Príncipe Azul

Graduación

Eliam

Me tienen JALTO las amigas entrometidas y sus padres metiches, no le pierden ni pie ni pisá, es una zozobra de vida la que llevo, estoy al borde de la locura

-jefe- me saca de mis pensamientos mi secretaria -el regalo está listo, el ingeniero me acaba de entregar las llaves-

-bien-

-Con su permiso-

Me invade la satisfacción de que pronto me iré deshaciendo de todo lo que estorba en mi camino, aun me tenga que mudar del país. Me fijo en mi reloj y me percato de que ya debo ir por Zaida, hoy por fin es su graduación, lo que me hace feliz, es una distracción menos

Cierro el pc y apago las luces de mi oficina, bajo el elevador y me da mareo tan solo de pensar en los tapones que me encontraré, Santo Domingo Oeste es el culo del mundo y justo allá vive mi amada, lo que uno hace por amor.

Piso el acelerador y en 45 minutos estoy en la puerta, le escribo un mensaje para que salga, hoy no me apetece saludar a mis suegros por lo que decido no pasar, solo me desmonto a esperarla recostado de mi vehículo del lado de pasajero para abrirle la puerta.

No pasan 3 minutos cuando la veo salir de las manos de sus padres, está tan hermosa como siempre, pero…

-no te laciaste el pelo como te pedí- le digo mientras recibo su beso en la boca, a modo de saludo

Su madre suspira revoloteando los ojos, lo que me vale mierda

- si, es que como me caractericé por mi pajón en la universidad, pues quise seguir esa temática, pero te prometo que la próxima semana lo haré-

-aunque se ve hermosa con su pelo crespo y rizado no crees? - me reprocha su madre con una sonrisa que más falsa no podría ser, asiento sin tomar la molestia de dirigirle la mirada, ya que mi asentimiento está cargado de la intención de decirle que no se meta en lo que no le importa

-vamos, no quiero llegar tarde, en pintura está el real tapón-

Sus padres abordan su vehículo y nosotros nos vamos en el mío, ella me mira raro, quizás con la desilusión de que no le he traído ningún regalo por su graduación, pero con la ayuda de su padre, la dejaré con la boca abierta

-este año está haciendo mucho calor- se queja

-RD tierra de peloteros y del eterno verano-

Llegamos a las instalaciones del hotel Jaragua donde se realizará la ceremonia, visualizamos sus amigas y las 5 empiezan a dar brinquitos como cabras locas provocando que me aparte para no pasar vergüenza.

Entre filas, charlas y una larga lista de recién graduados, mas larga que el pedo de una culebra, termina la ceremonia, sus padres y yo nos acercamos a la recién profesional

-Magna cumme laude- celebra enseñándome su diploma, por lo que me acerco y la beso, un beso nada prudente, pero que me sirve para marcar mi territorio veo muchos ojos mirando lo que no se le perdió

-las chicas han planificado tomarnos unas frías aquí mismo en el hotel, así que pensaba decirte para quedarnos-

Niego

-pero-

Vuelvo a negar y ella asiente cabizbaja, su madre se suelta del agarre de su padre y se disculpa diciendo que debe ir a buscar algo para tomar, lo que ni fu ni fa.

-te tengo una sorpresa- su padre sonríe pues ha sido mi cómplice en esto, ella lo mira sorprendida -bueno, te tenemos una sorpresa- hago alusión a su padre aunque lo único que hizo fue guardar el secreto e importunarme.

Esperamos a que su madre regrese y por insistencia de su padre, sus amigas nos acompañan con sus familiares, genial, éramos mucho y parió la abuela.

Abordamos mi vehículo y le vendo los ojos, ella sonríe segura, sabe que a mi lado no le pasará nada; nos dirigimos a la plaza Asturiana en la zona más alta del país, en el Ensanche Naco, donde le monté un consultorio odontológico, está equipado por completo y tiene 5 cubículos aparte por si desea que sus garraputas trabajen para ella, lo que no es de mi agrado, pero accedí por la insistencia de su padre que es mas dolorosa que un arzuelo en el culo, ni sé porque lo busqué como cómplice.

Subimos y todo está tal y como yo lo diseñé, Clínica dental Dr. Peña, entramos y le quito la venda dejándola anonadada, llora de felicidad y se me lanza arriba besándome y preguntándome que qué haría sin mí, palabras que me llenan de satisfacción, pues mi propósito se está cumpliendo, que ella solo dependa de mi.




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