Priscila & La manzana dorada

El bosque de Angathia

Bajamos del barco con algunos aguantando el vómito, estudiamos los alrededores, ningún obstáculo; no tuvimos que preocuparnos por ese detalle, ya que solo había ciudadanos y algunos turistas. Saliendo del puerto a la civilización.

Recorrimos unas cuantas calles para llegar al centro de la misma; por supuesto, no podíamos tener los sentidos desactivados. No se sabe cuándo los secuaces de Eris puedan atacar.

—¿Ahora? —cuestionó Moshee.

—Ahora, hay que ir a la Acrópolis —contestó Adom.

A la misma vez que apuntaba a una gran colina en el centro de Atenas, en palabras de nuestro guía personal, empezamos el recorrido cuyo destino final era una gran estructura de pilares y de tono puro. Me puse los audífonos como un pequeño despiste al caminar; estuve tarareando por un rato a la misma vez que cerraba los ojos. El tranquilo ambiente me hizo abrir los ojos y dejar las frecuencias.

Había llegado a nuestro punto final y mis compañeros se habían quedado atrás.

—Uf, ¿por qué eres tan rápida? —¿Qué eres? ¿Un erizo? —exclamó el más pequeño de nuestro grupo.

—¡Miren! —exclamó Moshee.

Vaya, el viaje valió la pena; será que este lugar es una de las 7 maravillas del mundo, pues con toda razón se merece el título.

—La acrópolis —exclamó Adom, admirando el lugar, en su único ojo se encontraba el brillo de lo más preciado, un tesoro de miles de años.

Entramos al lugar abierto; literalmente son unas ruinas y solo había columnas que servían de soporte.

—Vaya, acaso mis ojos me engañan, ¡Eris tenía razón todo el tiempo! — Exploré el entorno con la vista, intentando localizar la fuente de aquella voz juguetona.

—Reconocería esa voz en cualquier lugar... ¡Zagreus! —el de tez morena dirigió su mirada a uno de los pilares.

El desconocido tenía un porte bastante juvenil, bien vestido exceptuando por los piercings que llevaba en su labio inferior y nariz, y su copa con incrustaciones de diamantes.

—¿Cómo? ¿Cómo me conoces? —Le observé, la duda y el miedo acompañaban a mi cerebro en desconfianza.

—Todos los seres divinos sentimos energía, esa energía que define los sentimientos —explicó arrastrando sus palabras con cierta maldad.

—¿Y qué quieres? ¡Oh! Zagreus, hijo de Hades y Perséfone —Adom escupiendo una falsa veneración.

—Solo vengo a ayudar —respondió.

— ¿Tú ayudar?, ¿Cuál es el truco anciano?

—Mira quien lo dice — sigue — Y claro, necesitan la clave para entrar al olimpo.

—Pero... el Olimpo, ¿no está en la montaña del mismo nombre? —preguntó Moshee con cierta sorpresa.

—Eso es solo un pequeño disfraz para que los humanos lo vean imposible —explicó moviendo con dramatismo sus manos.

Prestaba atención a todo lo que Zagreus decía, pero algo en específico me desagrada: no había sonido. Inspeccioné los alrededores; estaba más solo que el pasillo de un hospital psiquiátrico. Las ruinas son interesantes y eso debe atraer a los turistas, pero ¿Dónde están?

Y no solo eso llamó mi atención, sino que al parecer un destello brillante apareció.

Miré a mis amigos; parecían no notarlo. Giré mi cabeza de nuevo a un pilar y una simbología apareció. Su forma era de un búho, luego un tridente y otro símbolo; cuando toqué el pilar, el símbolo apareció de nuevo.

—Chicos, ¿creo que esto puede ayudar? —les anuncié.

—Justo lo que necesitábamos.

Iba a dirigirme con los demás; como fruto de esto, el icono desaparece al momento de este momento ocurrido.

Hasta que se me ocurrió una idea.

—Petrof, ¿puedes tocar el anta de haya? —le pregunté.

Este me hizo caso y, como una "acción-efecto", la simbología de un rayo apareció, acompañado por una luz cegadora; al mismo tiempo, una especie de puerta brillante surgió de la tierra.

—¿Qué? ¿Qué tiene que ver Zeus conmigo? —se cuestionó.

En un acto inesperado, los demás pilares brillaron, pero algo se deslizaba como una serpiente; nuestros protagonistas aún se concentraban en la brillante puerta con el propósito de cruzarla.

Hasta clavarse en los tobillos, los pres adolescentes vociferaban de dolor, pues les fueron clavando espinas, pero no unas normales, de apariencia grotesca, como si tuviera conciencia propia, arrastrándose sin ninguna piedad, llevándolos a un bosque de ambiente sombrío y poco ecosistema.



#3725 en Fantasía
#748 en Magia

En el texto hay: magia acción, fantasía ficción

Editado: 30.07.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.