Anahía.
Me removí por quinta vez en mi asiento llamando la atención de Nick, haciendo que él coloque a un lado su vaso de jugo para luego desplazar sus ojos por mi rostro con cuidado buscando algo que no logro descifrar. Era nuestra hora del almuerzo, y como lo normal, nos habíamos juntado para comer juntos, el día de hoy tocó en su habitación, la brisa pegaba de forma tranquila haciendo que el ambiente se sienta fresco, observé hacia el patio trasero sin enforcarme en algo en sí.
—¿Qué está mal, Ana? —, pregunta Nick luego de un rato—. Haz estado inquieta y muy taciturna, ¿qué está pasando?
—Mi familia me escribió—, susurré mirándolo por unos minutos, después dirigí mi atención al vaso de agua frente a mí cuando no soporté la intensidad de su mirada—, los niños dicen que me extrañan. Me confiesan que padre y madre están tristes, que Adal llora cuando cree que nadie lo ve, y ellos están tristes porque todos lo están. Yo…—, mi voz se quebró haciendo que me tape el rostro cuando un sollozo se escapó acompañado de mis lágrimas.
Después de eso, logro escuchar el chirrido de la silla cuando él se colocó de pies para luego caminar, de pronto, siento sus manos sobre mis muñecas haciendo que descubra mi rostro para poder mirarlo. Estaba arrodillado frente a mí, sus ojos observaron mi rostro para luego, llevar su mano derecha a mi cabello y así atraerme hacia él.
—¿Qué quieres hacer, Ana?
—No lo sé—, lo abracé con fuerza dejando que él sea mi soporte—, solo quiero hacerles saber que estoy bien, quiero verlos.
—Entonces, hazlo, preciosa.
—No puedo—, negué.
—¿Y por qué carajo no? —, gruñó apartándome de él con cuidado para hacer que lo mire.
—Me dijeron que no puedo hacer nada sin tu autorización.
—Y una mierda, Ana—, tomó mi rostro con seguridad para hacer que lo mire a los ojos—, eres dueña de ti misma. Quizá no tuviste elección sobre nosotros, pero, quiero que sepas que conmigo siempre vas a elegir, siempre, sin importar qué, porque te voy a apoyar en lo que sea que decidas, Ana, en lo demencial y suicida, allí estaré.
—Oh, Nick—, sollocé para pegar mi frente de la suya—, quiero verlos.
—¿Y cómo quieres que pase? —, me pregunta con una sonrisa—. ¿Quieres que vengan aquí o quieres ir allá?
—Solo quiero verlos, no importa como sea, Nick, solo quiero verlos.
—Bien, preciosa, que así sea.
Él depositó un beso sobre mis labios para luego colocarse de pies y alejarse de mí con cuidado, con pasos largos dejó la habitación dejándome en compañía de mis pensamientos tortuosos.
—
Con melancolía observé el lago y sonreí cuando Bruno, la mascota de Nick corrió por el patio mientras era perseguido por tres sirvientes que gritaban su nombre tratando de llamar su atención.
Reí cuando uno de ellos cayó al lago cuando intentó atrapar al canino, quién ladró hacia la mujer que gritaba por el agua fría, la cola de Bruno no dejaba de moverse de un lado a otro mientras seguía moviéndose de un lado a otro.
De pronto, mi puerta es tocada, asustándome. Con mi corazón acelerado y una mano puesta sobre mi pecho dejé el balcón y caminé hacia la habitación.
—Adelante—dije observando el objeto abrirse dejando ver a Gendry, que me regaló una reverencia antes de informar.
—Alteza, el príncipe Nicholas requiere de su inmediata asistencia en la entrada principal del castillo.
—¿Todo está bien?
Caminé hacia él con velocidad hasta posarme frente a él.
—Sí, alteza, respire—, cerré mis ojos a la vez que respiré profundo, para luego mirar al hombre—, respire, alteza.
—Estoy bien—, aseguré para empezar a caminar.
Salí de la habitación con pasos largos porque incluso cuando Gendry asegura que todo está bien, mi mente no deja de maquinar escenarios fatalistas haciendo que mi corazón se acelere al compás de mis pasos.
Para cuando llego a la entrada principal del castillo mi respiración era acelerada. Con desesperación busco con la mirada a Nick, encontrándolo hablando con Asher haciendo que vuelva a llevar mi mano a mi pecho para volver a respirar profundo.
—Usted, realmente se preocupa por él, ¿no es así? —, comenta Gendry con una sonrisa suave observando a Nicholas que aún no se percataba de nuestra presencia.
Sin poder encontrar palabras, solo me dedico a asentir con mi cabeza de forma seca para luego caminar hacia mi prometido, esta vez, con pasos más calmados. Observo a Asher dedicarme una reverencia alertando a Nick, haciendo que gire sobre sí para poder mirarme. Inmediatamente, sonríe estirando una mano hacía mí.
La tomé y dejé que me atraiga hacia él, envolviéndome en su aroma, calmando mi corazón.
—¿Todo está bien? —, curiosee pasando mis palmas por sus brazos.
—Sí, An—, él se alejó de mí para luego caminar hacia la puerta del auto para abrirla para mí e invitarme a subir con una sonrisa.
—¿A dónde vamos? —, curiosee cuando él se sentó a mi lado en el auto.
Editado: 05.08.2025