Ehecatl se hallaba demasiado alterado en el campo, observaba el cielo con recelo y a la espera del regreso de Tessa y Haku. El gran animal gruñía con furia caminando de un lado a otro, volteaba a ver a Ivoh que no le había quitado un ojo de encima y regresaba a la tarea de custodiar el firmamento; el muchacho suspiró, después de dar la alerta con el mensaje de Winslet para la reina y su heredero las guardias se duplicaron, los soldados salieron a proteger las calles del reino en caso de que una invasión se diera de manera pronta y él solo pudo quedarse dentro de la gran muralla real para esperar instrucciones junto a otro pequeño grupo.
—No va a calmarse pronto —Alistair se acercó a él—. Debería haberlo llevado consigo, pero Tess sabe que Ehecatl aún es demasiado joven como para seguir órdenes.
—Creí que tenía la misma edad que Haku —el de cabellos castaños volteó a verlo sorprendido.
—Así es, son dos ejemplares jóvenes como su jinete, pero a diferencia de la hembra, el macho es demasiado temperamental por haber vivido una etapa libre y salvaje, tiende a ser agresivo con quienes no conoce, no se relaciona bien de buenas y primeras —sonrió—. Conocí al dragón cuando Tessa lo trajo herido, fue toda una odisea.
—Sabes mucho de estas bestias —Ivoh se acercó curioso—. ¿Los estudias o algo así?
—No, solía ser un jinete de dragón hasta que murió mi compañero, desde entonces me dedico a entrenar soldados —sonrió con tristeza—. No es lo mismo estar aquí abajo que surcando las nubes.
—Creí que solo eras un capitán más —susurró—. Supongo que todos tienen sus pasados secretos.
—Sí, como tú, ¿No? ¿Granjero? ¿Con todo ese coraje y algo de insensatez? —lo observó divertido—. Tienes futuro aquí, en especial si sigues estando junto a Tess, te enseñará mucho.
—Puedo aprender por mi cuenta, no es como si estuviera detrás de ella todo el tiempo o algo así —negó.
—Lo sé, pero prefieres que ella te enseñe y Tess te busca aunque no se dé cuenta —rió bajo—. Me gustan juntos.
—Qué cosas dices —rodó los ojos.
—Ah, sí, ya los veré algún día y me darás la razón —palmeó su hombro—. Solo ten cuidado con el príncipe, es un buen joven, pero aún es algo inmaduro por su edad y no gusta de compartir a Tessa, aun cuando no le pertenece en lo absoluto.
—No creo que sea problema —rascó su nuca, sin embargo, sabía que para Adam no era algo grato el verlo.
—¡Alistair, tenemos problemas! —Clark llegó apresurado—. Parece que ha sido una trampa, no ha habido un ataque, más bien es una emboscada.
—¿Qué? ¿A qué te refieres? —preguntó siguiéndolo horrorizado, Ivoh no se quedó atrás.
—Sabían que íbamos a enviar a nuestros jinetes, lo único que buscan en probar nuestro armamento dragón, seguramente quieren deshacerse de nuestros jinetes —espetó comenzando a correr—. ¡Enviamos a un vigía veloz, pero este no ha podido dar con el grupo de Jhon, ni siquiera podemos saber qué ha sido de todos los jinetes, solo se han visto vestigios de batallas!
—¡Mierda, todo era una puta trampa! —bramó Alistair por completo asustado de que algo le sucediera a sus soldados.
—¿Qué pasará con el escuadrón? ¿Cómo vamos a salvarlos? —Duncan preguntó de pronto no pudiendo creer lo que oía, con gran preocupación y angustia.
—No podemos, ellos se salvan solos o mueren en el campo —negó Clark—. Si reunimos tropas solo para poder ir en su rescate dejamos desprotegidos al reino y sus gobernantes. No es algo a discusión.
—No podemos abandonarlos así como así —no podía creer que estuvieran contemplando esa idea tan aberrante, no se podía abandonar a todo un escuadrón.
—Mira, cada jinete acepta ese destino, sabe qué es lo que puede suceder y con honor y orgullo se adentran en cada batalla. Saben que no iremos por ellos —explicó—. Ivoh, tienes que prepararte, tenemos que defender el palacio y la ciudad, los pueblos aledaños podrían ser atacados en cualquier momento, es hora de defender nuestro territorio.
—Pero… —boqueó, ¿Eso era todo?
—Lo siento —ambos capitanes continuaron el andar decididos a ir por la Reina y saber qué era lo próximo a hacer.
Ivoh Duncan no era una persona que fuera cobarde, no era alguien que soportaría una injusticia, hacía todo por quienes eran de importancia en su vida y de su interés y por supuesto que no abandonaría a Tessa y William a su suerte, para nada. Volteó hacia el campo donde Ehecatl gruñía sin cesar, ¿Sería que el dragón presentía que algo iba mal? ¿sus amigos requería ayuda? ¿Y el resto del escuadrón? Relamió sus labios encimándose hacia el enorme animal, si era tan osado como él mismo le dejaría montarlo, después de todo se conocían y tenían algo en común; saber de Tessa y los demás, salvarlos, traerlos de regreso, no quedarse en el lugar a esperar un milagro.
Por otro lado, lejos del ostentoso palacio y de la gran estancia donde la milicia real se alojaba, Tess y Will no perdieron el tiempo cuando Jhon les ordenó tomar el lado derecho de la frontera surcando los cielos para poder vigilar de mejor manera. Ambos compañeros se prepararon para cualquier tipo de eventualidad mientras se encargaban de ver con detalle todo lo que se extendía ante ellos y por debajo de ellos, grandes plantaciones de cultivo, algunos pueblos alejados y mucho sendero desconocido que aún no era edificado por el reino; Winslet frunció el ceño viendo a todos lados sin entender por qué no podían dar con los supuestos atacantes de los que habían sido alertados, algo no iba bien, estaba más que seguro que se les estaba pasando un pequeño detalle por alto.
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Editado: 31.03.2025