Príncipe arrogante

◦✧◦❀ Capítulo 21 ❀◦✧◦

No sé cómo reaccionar al hecho de ser protegida por el mismo feérico al que hice que le aprisionaran al padre. Rowan y yo atravesamos una especie de pasadizos en lo más bajo del palacio. Ninguno de los dos nos dirigimos la palabra, y qué bueno, porque tengo mucho en qué pensar.

—¿Y el príncipe Zyran? —Alysia nos estaba esperando en uno de los pasillos. Ella, que permanecía de cuclillas en el suelo, se levanta al vernos.

—El príncipe Allister cometió parricidio y por lo visto irá detrás de todos sus hermanos. Él sabe que no estaremos seguros si viene con nosotros. Por eso decidió quedarse.

—Oh, maldición.

—Debemos irnos.

Ellos emprenden camino, pero yo no me muevo. Mi actitud llama la atención de Rowan, el cual se detiene frente a mí. —El príncipe Zyran te dejó a mi cuidado. Soy responsable de lo que sea que te suceda, así que ven conmigo —me extiende la mano.

—No los conozco lo suficiente para juzgar su amistad. ¿Pero en serio dejarán a Zyran tan fácil? —sueno la nariz. Por lo menos la piedra de mi frente me indica que sigue con vida.

—No sé cómo lo hace, pero el príncipe Zyran siempre se sale con la suya. Estará bien —Alysia le resta importancia.

Le hiciera caso si tan solo no tuviera conocimiento de lo asustado que está.

—¿Tú lo crees? —miro a Rowan a los ojos—. Conoces a Allister. ¿Piensas que Zyran estará bien? ¿Qué hay de lo que me dijiste en la fiesta? Tienes planes para Zyran, ¿los vas a echar a la basura?

—Si no nos vamos ya, nos van a atrapar —contesta Alysia—. Tú estás bien porque tu padre está con Allister, pero en mi caso, dudo que la corte de los glaciares apruebe la toma del trono a la fuerza. Literalmente, el segundo príncipe exterminará a toda su familia con tal de que no exista nadie que le arrebate la corona.

—Puedes atravesar las superficies con tu magia. Podríamos ir a cualquier sitio sin que nadie nos detecte —insisto—. ¿Y si regresamos allá y ayudamos a Zyran? Solo tenemos que traerlo acá, y llegar a la hacienda. Ya después se puede crear un portal al mundo humano. Solo piénsalo.

—En dado caso, necesitaríamos una distracción —Alysia cruza los brazos—. Si tanto quieres a Zyran, podrías distraer a Allister en lo que lo sacamos de allí. Tengo entendido que le desagradas.

—No —sentencia Rowan—. El príncipe Zyran confía en que sacaré a la humana de aquí.

—La piedra me protegerá de cualquier ataque —la idea de Alysia no suena tan mal—. Y si todo sale bien, Zyran no tendrá tiempo de enojarse contigo.

—¿Sabes cómo es el príncipe cuando se enoja?

Tengo una idea, sí.

—¿Qué prefieren? ¿Mi vida o la de Zyran?

Ellos se miran por unos segundos. Por un momento dudo de que acepten, pero Alysia camina del lado contrario. —Rowan, llévanos a la ubicación del príncipe Zyran. Tenemos que sacarlo de aquí.

—Es complicado seguir el patrón de su magia, considerando que ella la tiene en la frente —señala la piedra—. Veré que puedo hacer.

Rowan se para frente a la pared. Él coloca las manos en la superficie y cierra los ojos. Varias ondas de energía se dispersan a lo largo de las piedras.

—Mierda —dice con todavía los ojos cerrados—. El primer príncipe cayó. Debemos apresurarnos.

—¿Cómo puedes saberlo? —susurro con asombro.

Rowan no me contesta, y, en cambio, nos indica que le toquemos el hombro. Todo se distorsiona en el momento que lo hacemos. Las paredes se mueven, y empiezan a dar vueltas. Su movimiento continuo me recuerda al que hacen las arenas movedizas.

—¿Siempre te creíste mejor que yo, no es así?

Escucho la voz de Allister. Abro los ojos, y lo veo a través de una superficie. Estamos en el... ¿interior del techo?, desde acá tenemos una vista extensa del salón. No comprendo en qué clase de plano estamos. Miro a los lados y se ve oscuro. Solo puedo ver lo que sucede del otro lado.

El segundo príncipe está parado al lado del cuerpo de Florian. Por la herida de su pecho, parece que logró clavarle la espada. La misma la tiene en manos y gotea sangre. Cielos, la escena se asemeja a un retrato renacentista sobre la «caída de un héroe».

—Soy el siguiente, ¿no es así? —es Zyran. De alguna forma lograron encadenar sus manos. Él sujeta su daga con fuerza, y le dedica una mirada asesina a Allister—. Si me vas a matar, hazlo rápido. No me hagas esperar —asegura de rodillas.

¿Pero por qué dice eso? ¡No es momento de ser altanero!

—Ump —intento moverme y salir de aquí, pero no puedo.

—Espera —me dice Rowan al oído—. Todavía no es el momento.

El hecho de no ver nada en el interior de este espacio me tiene tensa. ¿Dónde está Alysia? De Rowan nada más escucho la voz.

—¿Dónde estará el mocoso? —juguetea acercándose a Zyran.

¿De verdad planea matar a un niño? ¿Qué hay de la promesa que le hizo a su tío?

En el salón están Allister y Zyran, junto a varios soldados que se quedaron para asistirlo. Los reyes se fueron, incluido el rey Erian. Tal vez no se quiso quedar a presenciar menuda escena de terror, llena de sangre y los cuerpos de la realeza imperial.

»Busquen al quinto príncipe y a la concubina Thrya hasta debajo de las rocas si es posible —les ordena a unos hombres—. No paren hasta encontrarlos —se pone de cuclillas frente a Zyran—. ¿Qué opinas, hermano? Fui muy claro cuando dije que nadie te asesinaría. Ahora todos están muertos. Bueno, no todos. Me falta el mocoso.

—¿Qué piensas hacer conmigo?

—Si hubiese tenido intenciones de asesinarte, lo habría hecho desde hace mucho —se levanta. Él primero agita la espada antes de apuntarlo con ella—. Abre los ojos —indica, y él lo hace despacio. Los cerró desde que el hombre blandió el arma.

Allister coloca la hoja a unos pocos centímetros de su cuello. Lo que sucede a continuación, es curioso. La espada está temblando. Zyran alza las cejas mirando de ella a su hermano.

»¿Lo ves? No dudé un segundo en eliminar a mi padre con esta misma arma que ahora tiembla contigo. No puedo matarte. Mi magia me lo impide —se vuelve a colocar a su altura—. De ahora en adelante, este será nuestro hogar —extiende las manos para apreciar el palacio—. Ahora bien, no puedo ignorar que tú también eres un cabo suelto, así que no podrás salir de aquí. Esta también será tu cárcel. Pactaré con quien sea para que selle tu magia, y voy a incapacitarte. Tal vez te deje ciego, o te rompa las piernas. No lo sé. Ya lo pensaré después.




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