Príncipe de Dragones

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Montados en los dragones pueden ver a lo lejos ya las primeras construcciones de la ciudad principal, los poblados cercanos y por supuesto el gran palacio real. Incluso hay dragones sobrevolando a lo lejos siendo custodios de todo el territorio, Haku lanza un gruñido estridente que viaja por doquier avisando a sus pares que no es peligrosa, que está allí de regreso en casa y el sonido es correspondido; Tessa sonríe viendo a Ehecatl que gruñe feliz por ver a Balaur de nuevo y luego está Ivoh que con ceño fruncido mantiene el mutismo pues su mente ahora mismo es un gran caos debido a lo que debe hacer, lleno de interrogantes sobre cómo va a afrontar el momento más importante de toda su vida.

—Ivoh, estamos acercándonos al palacio —ella lo observó preocupada—. Pase lo que pase, no digas nada sobre lo que sabemos a viva voz, habla con calma con la reina y con Adam, ¿entendido? Nunca se sabe quién puede estar oyendo.

—Sí, lo tengo claro —asintió—. ¿Estarás allí?

—Dudo que me dejen participar de una conversación como esa, es muy privada y de la familia, ten presente que no dejo de ser solo un soldado más del ejército —sonrió de lado—. Necesito que me prometas que serás cuidadoso, una vez ingreses dentro del palacio no puedo protegerte como desearía pero estaré con los demás soldados, solo tienes que gritar y Haku te escuchará, ¿entendiste?

—¿Puedes calmarte? Tranquila, sé lo que tengo que hacer y no soy un adolescente que no sabe cuidarse —suspiró escuchando la alarma que era activada cada vez que los soldados del reino regresaban de sus misiones para ser recibidos por el equipo como era debido, para acondicionar los dragones, ofrecer ayuda del tipo que se necesitara.

Pronto estuvieron tocando el suelo del gran recinto donde los soldados entrenaban, muchos se habían acercado felices a recibirlos tras verlos con vida y, por ende, habiendo tenido suerte con su misión. Apenas Tessa e Ivoh bajaron de los lomos de los lagartos fueron Clark y Alistair quienes llegaron a ellos para estrecharlos con fuerza, alegres, llenos de alivio por ver al par de jóvenes sanos y salvos; pronto el resto del escuadrón del general Parker estuvo presente —o al menos el grupo que había podido sobrevivir— junto a William que a los gritos se lanzó a los brazos de su amiga para ambos reír encantados, siempre amigos, siempre compañeros y seguían estando vivos luego del desastre de misión que tuvieron que soportar.

—Me alegra tanto saber que estás bien —Will murmuró—. Cuando los dejé creí que estaba cometiendo una gran equivocación, tenía miedo de realmente estar siendo cobarde.

—No, nunca has sido cobarde, ni en las peores situaciones —Tess le sonrió—. Además, fuiste por la familia de Ivoh, eso es muy importante para todos.

—¿Cómo estaban? ¿Los hallaste? —Ivoh se apresuró a preguntar no pudiendo aguantar nada más.

—Sí, estaban sanos y salvos en tu casa. El incendió no llegó ni cerca de los plantíos de tu familia pero de igual forma los hice venir hasta aquí, se encuentran hospedados en el hostal que el ejército tiene para las familias de los soldados —tranquilizó—. No les sucedió nada.

—Gracias al Cielo —suspiró dejando ir toda preocupación sobre el tema.

—Soldado Tessa Winslet, la esperan en la sala de trono. El príncipe solicita su presencia de inmediato junto a los demás generales y capitanes, dese prisa —anunció un vocero apenas acercándose lo suficiente pero haciendo que todos los presentes oyeran el comunicado.

—¿Qué mierda pasa? —Will intercambió miradas con el par frente a él.

—De seguro me darán una reprimenda, antes de irme falté a las órdenes del príncipe Adam, hice lo que quise y me di a la fuga con Ivoh —sopesó—. Sabía que esto iba a suceder, de todas formas, no es un problema —negó viendo a Duncan—. Ve con tu familia, habla con ellos y que terminen de corroborar lo que Desilius te dijo, teniendo todas las certezas es que vas a poder pararte frente a la familia real y reclamar lo tuyo.

—¿De qué habla? ¿Qué reclamo? —William los observó confundido.

—Larga historia, luego lo sabrás —Ivoh palmeó su hombro dándole a entender que no había tiempo, el reporte a Adam que debía darle tendría que esperar—. Y tú… —tomó las prendas de Tessa para atraerla hacia sí y besarla con fuerza—. Ten cuidado, no dejes que te manipule.

—No… —susurró sorprendida, la había besado frente a todos los soldados e incluso ante Clark y Alistair pero eso solo hizo que sonriera en grande, no se ocultarían por quererse.

Tessa se dirigió directo a donde la estaban esperando, atravesó la planta baja de todo el palacio para llegar a la sala de tronos sintiéndose un poco fuera de lugar, sucia y nada presentable, pero no le habían dado tiempo siquiera a poder cambiarse, darse un baño o descansar, solo la citaron apenas pudieron verla. Estaba preocupada, no sabía cómo debería explicar la situación teniendo en cuenta que su reporte sería una gran mentira, tampoco era viable explicar sobre Desilius y las tribus porque estaría poniendo en riesgo a Ivoh; suspira una vez se detiene frente a la puerta, espera que le den autorización para ingresar y piensa de forma meticulosa el hecho de que debe verse calmada, no puede darse el lujo de ponerse nerviosa, se trata de Adam y su madre, puede hacerlos entender, entrar en razón, sí, eso.

Una vez la puerta se abre de par en par gracias a los guardias en la puerta ella a paso sereno se acerca hasta los dos tronos viendo a la familia real con sus típicas prendas costosas y ostentosas, a sus lados los guardias que los custodian pero a su alrededor se encuentran todos y cada uno de los generales y capitanes del ejército, desde tierra hasta por aire, nadie falta; lo que llama más su atención es el hecho de que cada uno porta el uniforme de gala que los representa siendo esto un acto oficial, pero, ¿para qué?




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