Príncipe de Dragones

19

Observan al frente, la gran extensión de agua que sus ojos vislumbran siendo decorada por la neblina sobre la misma lleva un color celeste claro haciendo juego con las blancas nubes que han cubierto el cielo. El fresco aire que se instaló desde hace más de una hora revuelve los cabellos de ambos muchachos al mismo tiempo que observan alrededor las tierras frías y poco habitadas por animales; el lago se ve precioso en todo su esplendor, no puede negarse eso, pero la incógnita más grande es cómo atravesarlo sin correr riesgos y es que la superficie acuosa se ve tan llena de calma, con tanta quietud, que pareciera que nada ni nadie la habita y Tessa sabe que eso no está ni cerca de ser así.

—Este lugar es precioso, me asombra que nadie se acerque a verlo —Ivoh caminó un poco cerca de la orilla—. Tampoco veo animales de la zona.

—Eso es porque el lago es el hogar de los dragones acuáticos, aunque no parezca es muy amplio y demasiado hondo, algunos incluso dicen que tiene túneles que conectan con otros lagos, mar o el océano, es como estos dragones se movilizan —explicó—, cualquier criatura que se acerque a beber o a darse un chapuzón termina siendo la cena.

—Mierda —Duncan se agachó con cautela tocando el agua con sus dedos—. Tess, esto está helado, si nadamos nos vamos a morir congelados. La hipotermia será nuestra mejor amiga.

—No podemos rodearlo, la extensión es tan grande que en un punto ya no hay tierra que lo rodee —ella chasqueó la lengua observando tanto como su vista y la neblina sobre el lago le permitía—. Tendré que pedirle a Haku que nade a través de él, nos llevará en su lomo.

—¿Ella soportará las temperaturas? —se acercó curioso.

—Sí, se crio en el sur conmigo, donde la nieve es nuestra cama prácticamente —sonrió pero poco duró ese gesto en su rostro—. Me preocupa que nos ataque un dragón, mi compañera no es buena peleando en agua, sus alas no servirán si están mojadas; las plumas pesarían demasiado para poder volar.

—Volemos, entonces —Ivoh propuso—, Si ella sobrevuela no habrá tanto problema y de ser atacados desde el lago podrá tomar altura.

—Sí, pero ya no pasaremos desapercibidos si los malasios están cerca o si nos ven —apretó los labios.

—Cualquiera de las opciones nos trae un problema, pero no podemos tomar la más arriesgada —Ivoh exhaló cansino—. Que volemos es la mejor opción.

—De acuerdo —asintió.

Tessa tomó un poco de distancia de Ivoh mientras sus tatuajes se iluminaban, la estela azulina que liberaba a Haku se hizo presente y pronto la dragona se materializó extendiendo sus alas a los lados para desesperanzarse, rugiendo feliz de ser llamada a servir. La hembra observó el lago, olfateo el aroma alrededor y volteó a ver al par de humanos que se acercaban al borde del lago, sabía que debía llevarlos sanos y salvos al otro lado con premura y no los decepcionaría.

—Bien, volaremos para atravesar el lago, estemos atentos para evitar ser la caza de las bestias acuáticas y seamos silenciosos para no llamar la atención —Tess se acercó a su dragona que bajó su cabeza para recibir la caricia de su ama con gusto.

Haku se preparó, extendió sus alas dejando que su jinete se trepara a su lomo con ayuda de sus escamas y una vez la fémina estuvo en su sitio volteó a ver a Ivoh tendiéndole la mano para darle una ayuda al subir. En menos de dos minutos ambos estaban montados sobre el gran animal, Winslet le explicó a su acompañante que lo mejor era estar separados a lo largo del lomo de la dragona y en caso de ser necesario deberían moverse con ella para aligerar el peso en un escape.

La hembra montó vuelo de un gran salto, Ivoh nunca dejaría de sentirse casi al borde de la ansiedad cuando ella hacía esto pues el envión que tomaba lograba desestabilizarlo por completo, sin embargo, para Tessa, dicho vaivén no era sentido y ello era algo admirado por el ex campesino que estudiaba a ojo clínico la forma en que la jinete se comportaba con la dragona; desde cómo la tocaba a cómo la veía, la forma de montarla, qué escamas tocaba y cuáles no, cómo movía su cuerpo e incluso su cabeza cuando Haku notaba algo que le interesaba, podía decir que en verdad eran una sola en sincronía siendo sus sentidos compartidos por ambas; lo que una veía, oía, sentía era percibido por la otra.

—Apenas llevamos unos pocos metros recorridos pero siento el frío emerger desde el lago —comentó Ivoh viendo hacia abajo.

—Es natural, bajo este manto de agua hay túneles que llevan a las tierras sureñas, hay hielo e incluso glaciares subterráneos —explicó Tess con una sonrisa—. Es por ello por lo que durante el período de verano suele ser un faro para todas las criaturas que buscan escapar de las altas temperaturas.

—Es magnífico en verdad —sonrió feliz de saber semejante detalle, nunca habría imaginado que el lago escondía tantos beneficios y secretos.

Tessa regresó la vista al frente frunciendo el ceño, oía un extraño sonido que no lograba localizar y Haku agudizaba su vista en busca de enemigos sin tener mucho éxito. Tal vez estaba siendo algo paranoica, quien sabe, mejor continuar sin tentar a la mala suerte, se incorporó sobre el lomo del gran lagarto bajo la mirada curiosa de Ivoh y comenzó a caminar con rapidez hasta trepar los pinchos sobre el cuello de su compañera, una vez en su cabeza y sujetándose de sus largos y filosos cuernos fue que obtuvo una mejor vista del panorama; faltaba bastante para terminar de atravesar todo el gran lago, a decir verdad apenas estaban llegando a la mitad de su extensión más al menos lo habían conseguido, la primera parte estaba hecha.




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