Alejo
Una semana más tarde...
Ha pasado una semana ¿La mujer que nos atendió? Se llama Aracely, una mujer interesante con un pasado complicado y duro. Esta semana pasó volando, rápido y sucedieron muchas cosas.
Primero, los hermanos menores de la mujer entraron en confianza lo cual me sorprende mucho. Segundo, no he vuelto a saber nada de mi familia y el mundo de la mafia y tengo que admitir que me alegra un poco .Tercero, he aprendido que Aracely es una mujer muy fuerte, terca y sería. Por último, el hotel donde me hospedo, es de la familia.
Mis pensamientos son interrumpidos cuando escucho que tocan la puerta de mi habitación.
— Adelante — hablo con un tono fuerte, miro hacia la puerta y me encuentro con Gaston quien tiene lleno de lágrimas.
—¿Qué tienes? — pregunto confundido.
— Es mi hermana, ella se desmayó. Ven rápido — comenta suplicando y asiento, me levanto de mi cama, el me indica donde está.
— Llama al doctor — ordeno al niño y se va con rápidez.
Minutos mas tarde...
El doctor ha llegado está examinando a Aracely, el mira al hermano menor de la chica y suspira.
— Ella necesita descansar, está muy estresada por los trabajos que está teniendo — explica mientras guarda todos sus elementos el doctor.
—Gracias, Donald. Procuraré de que no se esfuerce tanto — dice serio Gaston. El hombre me mira serio y sale de la habitación.
Que maleducado, no me ha saludado.
— Donald era novio de mi hermana, no te preocupes, es un buen hombre solo que con un carácter de mierda como la que tiene ella — dice el niño, solo me limito a asentir, observo a la mujer que sigue inconsciente, suspiro.
— ¿Por qué confías en mí? — pregunto de la nada al mocoso.
— Mi hermana lo hace — suelta sin más y tranquilidad. Me quedo pensando en lo que el niño dijo ¿Ella confía en mí? Pero sino me conoce, cuando se entere de que soy un mafioso no querrá saber nada de mí.
— Dime algo muchacho ¿Hay algún bar por aquí? — cuestiono interesado y duda en decirlo.
— No creo que debas ir a un bar, es peligroso estar por ahí. Nosotros nunca vamos por seguridad — comenta.
— ¿Tan peligroso es? — interrogo, asiente.
Genial, al fin, hay algo de peligro en esta ciudad.
— Muéstrame ese bar. Quiero peligro en mi vida — afirmo.
— Estás loco, pero te llevaré ahí después de que mi hermana se levante, no. quiero que ella esté sola — dice pero luego se calla.
— ¿Por qué no quieres que esté sola? Capaz que te pueda ayudar — hablo y me mira serio.
— No puedo decirlo, tengo prohibido hacerlo — confiesa mientras mira a su hermana.
¿Que más oculta esta familia, tan grave es la situación por la están pasando?