Prisión Infernal

Capítulo 12: Edén – Parte 2

Berlins y Tensk estaban esperando el ataque de aquel monstruo gigante.

—¡Alice ve a esconderte! –gritaba Berlins.

Alice se sorprendía por la confianza que ellos tenían, no dudaban en hacerle frente a ese ser, ella corrió a un lugar no muy lejano para no estorbar en la batalla contra ese ser, entonces llegó ese momento donde el monstruo empezó a atacar, aquel terrorífico ser, agarraba los cuerpos del suelo y los lanzaba en dirección a ellos, pero Tensk y Berlins esquivaban aquellos ataques fácilmente, el monstruo tenía una gran fuerza, pero como era tan grande su movilidad era nula. Berlins intentaba llamar la atención del monstruo, logrando distraerlo y llamar su atención, Tensk aprovechó la debilidad de ese ser, para acercarse rápidamente a los pies, haciéndole heridas que hicieron que el monstruo quedase inmóvil al no poder aguantar su peso, Berlins intentó acercársele para atacarlo, pero ese ser, movía sus brazos con gran fuerza para que les fuese difícil a ellos poder atacarlo de nuevo.

Las heridas del monstruo se regeneraban al poco tiempo, ahora quien tenía la atención del monstruo era Tensk, así que el corrió al ver que ese demoniaco ser, venía con toda su velocidad para embestir a Tensk, así que él esquivó aquella embestida, repitiendo la misma técnica, hiriendo las extremidades de ese monstruo para dejarlo inmóvil, ese mosntruo de nuevo no se podía mover, fue entonces que Berlins decidió intentar acercársele de nuevo, pero al ver que el monstruo hacía lo mismo, de agitar sus brazos para que no pudiesen acercársele.

—¡Ahora Berlins! –gritaba Tensk .

Berlins a escuchar eso, vio como de una grieta caía un cuerpo justo por encima del monstruo, el cuerpo al chocar con la cabeza de ese ser demoniaco, quedó atontado por unos segundos, suficiente para que Berlins pudiese acercársele y poder hacerle heridas en la parte trasera de las rodillas, cuando lo hizo, aquel monstruo caí al suelo sin poder levantarse, en el momento que el monstruo estaba regenerando sus heridas, Tensk aprovechó ese poco tiempo que tenía, para subir a la espalda de ese monstruo y empezar a atacarlo, incrustando una y otra vez su espada en la espada de ese ser, Berlins se acercó a la cabeza de ese monstruo y con toda su fuerza, le incrustó su espada en medio de los dos ojos, cuando eso sucedió, el monstruo dejó de moverse.

—¡Ven Alice, es hora de correr! –decía Berlins, haciéndole señas a Alice para que fuera con ellos.

Alice estaba sorprendida por la manera que manejaron aquella situación, ella corrió hacia donde estaban ellos.

—Debemos salir de una vez de este laberinto, ese monstruo volverá a levantarse en poco tiempo, debemos escapar. –decía Tensk, mientras corría para salir de aquel lugar.

Ellos estaban corriendo por un largo pasillo, mientras lo hacían, se escuchaban los sonidos de furia de aquel monstruo que ya se había puesto de pie de nuevo, pero sabían que tenían la suficiente ventaja para escapar de aquel monstruo, pero eso no los tranquilizaba, ya que, al fondo de ese pasillo, se escuchaban extraños sonidos que provenían de algún lugar, cuando en un momento, Alice sintió que fue agarrada por la espalda, Berlins reaccionó rápidamente, cortándole el brazo aquel ser que había sujetado a Alice, cuando ella cayó al suelo, al voltearse a mirar que fue lo que la atacó, vio como de las paredes, estaban monstruos que tenían extremidades largas, con grandes bocas llenas de dientes filosos, que podían moverse y saltar de pared en pared. Tensk ayudó a Alice a levantarse del suelo, mientras Berlins mantenía al margen aquellos monstruos, cuando pudieron librarse por unos momentos de esos seres demoniacos, siguieron corriendo, pero sentían y escuchaban como aun los perseguían aquellos monstruos en ese pasillo por donde iban.

—¡Veo una luz! –gritaba Tensk.

Ellos se dirigieron hacia esa luz que provenía de una grieta grande que se encontraba en medio del pasillo, pasaron a través de esa grieta, pudiendo salir de ese laberinto, los seres que los perseguían, no salieron de ese pasillo. Alice aún estaba exhausta por esa persecución.

—Uf por fin, pensé que no lo íbamos a lograr –decía Berlins, acompañado de un suspiro.

—Parece que hemos logrado salir por la parte trasera de la colina –decía Tensk, mientras observaba los alrededores.

—¿Significa que tendremos que escalar? –preguntaba Berlins, con un rostro de desánimo.

—Creo que solo un poco. Parece que ya estamos cerca de lo más alto –respondía Tensk.

Cuando Alice logró recuperar un poco de su energía, caminó hacia el borde de una roca, que estaba al filo de lo que parecía ser un gigantesco acantilado, uno que era tan profundo que al mirar hacia abajo, no se podía lograr mirar el suelo, solo se veía un profundo vacío negro. Alice veía que el lugar donde habían salido, era una gran colina rocosa, las piedras gigantes tenían un color anaranjado, pero lo que le sorprendía a Alice, era que a lo lejos de ese gran acantilado, había una tormenta de arena, que no dejaba ver que había más allá en el horizonte.




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