Príncipe Azul

el chico de la camisa

ZAIDA

Camino apresurada tratando de que no sé me note la alegría, santas camisas mal planchadas, que hombre, respiro por la boca mientras me abanico el rostro con las manos y rezo para que mis locas amigas no se den cuenta de lo sucedido, sin embargo…

-HOY SE FOLLAAAAAA- así me recibe Marcela – amiga si te agarra con ese chucho que tiene entre las piernas te electrocuta, te perdemos-

- lo vieron- asienten -irá con nosotras para llevarme a casa, no sé si hice bien pero no podía desaprovechar la oportunidad-

- y que maldita oportunidad- Carolina se muerde los labios, mientras pongo los ojos en blanco, 7 minutos más tardes, el chico de la camisa, como le hemos apodado, aparece frente a nosotras

-¿listas?-

No sabemos qué contestar, creo que estamos idiotizadas con el macho de hombre que tenemos frente y él lo sabe, por que se ríe descaradamente, presumiendo y aprovechándose de sus encantos. Nos hace señas con las manos y le seguimos, mis sentidos arácnidos no me advierten de nada, quizás sea porque no los tengo, pero si es una trampa vamos directo a ella.

Me monto en mi vehículo, las chicas me siguen haciendo una bullita de celebración, él se aleja unos pasos para buscar el suyo, mientras nos quedamos como pervertidas viendole las nalgas

-culo e doña- salta Lisbeth haciendos reír

Prendo y ordeno como madre primeriza que se pongan los cinturones

-se lo ponen sin quejarse que hoy ando rifando un pecozon y quien no se lo ponga jugó los 100 números y segurísima que se lo gana-

un vehículo super ultra mega caro y hermoso, o eso creo, no sé de marcas, ni de costos de carros, pero me imagino, me hace cambio de luces, bajo el vidrio, el baja el de él y oh sorpresa, es el chico de la camisa.

-sígueme- le digo, él solo asiente con saludo militar, subo el vidrio y emprendo el camino

-Si nos va a violar que lo haga ya-

-Cállate Marcela, Dios chica, no seas así- la regaña Laura, aunque todas estamos explotá de la risa

-Es que me tiene sudando frio desde que lo vi- se defiende

Entre bromas y más voy llevando a cada una de las chicas a sus casas, mientras se me van agudizando los nervios, no planifiqué que me quedaría a solas con él cuando llegáramos a mi casa.

Llegamos al Residencial Alameda, los nervios me están matando, pero ya qué el peo está tirado solo queda fumárselo.

Me parqueo y él hace lo mismo, bajo y me dirijo a su vehículo, escucho cuando suena el seguro de su vehículo haciéndome saber que lo ha quitado y que él no se va a desmontar, yo me tengo que montar, ay padre, con manos temblorosas me dirijo al lado del conductor, abro la puerta y me subo.

-cualquier cosa que me pase has sido grabado por la mayoría de las cámaras de seguridad de mis vecinos y la de mi casa-

Él solo se hecha a reír, él se rie pero e´ veldad

-tranquila, estoy seguro que te haré muchas cosas a su debido tiempo y con tu consentimiento-

Stop, eso debí haber hecho cuando escuché estas palabras, no estaba mintiendo, me haría muchas cosas y ciertamente con mi consentimiento, que tonta, debí prestar más atención a sus palabras, no me está dando un mensaje subliminal, lo está haciendo sin pelo en la lengua.

Le sonrío cautivada de su hombría, estoy idiotizada, él no da ni un centímetro de dudas de que es un macho alfa dominante y aunque soy de corazón duro y de mente sabia para el amor, porque para todo lo demás soy una blandengue, él ha destruyó todas mis defensas en cuestión de segudos

-Ya entiendo porque andas en un vehículo tan grande, tu ego ocupa mucho espacio- se ríe mordiendose los labios

-No es ego, solo seguridad de que serás mi esposa-

-¿y madre de tus hijos?-

-No, solo mi esposa- no asentí, solo bajé el rostro, pronuncio esas palabras con un convencimiento que me dieron escalofríos

-ya-

-jum jum, bueno- empieza a desbotonar su camisa, dejándome ver un cuerpo que solo he visto en la película de SUPERMAN, en ese mismo actor que hace de Sherlock Holmes en la película Enola, virgen de los pensamientos cochambroso, que todo lo que hagamos sea delicioso. -¿estás bien?-

-Si, es solo que todo eso- uso mis dos manos para indicar que es mucho – es digno de un actor- sus carcajadas no se hacen esperar y me guiña los ojos, esto no se sabe dónde vaya a parar. Me entrega la camisa, hay un silencio acompañado de una tensión que puede ser cortada con un serrucho.

-Bueno, es un poco tarde para que este fuera de tu casa, si no es mucho pedir dame tu número y así coordinamos a que hora puedo pasar a recoger mi camisa-

No soy dada a darle mi número a nadie, pero hay algo que domina mis sentidos, espero que esto no me vaya a pesar después.

-809-264-6677-

-¿y tú nombre?-

-Zaida-

-¿no te interesa mi nombre?-

-nop, por ahora eres mi chico de la camisa-

-por ahora, solo por ahora-

Nos despedimos con un beso en las mejillas, salgo de su vehículo haciendo todo el esfuerzo para no dar brincos de alegría, él espera que yo entre a mi casa antes de marcharse y aunque trate de negarlo esta fue la noche más feliz de mi vida.

 

Eliam

Con que su chico de la camisa, pronto seré su papi, su amor, su vida, esto es un hecho, porque yo donde pongo el ojo pongo la bala.

No soy clasista, pero me alegra que la zona donde vive no está nada mal y con las amigas por igual.

Mi familia, alega que no es clasista, pero… si lo es, somos españoles, mi abuelo vino a invertir a principios de los años 70 en este país en la zona turística y hotelera, no fue muy rentable, pero gracias a la mano dura de mi papá y la mía, hemos sacado fruto de la tierra que creiamos infertir, nos hemos llevado el premio mayor.

República Dominicana es un país excelente que no tiene nada que envidiar a otros, hermosas playas, desierto, ríos, montañas, valles, e inclusive en la zona más alta ha caído nieve, no una tormenta, pero algo exprés y sencillo, en definitiva ha nevado. Pero lo maravilloso de este lugar son las personas, primero es que son inmune al Bulling, un niño nace con la cabeza grande y el apodo que le da la familia es Cacón, nace de piel oscura y le dicen prieto, negra, morena, nace de estatura pequeña le dicen chiqui, chiquito, enano, ect., aquí enseñan a los demás a vivir con su realidad, sin que se sientan motivo de burla u ofendidos.




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