Petrof
El dolor fue la única manera de despertarme y mi pánico, el único que me puso alerta, mi cabeza dio un giro de dirección al cabezal con la vista en el paisaje arenoso, mis orbes giraron a la derecha con dirección a una mujer que me daba la espalda, parecía acomodar algo en una mesa, aclaré la garganta para llamar la atención de la misma.
Esta se voltea su aspecto era regordete con cabello lacio acompañado de un fleco recto, estaba vestida con una especie de vestido largo sin mangas y complementada por brazaletes y collares de oro.
—Que bien que despertaste, tienes tres días inconsciente —menciono sentándose a mi lado
Me fije que tenía piel cobriza y ojos circulares de un tono café chocolate.
— ¿Quién eres? ¿Dónde me encuentro? —murmuró con vacilación.
—Es cierto que maleducada soy, déjame presentarme, soy Tueris, la divinidad de la fertilidad y protectora de las mujeres embarazadas y estas en la enfermería del palacio de las Eneadas— explico acercándose, y posicionando su mano en mi pecho.
—¡Eh! ¿Qué hace? — pregunte temblando
—Te cambio el vendaje, ¿No te diste cuenta de tu herida? —cuestiono extrañada
Mire en dirección a mi cuerpo observando que tenía el pecho vendado cubierta por una mancha de sangre, me toque el pecho asustado al no sentir las chapas militares.
La mujer me miro extrañada se voltea a la mesa agarrando algo.
—¿Buscabas esto? — inquirió Tueris
Agarré mis chapas rápidamente y me las coloqué en mi cuello, le pertenecían a mi madre, era la única que me amaba desde que mi padre desapareció.
Con ellas puestas, entraron los demás con cara de que un perrito lo hubiera atropellado. Exceptuando a uno.
—Creí que ya te fuiste al demonio—dijo el pelirrojo
—¡Andrés! ¡Por favor! —le replico Priscila
—No importa Priscila, en ningún caso me importa lo que diga esa rata—respondí entre dientes
—¡¿Cómo me llamasteis!?— Respondió el pelirrojo y, por un breve instante, su cabello pareció llamas.
—¡Es suficiente, no permitiré peleas en este lugar sagrado! —Rugió una mujer más alta que Tueris e incluso más fina y delicada como una pluma.
La misma, iba vestida con vestido blanco ajustado con una faja roja y una tela; Lo que resultaba más impresionante eran unas enormes alas debajo de sus brazos, sus plumas eran coloridas y ella transmitía un aura maternal.
—Es digno de admiración que hayas sobrevivido a esa herida, otros en tu estado estarían en un sarcófago—menciono agarrando mis dos manos.
—Petrof, ella es Isis la deidad de... muchas cosas en realidad —aclaro con tono dubitativo.
—Así es y yo les enseñare a cómo usar una de las herramientas más indispensables en su aventura—menciono en tono autoritario
Esta nos guio a un gran salón donde había monumentos a lo que parecía ser diferentes deidades, incluida ella misma; se giró a nuestra dirección y aplaudiendo causo que las antorchas que se encontraban en la habitación se encendieran.
—La magia—pronuncio—. La magia es una de las habilidades más importantes en el mundo divino, da poder para hacer cualquier cosa—.
—Hay tres tipos de magias la blanca, la negra y la fertilis, esta última es la más poderosa de todas, no solo es la combinación de las dos primeras sino también de todas las habilidades de otros seres ya sean comunes o asombrosos—finalizo
—¿Y usted la tiene? —interrogo Moshee
Su próximo movimiento fue alzando la mano hacia nuestra dirección y una bola de luz apareció en esta, luego cambio la posición de su mano para movimiento seguido lanzar un chorro de agua.
Por ello, sin un cielo cargado, la lluvia se desató.
—Eso es solo la mitad de lo que puedo hacer; ustedes aprenderán más acerca de este tema—expuso
—¿Este libro puede ayudar? —pregunto Moshee
Seguidamente saco su libro del bolso de Priscila para después entregárselo a la diosa. Esta lo observo a detalle para luego mirar a Moshee.
—De hecho, si — ¿Dónde lo conseguiste? —le pregunto a Moshee
—Me lo dio mi madre—respondió
—¿Cómo se llama tu madre? —volvió a interrogar
—Margaret Biton—contesto devuelto.
Al oír el nombre de la progenitora sus ojos se agrandaron como platos y acariciando el libro en el punto donde estaba la gema, este se abrió junto a una luz cegadora, cuando esta se fue Isis empezó a hojear lentamente el libro y quedando maravillada con este.
—¿Señora usted la conoce? —pregunto Moshee con cierta preocupación
—Si solo me llegaron hermosos recuerdos—respondió con los ojos hecho mares—Bueno, mejor empecemos el entrenamiento—culmino limpiándose las lagrimas
Señalo a Moshee y Priscila, de alguna forma Adom no fue seleccionado, quizás porque ya es un ser mágico.
—Voy a enseñarles unos de los hechizos más fáciles de aprender y se usa en caso de protección—explico
—¿Cuál? —pregunto Priscila
—Michozek—respondió —es fácil manifestarlo, solo hagan un triángulo con sus manos, pónganlos arriba de sus cabezas y digan el hechizo en voz fuerte y clara—termino de explicar
Moshee
Seguimos la guía de la diosa, me sentía un poco ridículo haciendo esto, pero todo por aprender.
—¡Michozek! — citamos con fuerza; examine a mi alrededor había una especie de barrera de color verde trate de tocarla y mi resultado fue una consistencia parecida a la gelatina
Priscila se veía igual de sorprendida que yo, pero Isis nos hizo reaccionar ante nuestro asombro.
—Bien mis niños eso fue algo fácil para ustedes ahora iremos con un hechizo de congelación—prosiguió para después marcar un círculo a su alrededor
—¿Para qué es eso? —cuestiono Priscila
—¡Oh! Esto es solo para prevenir—aclaro apuntando al círculo—el siguiente hechizo es Hakapaytiyu su uso es hacer nieve, incluso en los territorios más calientes, pero si lo usan en un ser vivo este igual hará la misma acción con la única diferencia que se convierten en estatua de hielo y escarcha—expuso con tono preocupado