Príncipe Azul

Fin de la luna, fin de la miel

Zaida

El mes de la luna de miel pasa en bola de humo, lamentablemente estoy incomunicada, al parecer le fueron bloqueadas las tarjetas a Eliam y el efectivo que tiene me dijo que no alcanza para comprar el que me quiere regalar, le he insistido en comprarlo yo, pero me dice que sería una ofenda ya que se siente culpable por el incidente, extraño a las chicas y a mis padres

-amor, ¿hoy si puedo ir a la piscina? - le digo tratando de convencerlo, he pasado este mes casi en cautiverio, el en reuniones y yo aquí, viendo tv, durmiendo o bañándome en el yacusi, no salgo ni para comer, ya que mi muy atento esposo, me pide el desayuno, la comida y las veces que tarda mucho la cena.

-mejor no- me besa la frente, llegaré temprano y salimos a conocer lo que nos falta de Paris- asiento -siento que he pasado más en reuniones que contigo, esto no fue como lo planifiqué, pero prometo compensarte-

-dijiste que te acompañaría a algunas-

-a la única que fuiste, mis socios no se concentraban mirándote el trasero- me rio -no te rías, casi le saco los ojos con un palillo al viejo verde de Paolo-

-eres un exagerado-

-debo marcharme- vuelve a besarme -prometo que la reunión será corta, antes del mediodía estaré aquí-

Lo veo salir, así que ejecuto mi plan de irme a comprar suvenires para mis amigas y para mis padres, tengo hasta antes del mediodía, nada malo podría pasar.

 

Eliam

La reunión termina antes de la hora prevista, mis empleados bastante eficientes prepararon una presentación que sorprendieron a los nuevos socios y no hubo que abundar demasiado, salgo casi sin saludar y me dirijo a las instalaciones del hotel, estos tres días que nos quedan serán mío y de Zaida y de nadie más.

El semáforo indica que debemos detenernos y… pasa frente a mí, unas piernas largas y con un color que resalta bastante en este país, ZAIDA, cuento hasta 1000 y el deseo de estrangularla no se me pasa, ¿se atrevió a desobedecerme? ¿acoso soy un mojón para ella? ¿mi palabra no vale? E que yo soy la chú, un cero a la izquierda o mínimo el hijo del pollero. El semáforo cambia y avanzo rumbo al hotel.

Una hora, 17 minutos y 14 segundos después entra Zaida con las manos llenas de bolsas

-¿te divertiste?- se asusta y deja caer las bolsas

-amor, que susto-

-no tan grande como el que me di al no encontrarte-

-fui a comprar unos recuerdos para las chicas y mis padres, de paso, algunas cositas que vi y me gustaron-

-sola-

-pues si-

-ok- le digo dándome la vuelta, entro al baño, me pongo ropa cómoda y salgo sin decirle nada y no regreso hasta el día siguiente.

Salgo de la habitación de al lado, entro a la nuestra y encuentro a Zaida, con los ojos rojos e hinchados llorando sobre la cama

-esto es para que aprendas que no debes salir sin mi permiso y sin mi autorización, tenemos rangos y jerarquía, tú estás aquí abajo- señalo mis rodillas -y yo aquí arriba- señalo por arriba de mi cabeza -ahora ponte ropa, saldremos-

-NO- me grita -¿no sabes lo mal que la pasé? ¿se te ocurrió pensar, lo mal que me iba a sentir?

-no y no- respondo a sus preguntas – ya no eres la niña de papis que atento a rabietas lograba lo que quería, eres mi esposa y por lo tanto yo digo tus haces, yo ordeno tu obedeces-

 -no te reconozco, no eres mi Eliam-

-si soy, solo que te preocupaste por el lado bueno, es tiempo que te enfrente con el lado malo y debe de gustarte este lado también, porque conmigo o to toro o to vaca- me mira pasmada, la ignoro y miro mi reloj -15 minutos para cambiarte, te espero en la recepción y espero no tener que venir a buscarte-

 

ZAIDA

Se fue desde la 11:50 y no ha llegado y ya casi es media noche, intento dormir, pero no puedo, lo he llamado varias veces desde el teléfono de la habitación y nada, bajé a recepción y nada, no me atreví a volver a salir, vencida regreso a la habitación y me quedo en la cama llorando, hasta que a las 8 de la mañana lo veo entrar, no sé si lanzarme a besarlo o a golpearlo

-esto es para que aprendas que no debes salir sin mi permiso y sin mi autorización, tenemos rangos y jerarquía, tú estás aquí abajo y yo aquí arriba- me salta con esa tan pronto nuestras vistas chocan -ahora ponte ropa, saldremos- ¿qué? ¿así y ya? ¿Por qué él es el papaupa y mínimo yo la gatita de maría ramo? No señor, conmigo no

-NO- no le grito le ladro- ¿no sabes lo mal que la pasé? ¿se te ocurrió pensar, lo mal que me iba a sentir? -

-no y no- me responde calmado – ya no eres la niña de papis que atento a rabietas lograba lo que quería, eres mi esposa y por lo tanto yo digo tus haces, yo ordeno tu obedeces- entonces vienen a mi mente las palabras de mis amigas y de mi madre, en plena luna de miel el lobo sacó las garras, ¿Qué me espera después?

 -no te reconozco, no eres mi Eliam- las lágrimas se me atoran en la garganta, NO PUEDE SER grito internamente, ¿en qué lío me metí?, me dice algo más que no logro escuchar, la decepción y el coraje me van dejando sin raciocinio, solo sé que me da 15 minutos para que baje a recepción y se marcha

Entro al baño, me baño con pique, ahogando gritos bajo el agua con las lágrimas mezclada, me golpeo la frente con los puños cerrado respectivamente, pienso en llamar a mis padres, pero tomé está decisión como adulta y como tal debo resolverla. Antes de los 15 minutos estoy lista y bajo encontrándome con él en la recepción.

Salimos él me toma de la mano como si no ha pasado nada y

-te perdono- me dice -ahora disfrutemos estos 3 días que nos quedan, aprovechemos el tiempo que nos debemos, ya olvidé lo que hiciste, ahora concéntrate en mí y disfrutemos- me hace mirarlo tomándome de la barbilla – te amo- me besa -con locura mi negra-

Una lagrima me rueda, él la limpia y me vuelve a besar -ya olvidemos lo que pasó ¿sí?, te compraré tu celular y el helado más grande que venda en París o si quieres te compro a París, solo que no te cabrá en la maleta-




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