Tessa caminaba de regreso a encontrarse con Ivoh, su encuentro con el príncipe no había salido para nada bien. Ahora tenía prohibido salir del palacio, tenía que encontrar la manera de ayudar al recién ingresado soldado y lo peor de todo en esos instantes —y hasta nuevo aviso— era lidiar con los sentimientos de Adam; desde que tiene memoria, el heredero ha estado en su vida, siempre, de niños eran cómplices jugando a sus imaginarios juegos, a escalar árboles, correr entre la nieve cuando el rubio iba a visitarla a su hogar natal, escuchar a sus mamás reír por las tonteras que ellos hacían para divertirlas… Toda esa relación inocente y divertida fue cambiando, mutando con lentitud a medida que ellos crecían, transitar la adolescencia fue la parte en donde se vieron separados debido al entrenamiento de Adam para ser el futuro monarca, pocas veces tenían contacto y cuando lo hacían ya no habían juegos de por medio pues Haku era el centro de atención de Tess quien la adiestraba lo mejor posible.
No sabe bien cuándo Adam comenzó a verla de manera diferente, no sabe cuál fue la acción que le dio esperanzas al príncipe ni por qué sus madres querían que tuvieran un futuro juntos —aunque no habían impuesto nada, solo insinuaron algo un par de veces a modo de comentario—, a veces Tessa pensaba que ellas esperaban que tuvieran un romance como el que no pudieron llevar.
—Esto es una gran mierda —masculló observando a su alrededor, los jinetes no le perdían rastro a sus movimientos y eso era un problema para ella.
Lo único que debía hacer era encontrar una forma de salir junto con Ivoh pero la opción más viable era desobedecer las órdenes dadas por el príncipe, frente a todos los que quisieran verlo y ser el centro del cotilleo más grande entre los jinetes de dragón y los soldados, pero podría ayudar al guerrero nuevo en su misión. Observó a lo lejos a Haku y Ehecatl, sonrió teniendo una idea en la mente, era ahora o nunca, no podría salir mejor si lo planeaba más y por ello corrió hacia donde Alistar e Ivoh debían estar preparando todo para que el soldado partiera cuanto antes.
—Bien, esta es la armadura más liviana, dentro de todo, te va a permitir estar protegido pero poder movilizarte lo mejor posible, también es silenciosa. Una de las mejores invenciones luego de las monturas para dragones —sonrió Alistar más después suspiró pues como superior del muchacho frente a él temía por su seguridad—. Debes tener mucho cuidado, las fronteras son engañosas, hay muchos recovecos que pueden ser usados en tu contra.
—Admito que estoy un poco preocupado por ello, pero conozco gran parte de ese territorio, esperemos que el enemigo no esté tan familiarizado con los terrenos —suspiró tomando la espada para envainarla.
—Debes tener puesto los ojos en todo lo que te rodee, recuerda, debes dar un informe detallado de lo que has visto, si hay pueblos tomados, muertos o heridos, trata de localizar al General Parker o a William, necesitamos saber qué ha sido de ellos y sus dragones —susurró por lo bajo—. No olvides tomar nota de todo lo que puedas, el príncipe es muy exigente en cuanto a ello.
—Bien, tendré tu caballo listo, al menos te llevará lo más cerca de la frontera que se pueda —Alistar se alejó dejando a Ivoh preocupado.
El joven granjero sabía a la perfección que el motivo por el que había sido enviado a la peor parte del problema en esos momentos se debía al Príncipe de Aphato, el chico le había dejado más que claro mediante sus miradas que lo aborrecía por completo. Lo peor de todo era que apenas habían cruzado palabras, Adam estaba decidido a conseguir lo que deseaba pero él se interpuso en el camino, Tessa le prestaba atención desde el primer momento e incluso compartían todo lo que podían; a pesar de las negativas de Winslet el heredero había hecho lo que fuera para poder separarlos. Para Ivoh no había duda, él era la pieza que no encajaba en el rompecabezas del rubio y la mejor forma de solucionarlo era eliminarlo, enviarlo lejos, en lo posible a su muerte inminente.
—¡Ivoh! —la voz de Tessa lo hizo voltear sorprendido, no creyó que la chica iría a despedirlo.
—Hola —sonrió—. Estaba a punto de irme, creo que me vendría bien tus consejos.
—Sí, bueno, sube a Ehecatl y dile que te lleve alto al cielo, yo te sigo —sonrió.
—¿Qué? ¿De qué estás hablando? —frunció el ceño.
—No voy a dejar ir solo, así no funcionan las cosas y sé que es peligroso lo que te han pedido hacer —suspiró—. No pude sacarle esta idea de la mente a Adam pero no soy un juguete que pueden manipular.
—No te permiten salir, Tess, no puedes hacer esto —negó—. No te tienes que arriesgar así por mí, puedo cumplir con la tarea.
—Sé que puedes —asintió convencida—. Pero quiero seguirte, quiero ir contigo, además, te lo debo. Tú me has salvado la vida más de una vez, esto es lo menos que puedo hacer por ti.
—Creo que lo estás tomando demasiado personal —murmuró viéndola fijo, ella desvió la mirada hacia los labios ajenos y regresó a los orbes avellana.
—Tal vez es más personal de lo que creemos —sonrió de lado—. Ve con Ehecatl, te espera en los galpones. Sabe lo que debe hacer, de todas formas, te llevas bien con él, podrás decirle qué hacer.
—¿Qué harás tú? —la inquietud estaba latente en Duncan.
—Iré detrás de ti, pero primero debes haber dejado este lugar, Haku hará algunos destrozos menores —rió bajo, sus tatuajes se encendieron confirmando que su dragona estaba más que de acuerdo—. Ve, no olvides nada que te haya dado Alistar, siempre prepara un equipo con lo básico para una misión.
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Editado: 31.03.2025