Prioridades

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—No puedo obligarla a que se quede conmigo. No le voy a ocultar las oportunidades y menos si el puesto fue creado especialmente para ella.

—Entiendo que estés muerto de celos.

—Puedes dejar de hablar tanto, necesitas actuar de inmediato si no quieres perderla. Déjate de niñerías.

—También te quiero. Dale un beso a mi sobrina, dile que la quiero mucho.

No pude evitar escuchar la conversación de Gina con alguien mientras estaba afuera de su oficina pues la puerta estaba abierta. Al escuchar que colgó el teléfono, me asomé hacia su oficina e hice el gesto de tocar la puerta.

—iHola, Cassie! ¿Traes los documentos que te solicite?

—Aquí tienes. Revise las cotizaciones y todo está en orden.

—Muchas Gracias. Eres una gran ayuda.

—¿Sabes algo de las vacantes? Hace más de dos meses que platicamos de ello, y no he tenido noticias.

—Sé que aún se están haciendo cambios. Estoy segura de que la próxima semana habrá noticias.

—¡Gracias! —Me puse de pie y regresé a mi lugar.

Dos meses... Justo el tiempo que ha pasado desde la última vez que hablé con Mateo, entiendo que se debió enfadar mucho por como le hablé ese dĺa, por negarme a ir a la reunión donde me presentarĺa a sus padres o por no invitado a conocer a los míos.

Está relación se estaba saliendo de control... Bueno, si puedo llamarle una relación. Tal vez él ya terminó conmigo y no me he enterado. Lo único que he descubierto, es que los dos somos igual de obstinados.

Este fin de semana llegan mis amigas de vacaciones para celebrar la despedida de soltera de Monse. No puedo creer que se case tan pronto.

Llegarán en el vuelo de las 6 de la tarde, un taxi irá a recogerlas y nos hospedaremos en un hotel del centro de la ciudad para que podamos salir de fiesta.

—Últimamente no he visto a Mateo, ¿sigues con él? —Me preguntó Hugo que fue a buscarme a mi lugar de trabajo.

—¿Por qué no le preguntas a él? Hasta donde sé, también es tu amigo.

—No tenemos mucha amistad. ¿Ya tienes todo listo para el fin de semana? ¿Irán a algún show de stripper?

—¿Estás celoso porque me llevo a Ale, o te mandaron a investigar? —Reĺ por dentro.

—No tengo idea de que hablas. No soy celoso. Solo que estoy triste porque no me invitas a tu fiesta.

—Seremos puras niñas que estaremos de fiesta rodeadas de chicos guapos, sin camisa y bañados en aceite. Si te sientes más tranquilo te enviaré la ubicación de los bares que visitaremos para que nos vayas a vigilar. —Comencé a reír al ver su cara de espantado.

—No sería mala idea. Esta ciudad es muy peligrosa. Es más, estoy pensando en llevar a un amigo. ¿Nos vamos?

Comencé a reírme de sus ocurrencias. No me había dado cuenta de que era hora de irnos a clase. Me despedí de Gina y me reuní con Ale y Hugo en la puerta principal.

—iHola, Ale! ¿Ya te dijo Hugo que se unirá a la despedida de soltera a modo de guardaespaldas? —Vi que mi amiga volteó a verlo con cara de enojada.

—¿Tan poca confianza tienes en mi, que pretendes mantenerme vigilada? Ni que fuera a subir a bailar con el stripper y ponerle billetes en su tanga.

—Amiga, creo que Io que más teme es que te vayas al privado con el stripper.

—Lo bueno es que vamos a un bar solo para chicas. El guardaespaldas se quedará afuera.

Vimos que Hugo torció la boca ante nuestra plática, no estaba nada cómodo al escucharnos hablar de los strippers, se alejó de nosotras mientras hacía una llamada telefónica.

Llegamos a la escuela y mientras Hugo seguía discutiendo con alguien por teléfono, Ale y yo entramos al salón. Nos sorprendimos al ver que Antonio seria nuestro profesor en esta materia. Lo saludamos amablemente como si no Io conociéramos y buscamos dos asientos libres para sentarnos.

—Estoy nerviosa. —Me confesó Alessandra— Jamás pensé que fuera profesor con la cabeza hueca que tiene. Seguramente voy a reprobar por dejarlo plantado.

—Tranquila, no creo que mezcle la vida privada con la laboral.

—Pues, no tuvo inconveniente de mezclarlas cuando me invitó a salir, cuando sabe que trabajamos en la misma empresa.

—Pero no es tu jefe ni trabajan en el mismo departamento. Además, hace mucho que no Io ves, ¿o no?

—Pues en realidad, desde el día que Io dejé plantado en aquel restaurante no volví a saber de él.

Hugo entro al salón, al ver a Antonio se limitó a extender la mano a modo de saludo y se sentó cerca de nosotras. Tenĺa una expresión seria, como si estuviera enojado.

Antes de concluir la clase, Antonio nos habló del proyecto que debemos entregar en dos semanas, el autor del mejor trabajo podrá trabajar con él en la Dirección General de la compañía. A ninguno de nosotros tres nos emociona en absoluto tener que trabajar para él.

Al salir del salón, el profesor llamó a Alessandra para hablar con ella un momento, Hugo y yo la esperamos afuera.

—¿Qué te dijo? —Le preguntamos a Alessandra en cuanto salió del salón.

—Solo me dijo que no hay rencor por Io sucedido el día que fuimos a cenar. Qué entiende que me haya ido porque me sentía mal y supuso que no quería volver a saber de él, porque después de ese dĺa no hemos vuelto a tener contacto.

—¿Le dijiste que tienes novio? —Preguntó Hugo, demostrando que estaba celoso.

—Fue una charla muy rápida, te prometo que si no se ha dado cuenta de que tengo perro guardián en la próxima clase, le digo que tengo novio. —Dijo Alessandra rodeando el cuello de Hugo con sus brazos y depositando un beso sobre sus labios.

Cambiamos el tema de conversación y nos fuimos al departamento.

Ya solo faltan dos días para que lleguen mis amigas y tengamos un fin de semana de locura.




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