Príncipe Oscuro

Capítulo XXI

Lord Kraig irrumpió como un bólido en los aposentos del príncipe heredero sin molestarse siquiera en llamar, no era necesario, ya lo esperaban. Erika jadeó de dolor cuando soltó su brazo para lanzarla con violencia al centro de la sala y poco faltó para que perdiese el equilibrio y cayese.

La joven una vez incorporada le dirigió una mirada de odio a Marcel por tamaña brusquedad y este le devolvió una de la misma índole. Completamente ofendida y decidida a ignorarlo ladeó el rostro y centró su atención en el resto de personas que se encontraban en la habitación, en quienes antes no había reparado.

Sus ojos se abrieron con horror al observar tendido en la cama lo que parecía una mala versión de Alistar. Se veis pálido, muchísimo más de lo normal, tan blanco como cualquier papel, y su cuerpo estaba surcado de innumerables venas azuladas. Se encontraba incorporado con unos grandes almohadones sosteniéndole la espalda y lucia realmente enfermo y demacrado, como nunca imaginó llegar a verlo. Sin embargo sus ojos inyectados en sangre la observaban con tal furia que la joven sintió su cuerpo estremecer.

A su lado, de pie a un costado de la cama permanecía una chica, sin duda la más hermosa que hubiera visto nunca. Su cabello tan rubio que parecía casi blanco, le caía como una cascada por la espalda, sin una sola imperfección y sus ojos, de un azul tan frio cual hielo parecían querer degollarla. Parecía ser alguien importante y no solo por los maravillosos ropajes que lucía, sino también por su pose altiva y arrogante. Era como una princesa sacada de algún cuento.

–Alis-… –comenzó a decir Marcel pero el mencionado levantó la mano al instante haciéndolo callar.

–Silencio –ordenó el príncipe con voz rasposa y carente de emoción alguna –Al entrar habéis interrumpido a mi invitada y esa es una descortesía que no pienso permitir, por favor querida Alissea, proseguid.

Tanto Erika como Marcel se quedaron de piedra, sin atreverse siquiera a respirar. El aura siniestra que emanaba el príncipe era capaz de envolver la sala por completo y parecía lista para explotar en cualquier momento. Mas su atención se dirigió completamente a la joven junto a él, ignorando a los otros dos.

–Será un placer alteza –la llamada Alissea sonrió coqueta –Os decía que he hecho todo lo posible por contrarrestar el avance de la sangre infectada y gracias al hechizo de hace poco debería desaparecer completamente.

–¿Cuánto tiempo? –exigió impaciente.

–No sabría deciros… –la muchacha desvió la mirada nerviosa –Técnicamente ahora mismo no deberíais ni estar vivo, sinceramente jamás me había enfrentado a algo como esto, pero creo que el motivo es vuestra sangre real. Estad tranquilo, no moriréis, al menos he podido asegurarme de eso, como podéis apreciar gracias a mi tratamiento ahora os encontráis mucho mejor.

¿Mucho mejor? Erika abrió los ojos con horror ¿Quiere decir que antes había estado peor? ¿Cómo podía ser posible? ¿Cuándo había ocurrido esto? Y lo más importante ¿Cuándo había vuelto? Esta mañana cuando salió del castillo nadie mencionó nada del príncipe ¿Acaso había regresado cuando ella se encontraba fuera? Tenía muchísimas preguntas pero nadie parecía dispuesto a contestarlas, y la más importante de todas ¿Qué pintaba ella en todo esto?

–¿No podéis seguir el mismo tratamiento?

–Lo lamento alteza –la chica niega apenada –No puedo absorber más veneno, no soy como vos, eso pondría en riesgo mi propia vida, y de no ser así igual mis poderes se han agotado demasiado como para ser capaces de seguir con el hechizo. Sin embargo confío en que gracias a mi ayuda seréis capaz de terminar de expulsar lo que queda por vuestra cuenta, solo que el proceso será algo mas lento. Yo os recomendaría que guardarais reposo hasta que estéis cien por ciento recuperado.

–Ya veo… –Alistar frunció el ceño –Os llamé aquí porque pensé que erais de las mejores, sin embargo ahora opino que debería haberle pedido ayuda a vuestro hermano directamente.

–Yo soy la especialista en magia de curación, no mi hermano –Alissea se notaba ofendida –Recordad que no tengo ningún deber de ayudaros, si lo hago es solo por la gran historia que nos une, pero ni creáis que podéis hablarme así…

–Os hablo como me venga en gana –la joven se encogió ante la mirada terrorífica del príncipe –Y vendréis aquí cada vez que os lo ordene, parecéis olvidar que vuestro hermano me debe unos cuantos favores y no creo que se encuentre para nada contento con vuestro pobre desempeño.

–Yo… he hecho todo lo que he podido…

–No estoy interesado en vuestras excusas, me habéis decepcionado –recalcó despectivo –Ahora largaos –dirigió una mirada a Marcel y a Erika –Como veis hay otros asuntos que requieren mi atención.

–No penséis que esta afrenta va a quedarse así –Alissea se dirigió orgullosa a la puerta –No permitiré que me tratéis como a una vulgar sirvienta, mi hermano sabrá de esto.

Dirigió una última mirada irritada a los presentes, deteniéndose en Erika a quien observó más detenidamente e hizo una mueca de desagrado.

–Ya me contareis luego quien es la “señorita”–recalcó con malicia la última palabra y salió dando un portazo.

–No deberíais tratarla así –aconsejó Marcel una vez se vieron solos los tres –Podríais tener serios problemas con su hermano, además de que Alissea es una íntima amiga de la princesa Stacia.

–Lo que haga Horvart me trae sin cuidado, se tratar con él –respondió Alistar con tono serio y seguidamente advirtió –No os inmiscuyáis en mis asuntos.

Marcel calló y Alistar centró su atención en Erika, quien había permaneció parada en su lugar en un completo silencio. Un escalofrío recorrió el cuerpo de la joven ante la mirada tan siniestra que le dirigía el príncipe y lo peor es que no tenía ni la menor idea de a que se debía. Nadie parecía dispuesto a romper el incómodo silencio que se había instaurado en la habitación, solo Alistar tenia tal potestad, sin embargo no parecía muy dispuesto a la labor.




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