Prioridades

15

Me quedé helada ante su confesión, no negaré que un par de lágrimas rodaron por mi mejilla mientras relataba su historia.

No podía entender que existiera tanta ambición y maldad en una persona.

Me entregó una foto de una hermosa niña de unos 5 años.

—Es hermosa. —Dije al mirar la foto—¿Dónde está Victoria?

—Con su madre. —Respondió secamente.

—Ustedes, ¿siguen juntos? —Sentí un nudo en el estómago al realizar esa pregunta.

—No. Nos separamos cuando la niña era muy pequeña. Fernanda rechazaba a la niña escudándose en que no podía darle pecho por su condición. Le parecía repugnante haber parido a una niña tan fea. Estaba obsesionada con recuperar su figura, entró en depresión post-parto y se dedicó a beber y mantenerse sedada con medicamentos. Yo no podía hacerme responsable de ambas, y sé que suena egoísta pero escogía a mi hija. Los padres de Fernanda se hicieron cargo de ella y la sometieron a un tratamiento psicológico que duró aproximadamente dos años. A raíz de las operaciones para corregir el labio de Vicky, Fernanda la fue aceptando poco a poco hasta que pidió vivir con ella, fingió que estaba arrepentida y que amaba a su hija.

—¿Por qué estás tan seguro de que estaba fingiendo?

—Porque no tardó en pedir dinero para la manutención de la niña. —Dijo con la voz entrecortada y derramando una lágrima.

—¿Cada cuánto vez a la pequeña? —Tomé sus manos, me entristecía la situación de su hija.

—Intento estar cerca de ella Io más que puedo, desde que me mudé a este lugar mis visitas han sido escasas. Es por eso que voy a cerrar el restaurante dos semanas o más, Vicky la está pasando mal con Fernanda, ella misma me Io dice cuando hablamos por videollamada.

—¿Has hablado con... Fernanda del asunto? —Pronuncié su nombre con mucho trabajo.

—He intentado pedirle que sea más cariñosa con la niña, pero es imposible hablar con ella de ese tema.

—¿Y qué piensas hacer?

—Voy a quitarle a la niña. El día que chocamos en la cafetería, iba distraído porque Fernanda me dio la noticia de sus próximas nupcias. Sonaba muy emocionada, e intuía que no iba a tardar en querer deshacerse de Vicky, por eso tomé la decisión de venir a vivir a este lugar, para tener a la niña lejos de su mamá y no se dé cuenta de su desprecio.

—¿Y el futuro marido qué opina? ¿No se opondrá?

—Fue el quien me pidió que me haga cargo de la niña, porque ellos van a empezar un nuevo hogar, se irán de luna de miel y no tienen tiempo de atenderla. Son tal para cual.

—¿Victoria ya sabe que vendrá a vivir contigo?

—Aún no. Por eso necesito tiempo para convencerla, a pesar del desprecio de Fernanda, mi hija está muy pegada a ella.

—¿Y qué harás con Victoria mientras trabajas?

—Vicky tiene una nana que la cuida desde pequeña, ella vendrá con nosotros, en el restaurante adapte una habitación para ella y aquí estoy preparando otra.

No me había percatado de que había más muebles en el departamento.

—¿Dónde encajo yo en esta historia? —Pregunté con temor. Lo vi suspirar.

—No tengo idea, dependerá de ti. Como te dije en el restaurante, has venido a revolucionar mi mundo. La primera vez que te vi sentada en la cafetería escuchando música intenté acercarme para conocerte, pero llegó tu novio y supe que no tendría ninguna oportunidad contigo, pues Io mirabas con ojos de amor, como si fuera la única persona en tú mundo. Saber que ese patán te había roto el corazón me dio el valor para buscarte de nuevo.

—¿Entonces sí me seguiste?

—Mmm... Digamos que el destino conspiró para verte de nuevo.

—¿Y por qué nunca me pediste una cita?

—Por miedo. Fui testigo de tu última ruptura y por experiencia personal, después de terminar mi relación con Fernanda, quedé muy herido. Me dediqué íntegramente a velar por la salud y bienestar de mi hija. Iniciar una relación no era opción para mi, temía el rechazo de otra mujer hacia mi hija. El conocerte comenzó a cambiar mi panorama, sin embargo, al platicar contigo me di cuenta de que eres una mujer que tienes aspiraciones y no quise ser yo quien las truncara. Un hombre próximo a ser padre soltero no es el mejor partido para una chica como tú.

—¿Y qué cambió?

—Hablar contigo todos los días me llenaba de paz, me cambiaba el ánimo, incluso durante el tiempo que estuviste con Elías me sentía tranquilo, sabía que Io suyo no duraría. Zahara se dio cuenta de mis sentimientos hacia ti el día que estuviste en el restaurante, habló conmigo y me hizo cambiar de opinión, es una buena amiga que me motivó a buscarte.

—¿Por qué me enviaste flores sin remitente hoy?

—Te envié las flores para invitarte a una cita mañana, solo que al llevar el arreglo a tu oficina la tarjeta se me quedó en el auto. Me sentí como un imbécil cuando me di cuenta, estaba por enviarte un mensaje cuando te vi entrar al restaurante. Por un momento pensé que le habías dado los créditos a otro admirador. —Comencé a reír.




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