Narra Isis
Pude notar que el aura de Priscila se comenzó a ser pesada, parece que es por el asunto del hechizo, tendré que hablar con ella después. Fui a mi alcoba para meditar sobre su situación, mi hermano y cuñado Seth se unió a Eris y sus lacayos en busca de poder, nadie lo pudo detener, ni siquiera su esposa. Él aún tiene el odio en su corazón por el castigo que se le impuso, aunque lejos de mí esta sé que mi querido esposo está conmigo y nuestro hijo, veía atreves de la terraza como salía el sol; con sus hermosos tonos naranja y amarillos como una espada recién calentada, sin previo aviso un canto agudo y penetrante, se trataba de un halcón de hermosos ojos azules, los cuales reconocería en cualquier rincón de la tierra.
—Horus hijo mío, ¿Qué paso? —pregunte con preocupación
Este se transformó en el apuesto dios que es mi hijo, de piel como el chocolate y cabello negro cuál noche, llevando su casco en forma de cabeza de halcón.
—¡Ah! ¡Uf! Es todo mal, Eris reúne a más a su bando—contesto agitado—¡tenemos que avisarle a Tezcatlipoca! ¡La hija de su hermano y nuestra salvadora está en peligro! —grito eufórico
—Shh tranquilo mi hermoso halcón, ella ya está aquí— mencioné para ver una expresión de tranquilidad en él.
Aparte la cortina de la puerta revelando a esta misma junto a sus aliados, salimos para que pudiera presentarlo como es debido, hasta que otra deidad femenina se acercó a abrazarlo.
—Ay mi amor que bien que estás a salvo—dijo mi nuera, Hathor
—Disculpa, pero tenemos invitados aquí presente—afirme con tono autoritario
—Perdón; me llamo Hathor la divinidad del amor y la maternidad—se mostró inclinándose
—Un gusto, mi nombre es Priscila y estos son mis amigos, Moshee, Adom, Petrof y Andrés—presente a los chicos
Estos ante su presentación saludaron a la deidad, ya sea con un saludo de mano o con la cabeza. La diosa tenía una apariencia de una mujer joven de 21 años con piel de tono ámbar, pelo largo de color negro decorado con oro, llevaba una falda larga con un escote sin tirantes, portaba unos cuernos con lo que parecía ser un disco en el centro.
—Continuando con nuestra clase, seguiremos con los embrujos de la clase anterior, esta vez en compañía de mi hijo y mi nuera—explico para después seguir camino a la sala de ayer
—En este caso vamos a aprender una técnica de para convencer llamado muqina Max—aclaro Hathor
—¿Cualquier deidad del amor? ¿Puede hacerlo? — pregunté confundida
—De hecho, cualquier diosa que representa la fertilidad, puede hacerlo, pero no lo hacen muy seguido—aclaro Isis
—¿Y cómo se hace? —le cuestiono Moshee.
—Este hechizo se activa moviendo los labios silenciosamente lo entonas y das una orden al individuo que está frente tuyo, a su vez el individuo te obedece—expuso la diosa del amor
—Bueno, no es algo que haya hecho en mi vida, pero okay—comento con cierta tensión
Mire al resto y me fije que Adom apartaba el rostro, solo dejando ver su única parte con carne. Regrese mi mirada a Hathor, progresando a hacer el hechizo; concentre todas mis fuerzas, pronuncie el hechizo de forma discreta; no sentí absolutamente nada.
—Ahora necesitamos a un sujeto de prueba—argumento la diosa
Al oír estas palabras hizo que los chicos se tocaran la punta de la nariz tratando de decir "Yo no". El único que no puso su dedo fue Andrés, el pobre observo a ambos y reacciono ante esto negando rápidamente.
—Vamos pequeño, ¿no quieres ayudar a tu amiga? —menciono para después guiñar un ojo
Este se sonrojó ante tal comportamiento, solo aparto el rostro ante tal conducta y parece ser sumiso, porque sin quejarse acepto, poniéndose frente a nosotros.
—Bueno ¿Ahora que debo hacer? — pregunte no tan segura
—Dile o pregúntale algo y te obedecerá de inmediato—explico
—Ok—afirme—¿Andrés cuando es tu cumpleaños? — cuestione —
Las pupilas de este se pusieron de un color azul oscuro, estaba tan concentrada en ellos, que me espante cuando hablo de repente.
—Mi cumpleaños es el 14 de febrero—respondió suavemente
Me sorprendieron dos cosas, uno: que haya funcionado el encantamiento y dos: que cumpla el día de san Valentín. Hathor se acercó a su lado, para acto seguido chasquear los dedos; el pelirrojo reacciono ante esto sacudiendo la cabeza ante esta acción.
—Eh ¿Qué paso? ¿Quiénes sois? —cuestiono por lo que parecía estar mareado
—Esta es la forma más simple de romper el encantamiento—aclaro Hathor
—Muy bien, como Hathor ya les enseño una herramienta muy esencial para defensa y ataque; ahora sigo yo, lo que les voy a enseñarles es muy fundamental para...—explicaba cuando algo sacudió la tierra
—Son los sirvientes de Eris, están afuera atacando el templo—exclamo un hombre con una diadema en forma de grulla
—Thoth, avísale al comandante que prepare al ejército—mando Isis con tono autoritario—Muchachos usen el espejo y vayan a un lugar lejos de aquí ¡ya! —a punto como diciendo que nos fuéramos de inmediato
Trate de tomar el espejo de mi bolso, pero en vez de eso salió Ener de este con ¡el espejo en el hocico!
—¡Ener devuélveme eso! —exigí entre asustada y molesta
Arranque a seguir al Hurón para quitarle el espejo.
—Chicos, atrápenlo—dije desesperada
Estos empezaron a correr detrás del hiperactivo animal, tratando de quitarle el objeto. Pero era muy escurridizo y rápido tanto que nos llegó el cansancio, parecía que nunca lo atraparíamos cuando, una gran lengua fuego apareció de la nada, haciendo que Ener se quedara estático, creí que se trataba de Andrés, pero este estaba a mi lado. Una mano apareció arrebatándole el espejo de su hocico, la gran flama bajo su intensidad revelando a ¡Anubis!
—¡Niño rápido piensa un lugar y tele transpórtalos a todos! ¡Rápido! —exigió para luego observar de donde vino una explosión
Este estaba paralizado como estatua, estaba entendido que no sabía que hacer, pero un gran derrumbe iba a caerle encima por lo cual me abalance sujetándolo y salvándolo de un horrible destino; los chicos fueron rápido a nuestra dirección, un gran monstruo de sombra se dirigió a nosotros, esperando el ataque, pero desaparecimos de su campo de visión, pues parece que Andrés logro activarlo. Después de un corto viaje aterrizamos en lo que parecía una casa abandonada, estaba todo muy bien amueblado y con retratos familiares, me acerque a uno de ellos el cual parecía ser un hombre cargando a un bebe recién nacido; el marco se desarmó liberando la foto, volteándolo a la parte blanca donde se encontraba una escritura, decía: "Andrés Hugo Reyes" "14 de febrero de 2005"
—Andrés, ¿Esta es tu casa? —le cuestione entre susurros
—Si—respondió con la mirada baja