Príncipe Desterrado.

Epilogo

Sylver

Las noches se volvieron mi tortura de nuevo, la felicidad desapareció hasta para las personas a mi alrededor, todos se fueron apagando de a poco, dándose por vencidos ante mis decisiones. Mi único consuelo, era ver el sol salir cada día, sabiendo que ella puede verlo donde sea que esté.

—Tienes una reunión con el jefe del pueblo en veinte minutos —me informó Kit, pasándome un sobre blanco—, tu madre también quiere que leas esto antes de que te vuelvas loco.

Le agradecí dejando el sobre al lado de mi plato lleno de comida. La falta de alegría también puede ser un problema para poder conseguir algo de apetito. No sabes que problemas trae cada sensación, pero hoy estoy mas cerca de la depresión.

Horus sigue encerrado en su casa, negándose a verse conmigo hasta poder conseguir una poción para resolver un problema. Eros ha vuelto al mundo mágico, sin tener una razón para quedarse después de que vio a su familia a lo lejos. Es claro que hay cosas que se mantienen, como el cumplimiento a ciertas reglas y Eros prefirió regresar al mundo humano con un limite d emisiones antes de dejar usar mi poder para traerlo de vuelta.

—¿Sabes porque todo es tan silencioso estos días? —le pregunté a Kit, mirando el sobre.

—Habrán entrado en luto junto a usted, majestad —respondió recogiendo mi plato y el vaso vacío—. Vaya, al menos hoy bebió algo.

No es que tenga intentos suicidas, ni puedo morir de hambre, pero tampoco me apetece pasarme todo el día con molestia en el estómago.

Me puse de pie cuando la puerta doble se abrió y una joven entró algo nerviosa. Sonreí al verla mejor que hace una semana, hasta se hizo una trenza de lado, dejando al descubierto el dije en su collar. Caminó a pasas lentos, mirando a Kit con desconfianza, pues no han conversado mucho y para ella, Kit es una desconocida.

—Déjame decirte que hoy te ves magnifica, querida Claire —le dije agarrando su mano y besándola con ternura.

—Gracias, Sylv.

Estoy seguro que Artemisa hubiera llorado de la emoción al verla usar un lindo vestido floreado, sobre todo por el gran esfuerzo que significa para Claire el salir de la habitación. No han sido las mejores semanas para ninguno de los dos, o mejor dicho, para nadie a nuestro alrededor.

Los siguientes en entrar al comedor fueron mis padres, agarrados del brazo y sonrientes, querido animarnos a todos. Agradezco que lo hagan por Claire, pero a mí me están empezando a dar nauseas con tantas sonrisitas y chistes horribles. Aren parece mas padre de Eros que mío porque no tenemos nada en común.

—¡Hoy es un grandioso día para salir a comer al jardín! —exclamó Aren, mirando a Claire con una gran sonrisa.

—Si, podemos incluso jugar algún juego infantil, ¿no?

Claire me miró asustada ante la idea, especialmente por el “juego infantil” de mamá. Al menos sé que puede fingir sonrisas, pero no se le da muy bien eso de fingir ser un rayo de sol.

—Tengo trabajo que hacer, pero no se preocupen por mi —pasé lejos de ellos, sonriéndole a Claire—. Suerte.

Me va a odiar mucho por dejarla sola, pero es que… ¿una tarde con mis padres? Prefiero escuchar toda la historia de Eros sobre “como conquistó a una modelo” antes que unirme a esa tortura.

Si admitiré que me siento feliz de que las relaciones mixtas ya no sean un problema o algo mal visto, ahora mis padres pueden tener una relación de parejas normal, incluso Eros puede enamorarse de una humana y venir con ella sin problemas. Nos hemos vuelto un mundo unido, gracias a la guerra pudimos obtener una paz mayor a la que teníamos antes.

Merlín resultó ser un buen “comandante”, cuidó a todos los guerreros por igual e incluso, logró resucitar a gran parte de los humanos que murieron con la ayuda de Horus y Aren, quien sabe mas sobre magia negra que ellos dos.

Riley tuvo dos opciones: morir o vivir en una celda por el resto de su vida, por lo que decidió acabar con su vida. No podíamos darle mas opciones, mas bien fuimos considerados al darle a escoger el no tener que estar en esas mugrientas paredes, al lado de la celda donde vio morir a la mujer que amaba.

Una lastima que Letty tuviera la salida fácil, porque debía pagar de otra forma el daño que causo. Me tomó por sorpresa saber que todo lo había planeado ella por algo tan insignificante como los comentarios de unos hombres que no valían la pena, pero es cierto que la mente humana es mucho más frágil.

Entré a mi pequeña oficina, donde atendía los asuntos reales sin tener que estar en el salón del trono, donde me agobio ante el enorme salón vacío, frio y aburrido. Al menos aquí me siento más a gusto.

Me senté en mi silla y rodé los ojos al ver el sobre sobre mi escritorio. ¿Mamá nunca dejará de molestarme con el bendito sobre? De mala gana lo agarré y después de una semana de insistir, al fin lo abrí.

“Sylver:

Déjame decirte que esta fue la mejor forma de explicarte todo sin tener que recurrir a las mentiras como forma de defensa ante el miedo de ver tu reacción cuando te confesara todo. Tampoco es que tenga mucho que contar, pues ya te conté sobre como conocí a tu padre y cuando conocí a los padres de Artemisa. Lo único que me queda contarte es sobre tus poderes.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.