él pretende hacer lo mismo. Cosa que no permito, porque aparto el rostro en el primer segundo que Zyran se acerca para limpiármelo.

No recuerdo la última vez que estuve seriamente en peligro como hoy. Este mundo no es lo mío, ¿y qué digo? No es lo de nadie.

Todo es su culpa. ¿Por qué tuvo que traerme aun cuando tenía claro que odiaba la idea de regresar?

Puede que mi jefe sea un desgraciado y que hasta no hace mucho fuera acosada por mi ex, pero quitando todo lo malo, amo mi estilo de vida. Horneo postres, presencio las historias de los clientes que acuden día tras día con algo nuevo y asisto a clases todos los jueves para aprender recetas que desconocía.

¿Y qué hay de mi amiga? Es la única que tengo. Salgo con ella cada tanto y me divierto como nunca. A pesar de que sus gustos cinematográficos sean cuestionables, y elija los peores sitios para «loquear», me gusta.

Me gusta mi vida humana.

Pero claro, mi otro lado. Ese que resiento por lo impulsivo que puede ser. Me jugó en contra. Fue muy feérico de mi parte encapricharme con una persona tan jodida como él. ¿Por qué demonios me lo llevé a mi apartamento y no lo dejé morir? ¡O peor! ¿Por qué decidí interponerme en su relación fraternal?

Si no hubiese sido por mi gran manera de hacer las cosas, no estuviera aquí en primer lugar. ¿O tal vez sí? Zyran está demente. Creo bastante que él me hubiera secuestrado de todas formas.

Por su culpa fui intimidada por dos malditos príncipes. Por su culpa me siento así... Impotente.

—Faye... —susurra.

Miro hacia un lado. Mis ojos están llenos de lágrimas, y mis labios no dejan de temblar. Lo que pasó hoy, me hizo recordar muchas cosas de mi pasado que trataba de olvidar cuando disimulaba ser una humana común. Ahora que estoy acá, se siente como haber despertado de un sueño bonito.

Un sueño dentro de otro sueño, que en realidad es una pesadilla.

—Por milésima vez te lo repito: no me toques —sentencio con los brazos cruzados.

Quiero sonar firme, pero en vez de eso termino haciendo todo lo contrario. ¿Será el alcohol? ¿Haber pasado por dos malos ratos? ¿O por qué me estoy mostrando vulnerable?

—Tienes la mitad del rostro manchado de sangre. Lo mejor será que...

—¿Quién te crees? —sigo sin mirarlo—. Me sacas de mi mundo; de mi vida, sin mostrar el más mínimo pesar. Dices que querías protegerme, pero no te creo nada pese a que no puedes mentir —respiro profundo para ver si, de ese modo, las lágrimas no salen de mis ojos—. Hay algo malo en ti, y el que te muestres burlón y desinteresado no va a atenuar la persona que eres. ¡Me arrepiento de haberte salvado la vida!

—Descuida, no eres la primera persona en decirlo —suspira profundo con la vista en el paño—. Lo que pasó antes...




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