De cenizas y estrellas
En la arena de la infancia, pequeño grano,
Zarandeado por las burlas, sin amparo.
Mi cuerpo, un lienzo de defectos pintado,
Mi alma, un barco a la deriva, desalentado.
Pero en la sombra, una luz comenzó a brillar,
Un sueño, una esperanza, que me hizo volar.
Entre risas y desprecios, mi espíritu creció,
Y en la adversidad, mi fortaleza floreció.
Rompiendo moldes, desafiando el destino,
Marqué mi propia ruta, sin miedo al camino.
Primero en muchas cosas, un ejemplo a seguir,
Pero el orgullo me cegó, y empecé a caer.
Un viento helado sopló, y mis alas se quebraron,
Los sueños se desvanecieron, las promesas se rompieron.
La vida, un juego cruel, me dio un fuerte revés,
Y me arrojó al vacío, sin piedad ni compasión.
De la cima al abismo, en un instante caí,
Mis errores, mis fallas, a la luz los vi.
La inocencia perdida, la confianza traicionada,
Un naufragio en alta mar, mi alma devastada.
Pero en las profundidades, una chispa aún ardía,
La esperanza, renaciendo, más fuerte que nunca.
De las cenizas, surgiré, renovado y más fuerte,
Con la sabiduría de quien ha sufrido y ha aprendido.
Y así, en este ciclo eterno de vida y muerte,
Seguiré avanzando, aprendiendo y creciendo.
Porque en la adversidad, encontramos nuestra verdadera fuerza,
Y en la oscuridad, la luz comienza a florecer.