Príncipe Desterrado.

Capítulo 19

Sylver

Aquí estamos, en el aparcamiento de la organización, aguantándome las ganas de tirarle un hechizo a Merlín, más que todo porque no sé si será muy efectivo en un fantasma porque si no es así, me debilitaría por nada. Estoy asimilando el hecho de que Horus borró mi memoria, no sé con qué motivo, además de haber visto la foto de Artemisa.

¿Es posible que ese día me diera cuenta de que nuestras madres nos casaron? ¿Por eso habrá borrado mi memoria? En ese tiempo era un tipo inmaduro, resentido con la vida y con mi madre, podría haber hecho cualquier estupidez, sin pensar con la cabeza.

—Hace mucho tiempo, un ser mixto de brujo y humana, nació —dijo Merlín, sorprendiendo a Artemisa pero no a mí. He escuchado esa "leyenda" muchas veces durante mi infancia—. Se dice que el brujo estaba enamorado completamente de esa humana y el hecho de poder tener un hijo con ella, fue el oro puro en su vida.

—Sí, luego descubrió que ella era una puta —Artemisa jadeó, apartándose de mi lado. No fue la mejor de decirlo, menos enfrente de la chica que...bueno...—. Repito lo que me contaron, nada más.

—Los humanos tienen un corazón más dispuesto a amar que nosotros, quienes solo creemos en el primero y único amor —empujó a Artemisa suavemente hacia mi e inmediatamente, rodee su cintura con mi brazo—. Hasta que la vida nos sorprende, presentándonos a un ser mágico, que desconecta todos nuestros sentido, dejándonos con solo nuestro corazón.

Mientras decía eso, yo me perdía en los profundos y radiantes ojos de Artemisa...

—Sigo molesta contigo —susurró, antes de voltear hacia Merlín pero sin soltarse de mí agarre— ¿Qué pasó con ellos?

—La humana conoció a un hechicero en su último mes de embarazo, ella se sentía mal y él, al ser un medico hechicero, le ayudó. El brujo estaba lejos, tenía prohibido ver a su amada hasta que pudiera terminar un trabajo en el pueblo de al lado. El no contó que ese trabajo le quitaría tres meses y cuando volvió, el hechicero cuidaba de su hija.

De repente, nuestro alrededor cambió completamente, dejándonos en un oscuro lugar, iluminados por unas figuras azules. La imagen representaba al hechicero con la niña en brazos y al brujo lanzando encantamientos a su alrededor. Fue una lucha...

—Lleno de rabia, el brujo asesinó al hechicero y cuando estaba por asesinar a la niña, vio la imagen de su mujer junto a una rosa blanca —la figura del bruja cayó de rodillas ante la chimenea, donde un marco estaba en la repisa junto a la rosa—. La humana murió en el parto, por eso el hechicero aceptó cuidar de la niña hasta que el brujo regresara de su trabajo. Arrepentido, el brujo entregó a su hija a una pareja de ancianos que vivían en una casita de madera, en el bosque de las criaturas mágicas.

La figura de un bebé cambió a la figura de una adolescente con cabello gris y ojos azules, riendo y corriendo en el campo, seguida de dos guardias reales.

—Mamá... —susurré sorprendido.

—Los señores eran los antiguos reyes, quienes decidieron pasar sus últimos años lejos del reino, en completa paz —dijo Merlín, sonriéndome—. Cuando supieron que sus últimos días estaban cerca, el rey aceptó gustoso el hacerse cargo de la joven, nombrándola su hija y la heredera al trono.

—Es imposible —dije sin poder creerme esta historia—. He visto fotos de mis abuelos con mi madre, cuando era un bebé y una niña.

—No, has visto fotos de tus bis abuelos con tu madre —palmeó mi hombro—. ¿Pero sabes porque tu mamá es una hechicera completa? —Negué con la cabeza— Porque el hechicero que la cuidó, le dio un poco de su magia al intentar mantenerlas con vida en los últimos meses.

—¿Está diciendo que la magia se puede transferir? —preguntó Artemisa, luciendo igual o más, sorprendida que yo.

—¡Por supuesto! —aplaudió feliz. Cada vez me parece más raro— Cuando alguien tiene un corazón puro, la magia blanca aparece.

—¿Y dónde quedó el brujo? —pregunté.

—Muerto —negó con la cabeza, luciendo triste por unos segundos—. Cuando la reina fue creciendo, la magia en ella también. Por eso, iba absorbiendo más de la magia negra.

Las figuras volvieron aparecer, esta vez estaban unidas por un cordón blanco con destellos amarillos.

—¿Estás bromeando conmigo? —pregunté ya impaciente, cansado y con ganas de salir de esto para poder acabar con todo. Merlín y sus tonterías ya me tienen harto.

—La historia de la unión por sangre, va más allá de ser un mito entre otras criaturas, es una realidad entre los seres mixtos —señaló la figura de la mujer y luego la del hombre—. Cuando una persona nace de dos iguales, tienen el suficiente poder para complementar su magia. Sin embargo, cuando nace de personas diferentes, la magia no es suficiente. Es por eso que una de ellas, absorbe poder de su progenitor...—me miró a los ojos serio— Al menos que esté muerto.




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