Erika llegó corriendo al patio de la escuela que en ese momento se encontraba completamente desierto y, dejándose caer en uno de los bancos, se permitió llorar abiertamente a sabiendas de que nadie la vería. ¿Por qué le pasaba todo esto? ¿Por qué las cosas tenían que ser tan difíciles? ¿Tan mala había sido? Es verdad que estaba muy lejos de ser perfecta y que ella no era lo que se decía “buen ejemplo de amor al prójimo”. Pero a pesar de todo, sus calificaciones eran las mejores, obedecía en todo a sus padres… ¿entonces por qué? ¿Por qué...? Quizás Sara tuviera razón y todo esto que le estaba pasando se lo tuviera merecido por su actitud, pero de ser así su “amiga” no era mucho mejor.
–¿Por qué me pasa esto? –Susurró en voz alta– ¿Tan mala he sido?
–Permitidme dudarlo –dijo una voz a sus espaldas –vuestros amigos son algo idiotas.
Erika da un pequeño brinco producto de la sorpresa y se voltea para encontrarse con el causante de su falta de sueño. Se encontraba recostado cómodamente en lo alto del único árbol del lugar. Por un momento fue incapaz de apartar la mirada de esos ojos azul eléctrico que la miraban fijamente y que, a pesar de que odiara admitirlo, tanto le atraían. Pero entonces se dio cuenta de la situación y un terror mezclado con ira comenzó a surgir en su interior. Hubiera jurado que cuando llegó se encontraba completamente sola ¿cómo era posible que ahora él estuviera aquí?
–¡Tú! –casi gritó mientras lo señalaba con un dedo– Eres ese chico que me estaba acosando en el bosque ¿Qué haces aquí? ¿Me estas siguiendo?
–Tsk, –Alistar chasqueo la lengua– Tengo nombre ¿sabíais? Aunque la pregunta sería que haces "tú" aquí ¿por qué no estáis en clases?
–Salí a tomar el aire –dijo ella dándole la espalda y limpiándose disimuladamente las lágrimas, esperaba que él no las hubiera visto pero ya era demasiado tarde, odiaba hacer escenas frente a desconocidos.
–No os escondáis –le dijo con voz dura –Miradme...
Como si su voz poseyera algún tipo de magnetismo casi sin saber por qué se encontró obedeciéndolo. Increíblemente cuando se dio la vuelta él estaba tan cerca que chocó contra su pecho y jadeo sorprendida ¿acaso se estaba volviendo loca? ¿Cómo había hecho para llegar ahí tan rápido? Hace solo unos segundos estaba en el árbol y ahora... ahora estaba... aquí...
–¿Cómo has hecho eso?
Él la ignoró y dirigió los dedos a su dolorida mejilla, que aún presentaba una tenue hinchazón. Alistar apretó los dientes enojado y Erika pudo ver como sus ojos se volvían de un tono carmesí, pero fue a penas un segundo antes de regresar a su color original y no estaba segura de sí fue real o solo lo imaginó.
–¿Quién os hizo eso? –preguntó con voz ronca.
–Nadie, no importa... –ella fue a alejarse pero él la sostuvo fuertemente de los hombros y con su mano libre le levantó la barbilla, obligándola a mirarlo.
–He. Dicho. Que. Me. Digáis. Quien. Fue. –habló lentamente, remarcando cada palabra, pero con un fondo terrorífico que hizo que a Erika se le pusieran los pelos de punta –¿Quién os lastimó?
–¡Déjame en paz! –la chica comenzó a removerse pero le era imposible –ese no es tu asunto, solo tuve una pelea y ya.
–Fue esa chica del bar ¿verdad? –preguntó él mientras recordaba la singular escena que había presenciado.
–¿C-como sabes eso? –Erika lo observo asustada –Tu no estabas allí…
–Responded la pregunta –repitió impaciente.
–¿Y si fue ella qué? –lo retó altanera –ese no es tu problema.
–En ese caso tendré que matarla, nadie toca lo que es mío... –le dijo como si fuera lo más normal del mundo mientras se alejaba de ella y regresaba a su lugar, pero en vez de volver a subir a la rama solo se recostó relajadamente en el tronco, la chica ya había visto demasiadas cosas raras para ella, al menos por el momento...
–¡¿QUÉ?! –exclamó Erika exaltada –¿Acaso es algún tipo de broma?
–¿Broma? –se rió él –¿Os parezco el tipo de persona que hace bromas?
No, no lo parecía y eso era precisamente lo que más la asustaba. Todo con respecto a él era demasiado extraño. Su forma de aparecer y desaparecer de esa manera, la forma en la que parecía encontrárselo en todos lados, incluso en sus sueños, la estaban volviendo loca y necesitaba respuestas. Pero a pesar de eso, no podía estar hablando en serio ahora ¿verdad?
–¿Quién eres? –Preguntó esperando oír una respuesta diferente esta vez –¿Eres algún tipo de mafioso o algo?
–¿Mafioso? –Alistar encarnó una ceja, confundido –Eres una chica algo rara, ¿se supone que tenga que saber lo que significa?
–¿No lo sabes? –Erika lo miro extrañada ¿de dónde había salido este chico? Pero no le dio más vueltas y se dispuso a explicar –La Mafia es una organización secreta de criminales que se caracteriza por emplear la violencia, la intimidación y el chantaje para…
–Jajaja –rio fuertemente Alistar interrumpiendo a la chica –¿es en serio? Primero acosador y ahora mafioso, en verdad os gusta jugar con mi paciencia
–Bueno... dadas las circunstancias me parece la única explicación razonable y…
–¿La única? ¿Por qué no pruebas de nuevo?
–Mmm... ¿un espía?
–Wau me sorprende la gran imaginación que poseéis –Alistar sonrió realmente divertido.
–Es la única manera que tengo de explicar todo lo que ha pasado ¿cómo te mueves tan rápido? ¿Por qué apareces en los lugares más insospechados? ¿Por qué eres tan misterioso? ¿Por qué...?
–Hacéis demasiadas preguntas –la cortó él mientras comenzaba a acercarse a ella lentamente –deberías aprender a mantener la boca cerrada de vez en cuando, en donde vivo, esa es una cualidad que se aprecia mucho–dio otro paso en su dirección y ella retrocedió asustada, de repente daba miedo, su aura había cambiado por una mucho más terrorífica, de depredador hambriento– aunque tranquila... ya tendremos tiempo de ocuparnos de eso.
–¡Aléjate de mí! –gritó poniendo la mano derecha al frente como para impedir que se siguiera acercando, no podía seguir así, no conocía a este tipo de nada y podría ser alguien peligroso, lo mejor era alejarlo de ella de una vez –ya me he cansado, no pienso seguir con este jueguito por más tiempo, vete, y si te vuelvo a ver cerca de mi voy a ir a la policía para que te pongan una orden de alejamiento.