Narra Priscila
Al ser succionados por el portal, empezamos a caer de este, cerrado los ojos nos preparábamos para el duro aterrizaje, pero en vez de eso aterrizamos en una superficie acolchonada al abrirlos estábamos en una cama grande, verificamos mejor el lugar parecía una habitación de hotel.
—¿Ya estamos en Egipto? — pregunté algo mareada.
—Mi hogar—respondió Adom a mi pregunta.
Fuimos a directo al balcón para ver y lo único que vimos era puro desierto y ¿pirámides?
—Ow ¿Qué me paso?, ¿Quiénes sois? —pregunto el crío.
Este se rascaba su cabellera anaranjada cabeza con cara de confusión.
—Las preguntas las hacemos nosotros—comunico Petrof con cierto enojo en su voz—¿Quién eres? Y ¿Por qué nos atacaste? —
—Oye, oye no te dirijas a mí con ese tono hombre—defendió el niño.
—Por tu acento, puedo suponer que eres de España, oh ¿me equivoco? —argumento Moshee.
—Está bien me atraparon, si soy de España y es lo único que voy a decir—menciono alzando las manos como si fuera detenido por la policía.
—Vamos ¿no puedes darnos otro dato?, como tu nombre, edad, el número de tus padres—le pregunte buscando su aprobación para decir más información.
—No—respondió tan firme como un soldado—Eh aprendido en la vida a no decirle nada a los extraños así que...—
—Tu nombre es Andrés Reyes, tienes 6 años, y terminaste aquí porque nos atacaste—dijo Adom con los brazos cruzados
—¿¡COMO COJONES SABES ESO!? Gilipollas—agravio Andrés.
—Encontré papeles de turista en tus bolsillos—Respondió con los documentos en mano.
Parecía que Andrés se iba a convertir en una tetera, literalmente ya que su cabello empezó a convertirse en fuego y más con su cara roja de "Quiero asesinar a alguien".
—Escúchenme solo quiero un lugar donde vivir y estar solo, simplemente pido eso—imploro con los ojos aguados, intensificando las llamas.
—No podemos hacerlo, aún eres un niño, además... creo que eres un semidiós—conteste con cierta preocupación.
—¿Qué? —cuestiono— Señorita sin ofender usted debe estar mal de la cabeza, eso no existe—
Adom ante tal respuesta de quito la capucha de su capa, revelando así su rostro en mitad-mitad. La reacción del niño era como si hubiera visto un fantasma, eso creo. Iba a decir algo cuando escuchamos un rugido.
—Perdón, fui yo—declaro Petrof.
—Bueno tiene sentido, no hemos comido nada en horas—argumento Moshee.
Salimos de la habitación a buscar un lugar para comer, no sin antes Adom retomará su apariencia escolar; al salir del hotel empezamos a caminar fuimos a lo que parecía ser un mercado lo bastante grande para que un millón de personas lo ocuparan para un concierto o más.
—¿Qué es este lugar? — pregunte con maravilla.
—Es el bazar Jan el-Jalili, es el primer destino de turistas en El Cairo y principal sustento económico—expuso el azabache señalando los puestos.
El lugar es bastante colorido vendiendo artesanías, comida entre otras cosas luego paramos en uno de los puestos.
—Yo me encargo de pedir, verán que la comida es bastante buena aquí—aseguro Adom para luego silbar— maedhiratan, hal yumkin 'an tuetiani khamsat 'atbaq kashari (Disculpe puede darme cinco platos de Koshari)—
— Al-Shabab bialtabe (Por supuesto joven)—El señor empezó a menear una paila grande con una cuchara de palo y empezar a servir el platillo.
— shukran (Gracias)—dijo para después repartir los platos a cada uno.
Fuimos a una esquina para poder comer. Al dar la primera cucharada es como si una explosión se hubiera producido en mi boca, la salsa y los fideos es lo mejor que he probado.
—mmm... qué rico, esto si es comida de dioses—dije disfrutando el manjar.
—Sí, puede ser, puede ser, pero con carne sería una chulada—menciono Andrés.
—Bueno lo admito, está bastante bueno—admitió Petrof.
Luego de comer ese exquisito aperitivo, decidimos recorrer más el lugar a petición de Andrés, ya que según él le parecía interesante el lugar. Había un montón de objetos bastantes lindos de la forma que se hallaban lámparas de colores, perfumes, joyas, instrumentos musicales.
Empezó a oscurecer después de ese largo recorrido, encima inicio a hacer frío, así que decidimos volver al hotel para luego acomodarme en la cama.
—Bueno, nos vamos a repartir así; Moshee y yo vamos a dormir en el sofá-cama, Petrof en el sillón individual y el mocoso...—indicaba el ojiambar al ser interrumpido por el pelirrojo.
—Yo duermo con la chica, prefiero compañía femenina—dijo para seguido acomodarse junto a mí.
Cada uno se fue a su sección para descansar, no tenía tanto sueño y empecé a reflexionar el día que tuve; bueno quizás esta aventura sea la mejor que puedo tener espero seguir con esto.
•••En otro lugar•••
Narrador Omnipresente.
En un lugar cerca del hotel se encontraba una criatura parecida a un canino, este al ver que las luces de la alcoba se apagaron empezó a aullar para seguido ladrar de forma aguda. Este con todas sus fuerzas empezó a correr en sus cuatro patas, introduciéndose en el desierto a toda velocidad, específicamente en la meseta de Giza, este animal majestuoso rodeo las pirámides como si su vida dependiera de ello; para llegar a un pozo que estaba cerrado por una gran roca, este mismo con su pata derecha presiono un botón que se encontraba escondido entre la arena. La gran roca empezó a apartarse de la entrada y el animal de un salto se metió al pozo. El chacal recibía el aire en su hocico y pelaje, para luego aterrizar sin ningún daño sobre sus cuatro patas. Acercándose a una habitación donde se encontraba un joven pelinegro con casco de chacal, que vestía un taparrabos negro y unas vendas; este se encontraba revisando un enorme papiro que llevaba nombres de personas escritas. El animal se acercó a su amo y ladro para llamar su atención.
—Ib ¿Cómo estás, preciosa?—dijo el joven dios captando la presencia de la hembra para seguido rascarle las orejas—¿Qué paso, que tienes? —pregunto.
La hembra exhalo desde su nariz un humo gris, que para sucesivamente este cambiar de color y forma, revelando la figura de Priscila durmiendo, la imagen era tan realista como ver a través de una ventana.
—¡No puede ser—comento impresionado—Ya está aquí...! YA ESTÁ AQUÍ ¡—Grito emocionado—Ya está aquí, mi amada, ya está aquí... Por Ra, tengo que avisarle a Isis—menciono para ir corriendo a la habitación de la mujer.
Sin darse cuente que el bando enemigo espiaba.