Priscila & La manzana dorada

Prólogo

Entre las altas nubes de nuestro extenso cielo, se puede encontrar con solo mirar un monumento que de piedra hecho está, rodeado por vida verde y creaciones sin rival, en el interior, el denso humo daba paso hasta convertirse en el dios de la oscuridad; su rostro entre afligido y exasperado, llama más la atención el denso negro que sale de sus fosas.
— Malnacido de pacotilla, creyéndose más solo porque es rey— Murmullo.
Un golpe seco de metal resonó en el pasillo más próximo, con arma en mano se aproxima al origen del estruendo, iluminado por flamas sin fuente, acercándose poco a poco a la sala de banquetes. Inspeccionando el lugar aprecio unas extremidades inferiores; doblándose para ver al responsable.
—¿Tu qué haces despierta jovencita? —

—Lo siento—

—Oye, ¿Qué dijimos? —

—No pidas perdón a menos que haya razón—

—Ahora, ¿Qué pasó? —

—Una sombra trato de llevarme, pero Ener me salvó—

A tal afirmación, este quedó como el hielo pues a pesar de la minoría, sin pedirlo enemigos sus talones rebasan. Sin esfuerzo, ni quejarse lleva a su familia a su recamara, dónde un largo sueño la esperaría; al conectar con el cómodo cae de inmediato con Morfeo, mientras la divina mano del señor de la magia posaba su frente con objetivo de hacerla olvidar. Con la tarea terminada voltea el rostro a una esquina donde el cachorro del puma acechando al responsable.

—Es por su bien— explico — de todas formas, la volverás a ver… por ahora—

Chocando sus dedos convirtió al aguerrido puma en un interactivo hurón.
12 primaveras pasaron.

Era una fresca mañana con brotes de canela... ¡Uf! Para que miento, esa desagradable alarma, juro que la voy a tirar por la ventana si sigue con ese pitido.

—¡Priscila! — Exclamo Michael, mi tío — Ven a desayunar hice tu favorito — finalizo
Baje ya vestida mientras veo las antigüedades que coleccionaba mi familiar; nunca conocí a mi padre y no me importa mucho, él se fue, y no dio explicación de a dónde, ni siquiera encuentro su rostro en mis recuerdos. Toma las crepes de fresa del plato de cerámica y en corto momento mi espera por el transporte escolar termino.
—Bien chicos cuáles son los tipos de triángulos que existen — dijo la maestra— ¿alguien? —pregunto con sonrisa forzada.
Suspiré con hartazgo, en serio nadie sabe cuáles son los triángulos de la ley de coseno; ante la insistencia de la maestra decidí responder.
—Son dos, el seno y coseno— respondí rompiendo el silencio.
—cof—Ned— menciono Charlie disimulando y esperando risas, pero nunca llegaron
—Charlie Stone, la próxima que se burle de sus compañeros tendré que enviarlo con el director—al decir esto la maestra Charlie se calló.
Al terminar esa pequeña escena empezamos a prestar atención a lo que explicaba la maestra en el tema, cuando empecé a oír un pitido intenso en mis oídos y a darme un dolor de cabeza; al mirar en la mesa de mi pupitre vi que había sangre, empecé a inspeccionarme la nariz para ver que me pasaba y efectivamente, estaba sufriendo una hemorragia.
Cuando iba a levantar mi mano para decirle a la profesora que iría a la enfermería, empecé a ver borroso y efectivamente me desmaye. Al abrir los ojos me encontraba en la enfermería y después de un interrogatorio de preguntas como: ¿comiste algo que te hizo mal?, ¿experimentaste signos de calor fuerte? O ¿Tienes alguna enfermedad genética relacionada?, Etc.
Lo único que hizo la enfermera fue, darme un permiso para saltar clases y le comunico a la directora sobre mi situación y que también llamara a mi tío para recogerme; Estuve afuera de la escuela esperando a mi tío, pero no llego hasta 1 hora en su automóvil después, al llegar a casa empezó a platicar sobre lo sucedido.

—Bueno me puedes contar con más detalle ¿Qué te ha sucedido? —pregunto con cierta preocupación.
—Sucedido en clases de matemáticas, yo estaba normal hasta que escuché un pitido en mis oídos, me empezó a sangrar la nariz y me ardían los ojos — respondí reflexionando lo sucedido.
—Espera—me detuvo— repite lo de en medio— me explico.
—Sobre qué me sangro la nariz, tío ¿estás bien? —pregunté con preocupación.
Él no me respondió, parecía tener un episodio de ansiedad, apretaba fuerte la empuñadura de su bastón mientras estaba sentado en el sillón individual. Solo oía que susurraba cosas como: ~aún no es tiempo~ o ~es solo una niña como puede pasar ahora~ entre más; preocupada me acerque a él para calmarlo, pero al tocar su mano salto del susto.
—Tío, ¿estás bien? Te pusiste a susurrar y sudar— ¿algo pasa conmigo? — le cuestione asustada.
Solo pronuncio un “Todo está bien”, cuando comprenderá que no soy tonta para notarlo.



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En el texto hay: magia acción, fantasía ficción

Editado: 09.02.2025

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