Capitulo 2

—Aguanta un poco más por favor ya casi llegamos y voy lo más rápido que puedo. Te prometo que me haré responsable de todo. —La miró en repetidas ocasiones por el retrovisor para verificar que todo estaba en orden, en verdad estaba muy preocupada por ella. —Por cierto ¿Cuál es tu nombre?

—Me llamo Esperanza. —Respondió con una voz que intentaba ser amable pero dejaba ver muy notoria su molestia.

—Esperanza, nuevamente discúlpame por favor. —En todo momento se mostró apenado y con mucho arrepentimiento por lo que había ocurrido. —Fue un accidente, me distraje porque cayó el celular y lo quise recoger.

—Es muy fácil pedir disculpas porque no estás con las piernas rotas. —Respondió ella con mucho sentimiento en sus palabras. —Solo porque se te cayó un celular casi destrozas una vida.

—Tienes razón y no hay justificación por lo que hice pero te diré algo. —Lejos de sentirse regañado mantuvo una actitud positiva. —No nos centremos en lo que no puedo corregir, mejor en lo que puedo hacer por ti.

—Me conformo con que me puedan atender y me tranquilizaré cuando me digan que no es nada grave y pueda estar en casa haciendo mi vida normal. —Estaba un poco más agresivo que al momento de subir, seguramente el cambio se debía a la preocupación y al dolor que se volvía acrecente.

—Ya estamos a cuatro minutos. —Ulises miraba el GPS constantemente, también se puso serio al notar el cambio que había tenido la joven Esperanza. —En cuanto lleguemos pediré que te lleven dentro y todo estará bien.

—Si está bien, te agradezco mucho. —Esperanza era una mujer responsable, que trabajadora le gustaba hacer ejercicio. Tenía una disciplina de estudio y seguir un sendero de espiritualidad para mantener en equilibrio su vida. Toda esa filosofía le estaba ayudando en ese momento para no perder la cabeza y estar lo más tranquilo posible. El hecho de saber que faltaba poco tiempo para llegar al hospital la tranquilizaba.

Pudo observar el lujoso carro y sumando las palabras que le dijo que la llevaría al mejor hospital la tranquilizó. Supo que el dinero no sería ningún impedimento para que la atendieran como debe ser. Aunque también tenía la preocupación de que él la llevaría pero que no se quería quedar para hacerse cargo, ella evitarse cualquier trámite de demanda y todo eso pero lo haría de ser necesario.

Con esos pensamientos y visualizando todas las opciones posibles según su caso, pasaron los cuatro minutos y ya pude ver el hospital y su enorme estación justo enfrente de ellos.

—Ya estamos llegando, buscaré el lugar más cercano a la entrada y te llevaré cargando.

—No son necesarias tantas molestias, con que nos traigan una silla será suficiente.

Ulises no entendía que su intento de caballerosidad no aplicaba en ese momento, así que tuvo que adaptarse a lo que la situación pedía y no dijo nada más.

Se estacionó rápidamente pues había mucho lugar disponible, trató de hacerlo lo más cerca de la entrada para no tardar demasiado.

—Dame un momento, voy a pedir una silla y un médico. —Le dijo mientras se bajaba del auto dejando la puerta abierta de ella para facilitar el descenso.

—Si, gracias. —Contestó así de tajante sintiendo alivio por haber llegado al fin

Ulises caminó a la entrada donde un elemento de seguridad custodiaba la entrada.

—Buenas tarde, necesito por favor que me ayuden a recibir una persona que sufrió un accidente. —Ulises se notaba muy acelerado como cualquier persona lo estaría en su lugar.

—Permítame por favor. —El policía le respondió muy cortés y llamó a través de su radio a alguien. -Aquí E1, solicito un M para posible 45. -El uso de claves es una característica de estas personas que en su mayoría de tiempo desesperan por no hablar claramente y no permitir conocer el mensaje.

Ulises estaba muy impaciente esperando ahí, pero no lo hizo por mucho tiempo pues dos personas se acercaron a la entrada para atenderle.

—Díganos ¿En qué le podemos servir?

—Tengo una persona lastimada en el auto, la atropellaron y necesita atención con urgencia. —Pensó que con eso sería suficiente y que solo necesitaba esperar que le ayudaran, pero no fue así.

—¿Viene en un coche?, ¿En qué estado se encuentra?

Ulises se sorprendió más por las preguntas que me hicieron que por la ayuda que le mostraron.

—Ella está bien, conciente solo está herida en sus piernas, está sangrando.

—Entiendo pero ¿Por qué no solicitó una ambulancia que la trasladara?, ¿Qué es de usted ella?

—¿Pueden ayudarme o no? —Preguntó muy molesto y dando a notar su temperamento característico. —Yo le daré toda la información que quiera pero primero atiéndala.

El hombre aceptó y le dió la indicación al guardia moviendo la cabeza que le llevara una silla de ruedas para ayudarle al traslado. El guardia siguió su instrucción rápidamente y fue por una de las que tenían en la entrada, al hacerlo los tres se dirigieron al auto para encontrarse con la paciente.

—Buenas tardes soy el médico Jorge Ramírez, estoy aquí para ayudarla. —Se dirigió a ella mucho más amable que con Ulises. —¿Me puede decir cuál es su molestia?

-—Fuí atropellada y me lastimé las piernas.—Respondió ella tratando de ocultar las lágrimas en sus ojos.—Solo eso me molesta.

—Entiendo, muy bien voy a cerciorarme de la situación y después la colocaré en esta silla para llevarla dentro y darle la atención que necesita. ¿Está bien?

—Sí claro adelante y muchas gracias.

El médico trató de acostarla para verificar que no hubiera algún sangrado intenso o alguna herida que fuera a perjudicarla al moverla. Su revición fue visual y también se basó en el tacto. Corroboró que la herida era superficial y que no había ninguna hemorragia, visto esto le pidió al guardia que le ayudara a subirla a la silla y llevarla dentro. Cargarla fue un poco incómodo por su posición pero al final lo pudieron hacer lentamente hasta sentarla por completo.