Príncipe arrogante

◦✧◦❀ Capítulo 14 ❀◦✧◦

De regreso a la fiesta, Alysia me intercepta antes de que vuelva con Zyran. Ella me mira seria. Tiene los brazos cruzados y si no fuera por la piedra, temería por mi vida. ¿Y ahora qué quiere?

—¿Te puedo ayudar en algo? —pregunto cruzando los brazos como ella. No olvidaré que intentó hechizarme.

—Hmm —frunce el ceño—. ¿Te crees muy importante?

—¿Disculpa?

—Lo que escuchaste. Responde mi pregunta.

—Depende —me encojo de hombros.

—¿"Depende"? —levanta la ceja. ¿Para qué pregunta si no le gustará la respuesta?—. Solo eres una humana. Disfruta tu mes de diversión, porque ese es el plazo para que el príncipe Zyran se aburra de ti.

Ah, qué impredecible. Me vino a hablar de Zyran. No me lo esperaba.

—¿Qué? ¿Ha habido otras humanas a parte de mí? —guarda silencio. Por su expresión diría que no —Oh. Entonces soy la primera humana con la que pasa el tiempo. Qué bien —levanto ambos pulgares—. Ahora, si me permite, debo regresar con él antes de que se dé cuenta de que no estoy. Usted más que yo sabe lo caprichoso que es.

—Llévatelo a casa. Yo me marcho —rechista caminando—. Suerte.

¿Suerte?

—¡Oiga! —que no me deje lidiando con él. Es su amiga con derechos. Debe encargarse—. ¿Qué tal si hacemos un trabajo en conjunto? —nos señalo a ambas—. ¿No le preocupa que no llegue a su casa salvo?

—Hierba mala nunca muere —lo peor es que se escucha molesta—. Traté de llevármelo conmigo, pero él fue muy claro cuando dijo que no sacaría un pie de aquí si no era contigo. Felicitaciones, el cuarto príncipe solo te quiere a ti.

Y yo encantada de escucharlo. No puedo con la emoción. Estoy a punto de estallar de la felicidad. Es grandioso.

Alysia se marcha, y a mí no me queda de otra que soportar mi destino. Él es mucho más insoportable cuando bebe, por lo que no será sencillo sacarlo de aquí. Necesitaré la ayuda de alguien, no podré yo sola.

Zyran está acostado en el regazo de una feérica de piel blanca como la nieve y cabello rubio y corto. Ella le hace mimos en el cabello mientras sonríe, en lo que él tiene los ojos cerrados. ¿Será la persona con la que durmió anoche? Qué fastidio.

—Oye. Es hora de irnos —le hablo poniéndome de rodillas. Le agito los hombros, pero él comienza a gimotear—. Zyran, vámonos.

—Y tú eres la tal Faye —me dice la feérica. Ella me observa con un asombro que me incomoda—. Interesante.

—¿Te ha hablado de mí?

—Oh, sí... —se ríe a carcajadas.

Zyran abre los ojos de inmediato. Él se «arrastra» a mi dirección, pasando a recostarse en mi regazo. —Kalhi, vete —ordena por lo bajo—. Faye, ¿dónde estabas? De nuevo desapareciste.

—Es hora de irnos —aich, me rindo con el tema de mi espacio. No rompes una promesa cuando no eres consciente de que lo estás haciendo—. Vamos, andando.

—¿Y por qué tendrías que irte? La fiesta no ha terminado —gatea hacia él. Ella le mordisquea el borde de la oreja con diversión—. Cuarto príncipe..., vamos, quédese conmigo.

¿Pero qué escena es esta?

De un arrebato, lo empujo para que se aleje de mí. Él hace varias muecas al caer en la tierra. ¿Qué se cree?

—¿Por qué no vienes con nosotros, Faye? Al príncipe Zyran le gustaría que fuera así.

De nuevo abre los ojos; sentándose. Él le dedica una mirada fulminante. —Vete ya —le vuelve a decir, y ella hace caso—. Ignora lo que ha dicho —se vuelve a acostar bocarriba.

—¿Por qué te gustaría que fuera con ustedes? —arqueo la ceja—. ¿Y cómo es que esa feérica me conoce?

—Le gusta molestarme — se tapa los ojos con su antebrazo—. Como todos, cree que tú y yo tenemos algo. Es todo.

—Ajá... —hay algo que está omitiendo—. Zyran, vámonos.

—No —abuchea dándome la espalda.

—¿No le dijiste a Alysia que te irías conmigo? Ya llegué, vámonos.

—De acuerdo. Nos iremos si me das un beso —pensé que ya no estaba borracho—. Y que no sea en la mejilla.

—¿Hoy no has besado lo suficiente?

—Nunca es suficiente.

Zyran se aproxima a mí. Él acerca el dedo a la piedra, y extendiendo la otra mano, le llega una botella de vino desde lejos. ¿Planea seguir bebiendo?

—Entiendo que te sientas mal por la indiferencia de tu familia, pero ya basta —intento quitársela, pero él es más rápido—. Le das el gusto a todos cuando bebes. ¿No te molesta? Al demonio las familias. Son una porquería la mayoría de veces. Que no te importe.

—¿Por qué te afecta tanto lo que hago? —le da un trago a la bebida —O cómo me siento.

—Porque somos amigos. Te quiero ver bien. ¿Tú no quieres lo mismo?

—Sí, yo también me quiero ver bien —contesta con un tono burlón—. Es broma —ríe lanzando la botella al lago—. Yo también te quiero ver bien.

—¿Por qué? ¿Por la promesa que me hiciste?

Quiero confirmar si me trata así porque tiene un trato que cumplir.

—No, porque eres mi...

—«Faye, linda Faye», lo tengo claro —ruedo los ojos—. Dime, ¿cuándo te aburrirás de mí? ¿En un mes?

—Nunca —él se levanta, cargándome consigo en sus brazos—. No te podrás librar de mí por más que lo intentes. No te veo como un juguete. Eres mi linda amiga Faye. Cuando nos conocimos, te dije que seríamos almas gemelas. ¿No lo recuerdas?

—Zyran, bájame —me avergüenza que nos vean—. Tus palabras son bonitas, pero viniendo de ti suenan como una amenaza terrorista.

—¿Amenaza terrorista? —levanta las cejas—. Eres amable y formal con todos, menos conmigo. ¿Por qué eres mala cuando dices quererme?

—No soy mala contigo.

—¿Cómo no? Lo eres todo el tiempo. ¿Crees que no tengo sentimientos? Está bien, voy a bajarte —él hace el amago de tirarme al suelo, a lo que yo me aferro a su cuerpo; entrelazando los brazos en su cuello.

—¡Zyran!

—Ay, Faye. ¿Cómo crees que te tiraría? —me enoja más que se ría—. Aunque debería asustarte todo el tiempo. Es la única forma para que me abraces.

—Me enojaré mucho si no me bajas en este mismo instante.

—De acuerdo —y vuelve a hacerlo de nuevo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.