Príncipe Desterrado.

Capítulo 29

Artemisa

El aire se volvió denso, me costaba respirar o ver algo en la oscuridad. El tiempo pasaba, escuchaba las manecillas del reloj moverse y por un instante, el tiempo me llevó a otra realidad.

No sabía si era un sueño o el sueño de otra persona, lo único que sabía era que el dolor que se sentía era molesto. El corazón apretado, la garganta ardiendo, las manos adoloridas y las rodillas... ¿sangrando?

¿Qué está pasando aquí?

—Aren, Kennedy... —susurró la voz, una voz femenina.

No comprendía de donde provenía esa voz. Parecía provenir de mi pero no es mi voz... No comprendo nada y mi cabeza comienza a doler,

Una luz iluminó todo el lugar, segándome por unos segundos hasta que pude adaptarme. Lo primero que pude ver fue la mano ensangrentada de un hombre, luego escuché el sonido del mar y de ultimo, un olor a rosas.

El reloj se detuvo, el mar ya no se escuchaba y en ese minuto, pude ver a la figura femenina en el piso, mirando el cuerpo inerte de un joven. Su maquillaje estaba corrido, sus mejillas negras debido a las lágrimas con el rímel, pero lo que me sorprendió fue el color azul oscuro de sus ojos.

—Claire —susurré, recordando a la hermana de Aren y Kennedy.

Ella levantó la vista, encontrándose con mis ojos. Levantó su mano, intentando tocarme, pero justo en ese instante, una puerta se abrió y la imagen desapareció.

Abrí los ojos espantada, mi cabeza parecía querer explotar y el corazón estaba acelerado. Lo que sea que vi, se vio muy real, incluso se sintió real.

La pregunta es: ¿Cómo se que no es real?

Sin querer pensar mas en el asunto para no intensificar el dolor de cabeza, me levanté de la cama y fui al baño a lavarme, al sentir el agua mis músculos se destensaron un poco, pero la imagen seguía atormentándome. Sus ojos estaban apagados, sin brillos, casi muertos. Es claro que el hombre en la habitación murió frente a sus ojos, dejándola en shock y si era alguien importante para ella, peor aún.

Salí a los diez minutos de la ducha y me puse algo de ropa que consiguieron para mí. Agarré el libro de papá y salí corriendo de la habitación en buscar de Sylver o de Horus. Tengo que saber si es verdad o no, y cuantas posibilidades hay de que Claire pueda contactar conmigo. No la conozco o no lo sé... ¿Y si la conocí y borraron los recuerdos con ella también?

Esto de los recuerdos no me parece gracioso. Si Sylver no hace algo para que vuelvan, colgaré a Horus de la cola hasta que acepte devolverlos.

—¡Kit! —suspiré aliviada cuando la vi cruzar por el salón. Se detuvo para esperarme, e hizo una reverencia— Sin formalidades, ¿Dónde está Sylver y Horus?

—Tengo entendido que fueron al calabozo a hablar con el traidor —miró a los lados antes de acercarse a mi y susurrar—. Lamento mucho que Nea esté sufriendo por ese idiota. Horus siempre ha sido alguien serio y romper las reglas ha de ser muy difícil para él.

—¿Qué le pasó a mi hermana? —pregunté preocupad. Con mil cosas en la cabeza, he descuidado a mi hermanita. Que horro de hermana...

—¡Creí que ya lo sabía! —exclamó asustada— Lo siento, no quiero meterles en problemas. Su hermana es genial y Horus es un idiota, pero le tengo cariño.

—Kit, no los meterás en problemas. Dime —agarré su mano, sonriendo tranquilizadora—, ¿Qué sabes?

—Creo que Nea le confesó su amor a Horus y este la rechazó, posiblemente fue cuando estábamos todos presentes porque ella salió corriendo y llorando de la habitación.

Habrá gato colgado.

Sylver

Eros mantenía los ojos en Riley mientras Horus me daba explicaciones sobre los efectos de la poción. Intenté memorizar cada parte del plan y del dialogo que hicimos de camino, pero mi menté está en otro mundo.

Es extraño...tengo la sensación de que algo está pasando, pero no tengo ni idea de que es ese "algo".

Cuando la puerta grande se abrió y Artemisa entró hecha una furia, rápidamente me aparté de en medio de ella y Horus.

—¡Eres malnacido! —gritó a unos pasos de darle una bofetada— ¿Cómo se te ocurre hacerle pasar ese mal momento? Si no te gusta, al menos ten la generosidad de hablarlo con ella en privado, no de rechazarla enfrente de todos. Y tú —me señaló—, creí que serías mejor. ¿Dónde quedó el "somos una familia"? ¿En la cama?

—Cariño, no puedo decir nada enfrente de la guardia real, es un tema privado—intenté abrazarla, pero ella retrocedió, mirando hacia Riley—. Artemisa...

—Escucha, hijo de tu madre —empujó la puerta con fuerza, haciendo que chocara contra la pared provocando un estruendo en el lugar— mas te vale que empieces a contar todo porque cuando descubra lo que está pasando, no nos valdrás nada y vendré a vengarme por Jerry.




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