Príncipe de Dragones

25

La noche había caído ya para los soldados de Parker que habían emprendido la huida de los campos de cosecha esperando poder resguardarse en las arboledas cercanas. El camino fue lento y algo dificultoso de transitar debido a las heridas que muchos tenían pero no quedaba de otra que seguir en busca de un refugio; el general fue el primero en caer dormido cuando se hubieron asentado en un sitio apropiado, una fogata se encendió apenas el sol desapareció y las personas poco a poco fueron entendiendo que el descanso no era más que algo necesario en esos momentos a pesar de que desearan regresar a casa, ponerse a salvo, huir, o bien, llorar por las pérdidas.

Tessa se ha encargado de organizar el equipo, ha dividido a los que no están en graves condiciones para que se encarguen de los que sí y para que, como puedan, asistan a aquellos que están atravesando la muerte de sus bestias compañeras; solo podía dedicarse a tratar de comprender a los soldados, los dragones eran más que solo quienes los llevaban a las batallas sino que eran amigos, familia, esa parte especial de ti que te hace ser mejor, superarte en grande, vivir aventuras que en tu vida pudieras haber imaginado y, ahora, no tenerlos seguramente era uno de los más grandes sufrimientos que un jinete podía padecer.

—Te traje un poco de comida, es carne. Ehecatl lo cazó —Tess se acercó a Ivoh quien, frente a la fogata, solo pensaba manteniendo su distancia con los demás.

—No tengo apetito —negó sin voltear a verla.

—Tengo un poco de agua si gustas —intentó de nuevo.

—No.

—Vamos, Ivoh, ¿vas a ignorarme de aquí en más? —preguntó incrédula, intentaba por todos los medios hablar con el soldado pero este le negaba todas las jugadas.

—No tengo nada qué decirte, ¿Qué quieres que haga? Estoy muy molesto ahora —se puso de pie viéndola—. ¿Cómo pudiste negarme salvar a mi familia?

—Ahora mismo solo tú me importas, tenerte a salvo es mi prioridad —susurró.

—Claro, pero para mí la prioridad son las personas que amo, mi mamá, mi papá y mis hermanos —espetó por lo bajo—. No puedo decirte que no vas a entenderme porque tú también tienes familia, ¿entonces? No te puedes hacer la desentendida, ¿Qué puede ser más importante que mi pedido? ¿Por qué cuidarme tanto si soy otro soldado más? No me trates como si no fuera capaz de lo mismo que los demás.

—Nunca he pensado que no puedes hacer algo, siempre te he dicho que eres un gran soldado, muy habilidoso y valiente, ¿de qué hablas? —rodó los ojos—. Y en cuanto a lo de entenderte, sé que estás preocupado pero, en efecto, no soy una persona que se preocupe demasiado por mi familia, sé que ellos pueden apañárselas bien sin mí —se encogió de hombros—. Tal vez pienses que soy desinteresada pero es la verdad.

—Pienso que no debes de quererla lo suficiente —chasqueó la lengua.

—No soy una persona muy apegada a las cosas o a la familia, suelo estar de viaje, en misiones, por lo general, somos solo Haku y yo —suspiró—. Y en cuanto a por qué cuidarte, eres importante para mí.

—Pues por ser tan importante para ti me estás dejando sin opciones, no me dejas tomar mis propias decisiones —negó.

—Tus decisiones no son seguras, a veces te dejas influenciar por lo que sientes o por tu sentido de justicia, no piensas con claridad —cruzó los brazos sobre el pecho.

—Creo haberte escuchado elogiar esa cualidad mía cuando nos conocimos, ¿Qué cambió? —elevó una ceja.

—Que eras un simple soldado en ese momento —se encogió de hombros—. Ya no, no para mí.

—¿Esto es porque nos besamos? —la cara de estupefacción de Ivoh hizo sentir incómoda a Tessa que apretó los labios, si bien se preocupaba demás por él desde que han compartido besos y algo de lo que sienten, su más fuerte impulso de protección es debido a su verdadera identidad—. Tess, responde, ¿es porque nos hemos besado? ¿Por qué sentir algo por mí te priva de tratarme como a los demás soldados?

Y por la mierda que quiere decirle que no, que no se trata de ello, pero no es momento de revelarle la verdad y tampoco es la persona que debe hacerlo, lo mejor es callar.

Desvía la mirada, no le dará una respuesta, porque cualquiera de las dos, la insinuada por él y la real, le traerían problemas.

—Entonces, ese es el motivo. Vaya, de haber sabido que esto evitaría que me vieras igual para el trabajo no te hubiera besado —Ivoh masculló.

—Ey, ¿Qué estás diciendo?

—La verdad. Puedes gustarme todo lo que quieras o ser la persona que considero ideal para mí, pero si no me ves capaz de algo o me limitas sin darme razones importantes y bajo fundamentos, entonces, no me estás haciendo un bien —negó decepcionado—. Supongo que, tal vez me dejé deslumbrar por lo que sabías y hacías, entonces, no me di el tiempo de conocerte lo suficiente.

—Puedes pensar de mí lo que te plazca, siéntete como puedas y quieras con respecto a mí y mis decisiones, termina con lo que sea que hayamos iniciado desde que nos conocemos, pero eso no va a cambiar el hecho de que te voy a proteger con mi vida de los enemigos y, por supuesto, de ti mismo —se sinceró la jinete con algo de tristeza.

—Hubiera preferido que intentaras ganarte mi perdón por esto o que me inventes una tonta excusa —Ivoh no podía creer lo que estaba escuchando, tomó asiento una vez más, desganado.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.