Príncipe de Dragones

05

Llegar a la ciudad principal del reino fue realmente lo mejor que podía pasarle a Ivoh ya que todo el camino pudo montar sobre Haku con tranquilidad, la dragona era bastante agradable con él ya que estaba agradecida por toda la ayuda que les había brindado, sin embargo, Ehecatl era todo lo contrario, bastante malhumorado cuando alguien que no fuera Tessa se le acercaba o intentaba montarlo; este dragón parecía ser un poco más rebelde pero era bien instruido por Winslet que divertida hacía piruetas con el gran ejemplar en pleno vuelo —algo que, por el momento, el joven granjero no estaba dispuesto siquiera a imaginar hacer—.

La ciudad no era como el joven campesino había imaginado, los pueblos aledaños a su hogar eran tranquilos, si bien tenían grandes edificios ninguno se comparaba a la modernidad que había cerca del gran palacio real, muchos de los ciudadanos —en especial niños— saludaban alegres y asombrados a los jinetes de dragón que llegaban, Ivoh sonrió en grande pudiendo ver la fachada del castillo donde la guardia residía y donde conocería en persona al Príncipe y a la Reina, no podía creerlo, todo lo que alguna vez imaginó se había hecho realidad en un parpadeo gracias a la presencia de Tessa esos días, estaba encantado, encandilado, agradecido de sobremanera.

—Llegamos —la chica volteó a verlo con una sonrisa—. Bienvenido a Drabbos, cuartel general de los jinetes.

—Wow… —abrió los ojos asombrado de ver tanta cantidad de soldados, algunos montando sus bestias llegando de diferentes direcciones, otros que no eran jinetes entrenaban arduamente—. Es increíble.

—Sí, lo es —asintió riendo—. Haku, con cuidado al bajar.

La dragona azulada resopló moviendo sus alas cada vez más lento mientras se aventuraba a posar sus fuertes patas sobre el terreno, sacudió su cabeza observando luego a Ivoh y empujándolo suave con su hocico para indicarle por dónde debería bajar para no hacerle daño a ella misma, con el paso del tiempo, la gran bestia había aprendido a comunicarse con rapidez con los humanos ya que no podían entenderla —a excepción de Tessa con quien compartía un vínculo mental—; Duncan descendió sin dejar de observar todo a su alrededor, pronto la jinete estuvo caminando delante de él para reunirse con William que los esperaba sonriente, Ehecatl se permitió echarse a descansar mientras que Balaur, observaba desde uno de los tejados donde tranquilo tomaba el sol para calentarse.

—Tardaron mucho —rodó los ojos el pelirrojo mientras los apremiaba a adentrarse en el gran edificio—. El príncipe ha preguntado por ustedes desde hace más de una hora.

—Lo siento, pero quería que Ivoh disfrutara de una buena experiencia con un dragón —comentó Tessa viendo por sobre su hombro al muchacho que los seguía sereno.

—Uuuh, veo chispas de amor —se burló Will mientras pasaba un brazo por los hombros de su amiga—. Ten cuidado, gran jinete, el amor es causa de traiciones, desamores y dolores que no curan los medicamentos.

—Eres todo un dramático —la chica rió.

—Solo te digo lo que se rumorea —se encogió de hombros mientras se detenían frente a una gran puerta—. Nos esperan, ¿Listos?

—Claro que sí —asintió.

Las puertas se abrieron tras unos minutos de espera, aquel salón dentro de lo que podíamos llamar como la armería del palacio era increíblemente enorme, llena de comodidades para los guerreros pero sobre todo, era el lugar que conectaba con la parte trasera del palacio y por donde la realeza tenía permitido andar para comunicarse con su guardia; apenas estuvieron dentro, William y Tessa se hincaron en el suelo posando una rodilla sobre el mismo y bajando la cabeza a modo de reverencia como buenos soldados, Ivoh los imitó con premura para ver aparecer por una de las puertas laterales a una mujer de largas y onduladas hebras portando una corona bastante modesta, con una sonrisa la mujer se apresuró a llegar al par de soldados mientras tomaba con cuidado su vestido para no caer.

—¡Al fin están aquí! —sonrió al ver a los jóvenes ponerse de pie—. Tessa, ¿Cómo te encuentras? El general Parker me dijo que habías sido atacada cerca de las fronteras.

—Así es, Su Alteza, pero gracias a este chico salí ilesa —ella se hizo a un lado para presentarlo—. Él es Ivoh Duncan, nuevo miembro de nuestras guardias.

—Oh, pero qué valiente, me alegra que tengamos ciudadanos dispuestos y llenos de valor para enfrentarlo todo —sonrió—- Un placer.

—Un gusto, My Lady —reverenció.

—¡Tessa! —otra voz se escuchó de manera sorpresiva en el gran salón dejando ver a un muchacho de veintitantos años ingresando, portando una corona de igual manera, de cabellos rubios y ojos grises, con rapidez se acercó para abrazar a la muchacha—. ¡Tonta, estaba preocupado por ti! ¿Dónde estabas? ¿Por qué has tardado tanto?

—Majestad, tuve contratiempos —Tess sonrió—. Lamento haber demorado, pero debería estar preocupado por usted mismo ya que me informaron que quisieron atentar contra su vida.

—Así es, no sabemos quién fue, pero tuvimos suerte de que el general estuviera presente con su dragón para ahuyentar a los maleantes que querían interrumpir el regreso sano y salvo de mi hijo —habló la reina con un suspiro—. No hemos podido saber nada de ellos, pero al parecer son pertenecientes a otro reino del cual no tenemos conocimientos.

—¿Será un nuevo imperio? ¿Por qué atacarnos ahora si jamás se han dado a conocer? —dijo Will frunciendo el ceño.




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