Príncipe de Dragones

18

Ivoh y Tessa sobrevuelan el cielo sobre los lomos de Haku y Ehecatl, observan con cuidado detrás de sí, bajo ellos, no pueden confiarse de nada ni nadie en la situación que están. Ambos dragones descienden con serenidad al suelo, olfatean el ambiente siendo Winslet quien de un salto cae sobre sus pies para desperezarse estirando su cuerpo y luego voltea tratando de reconocer el sitio, seguro ya ha estado allí, solo tiene que recordarlo.

—¿Por qué hemos volado hacia el sur? Creo que estábamos en otra dirección cuando fuimos atacados —frunció el ceño Ivoh bajando con cuidado del lomo del dragón que se sacudió por las cosquillas haciéndolo caer.

—Porque es la dirección que menos se toma ya que en las tierras sureñas el frío comienza a hacerse sentir, es algo horrible y por lo general nadie quiere venir porque las nevadas se hacen presentes. La temperatura no es agradable para los dragones, salvo los que han crecido en el frío como Haku —sonrió—. Lo que quiero es dar la vuelta antes de entrar en tierras nevadas, si podemos rodear el sitio donde me separé de William estoy segura de que daremos con el escuadrón en algún momento.

—¿No crees que eso nos pone en riesgo? —Duncan llegó a su lado pensativo—. Puede que no haya dragones cazándonos de parte de los enemigos pero no sabemos con qué nos vamos a topar, aparte, ¿los malasios no van a seguirnos?

—Eso no lo sé en verdad, se supone que los malasios no deberían poder llegar hasta aquí porque no es su territorio, pero estos dragones que nos atacaron no son entrenados al azar, creo que quien sea que los ha preparado podría enviarlos. De todas formas, no importa el clima que veamos nos van a estar siguiendo el rastro —suspiró—. Deberemos ir a pie, Haku puede llevarnos sobre su lomo cuando se requiera pero Ehecatl no está preparado para resistir el frío.

—De acuerdo, hagamos lo que te parezca mejor, tú conoces el terreno por lo que te sigo —asintió.

—Bien —lo imitó, observó a sus dos dragones comunicándose con ambos para verlos desaparecer en una estela azulina y otra verdosa hasta que se posaron sobre su brazo tintando su piel con los característicos tatuajes—. Listo, ahora podemos comenzar a caminar.

—Espera, ¿Estás segura de llevar a ambos en tu cuerpo? Tuviste problemas por albergar a Haku y a ese malasio, ¿Vas a enfermar si sigues? —la detuvo con el entrecejo fruncido por la preocupación.

—No es igual, el malasio era enemigo y me quería muerta, Ehecatl sabe que debe mantenerse sereno mientras esté conmigo —Tess explicó con una sonrisa leve—. No te preocupes, a lo sumo sentiré debilidad corporal pero no es tan malo como parece.

—¿No hay más opciones para que puedas seguir? —Ivoh no estaba de acuerdo—. No me gusta, Tessa, puede ser contraproducente, seguro hay algo que podamos tomar como segunda opción.

—No puedo exponerlo al frío, no podrá resistir mucho. Tú no puedes llevarlo porque no son compañeros y hacerlo regresar al palacio no es una opción, podríamos necesitarlo —relamió los labios pensativa—. Te juro que si hubiera otra opción, te la diría.

—Odio ser tan inútil, perdóname —chasqueó la lengua con molestia.

—Cada quién hace lo que puede, no eres inútil, ya llegará tu momento —palmeó su hombro con mirada comprensiva—. Además, podemos estar más tiempo juntos, ¿no crees que eso es bueno?

—Sí, lo es —soltó con inocencia comenzando a caminar delante de la jinete—. Puedes entrenarme más, seré todo un soldado cuando regrese a palacio, tienes razón, debo sacarle provecho.

—¿Solo por eso quieres mi compañía? ¿Para poder entrenar y ser mejor soldado? —podía decirse que estaba muy molesta pero no quería ser tan evidente—. Vaya, y yo que pensé que podía ser por otra razón.

—¿Cómo cuál? —fingió no saber nada—. ¿Quieres ser como mi mejor amiga? Porque eso suena bien, me encantaría.

—Claro —susurró desilusionada.

—¿O para qué otra cosa querría yo estar contigo tanto tiempo? —volteó a verla sonriente—. ¿Mmm? ¿O eres tú la que quiere estar conmigo?

—Pfff… No te hagas tantas ilusiones —pasó por su lado—. Solo me has parecido alguien curioso y creí que sería entretenido mostrarte más cosas sobre los dragones, aunque he sido la única en hacerlo.

—Oh, claro, es solo por eso —rió bajo siguiéndola, adentrándose entre la arboleda robusta y algo seca por el clima, las hojas crujientes bajo sus pies eran lo único que se escuchaba—. Es justo por eso que me elogiaste tanto frente a la reina, ¿Qué dijiste? ¡Ah, sí! Que era muy valiente y que sería una gran incorporación, ¿Debo seguir?

—Mira, no es malo elogiar a quien se lo merece —se detuvo con las mejillas ruborizadas—. Deja de burlarte.

—No estoy burlándome —se carcajeó llegando hasta estar frente a frente con ella y le dio un ligero toque bajo el mentón—. Solo quiero que admitas que te gusta estar conmigo por miles de razones.

—Ja, qué gracioso eres —rodó los ojos para suspirar y conectar miradas—. Sí me gusta estar contigo por miles de razones.

—¿Ves? Tenía razón —ambos se quedaron viendo unos segundos.

“No se desconcentren.”

—Bien, sigamos —Tessa carraspeó tras escuchar a Haku en su mente—. Nos estamos exponiendo si nos distraemos así.




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