Capitulo 8

Reafirmaron la intención de casarse con un Ulises muy convencido y entregado a esta propuesta mientras que Esperanza ilusionada y animada por dejarse consumir en las llamas del amor.

Ese día, justo después de dos semanas que lo hicieron formalmente se reunieron por la mañana en un lujoso restaurante. La intención de está reunión no era solo satisfacer su hambre, sino hablar sobre la invitación de Ulises para llevarla a cenar a su casa y así presentarla con sus padres.

Su madre mostró desagrado poniendo una y otra vez pretextos para no recibirla. En cambio su padre desde el inicio le mostró su apoyo y una gran alegría por saber que se casaría su hijo. El mismo pidió que la llevara a cenar para así conocerla. Eso ocasionó una pequeña discusión matrimonial que finalizó con un par de días en los que no le habló a su mujer.

Aún así la reunión ya tenía fecha y Ulises estaba convenciendo a su nueva prometida para que fuera.

Esperanza lo quería hacer con gusto pero sentía demasiada vergüenza al enfrentarse a sus padres; Unos de los más grandes millonarios del país y que estaban a punto de convertirse en sus sueños. Cualquier persona sentiría aunque sea un poco de nervios

—Tengo un poco de vergüenza el no ser aceptado en tu familia. —Esperanza hablaba con sinceridad como había acostumbrado en ese tiempo hablar con él.—Me preocupa mucho el que dirán y el no ser lo suficiente para ti.

—No digas tonterías mi amor. Tú eres lo mejor que pude haber conseguido en mi vida. Soy feliz contigo y estoy seguro de nuestra relación.

—Y qué pasa si tú familia no lo está?—Preguntó algo desesperada y agitada. Era algo que en verdad agobiaba su alma.

—Por qué no lo harían si eres lo mejor que me ha pasado y mi felicidad?—Ulises la tomó de las manos.—Fue mi propio padre el que sugirió que te llevara. Está ansioso por conocerte.

—Eso me preocupa aún más mi amor. Me siento rara parándome en casa de un hombre tan importante. No quiero desecionar a sus espectadores.

—Tu tranquila, no necesitas preocuparte, todo estará bien. Te lo prometo.

La conversación terminó con un largo beso que se dio, dónde predominó el amor.

Esperanza tras escuchar estás palabras se quedó más tranquila y convencida de ir a casa de sus sueños para hacer la presentación oficial. Ulises se puso muy contento, su historia de amor se estaba escribiendo de una manera casi perfecta. Eso casi fue realidad salvo por una sorpresa inesperada que tuvo en el propio restaurante. Su ex novia llegaba para armar una escena de celos tras el rompimiento sin explicación que había hecho días antes. Fue un gran espectáculo.

—¡Así que por está estúpida es por la que me dejaste!—Comenzó a gritar antes de llegar a su mesa. Las personas cercanas comenzaron a poner atención por sus palabras y su agresión.—¡Eres un idiota Ulises, solo me dejas sin ninguna explicación y a los pocos días ya te estás paseando con esta!

—Cálmate por favor, no hagas esto en público.—No solo estaba sorprendido por su llegada si no estaba muy desconcertado por los gritos y la forma en que lo hizo.

—¿Qué haces aquí?

—¿Qué hago aquí?—Preguntó muy digna y obsesionada con desquitar su coraje.—Vine a ver por mis propios ojos lo que se ha estado rumoreando. No supiste ni ser discreto, todo el mundo sabe esto. ¡Soy la burla Ulises!, ¿Enserio lo hiciste por alguien así?

Esperanza estaba impactada por lo que escuchaba, nunca se imaginó que su futuro esposo hubiera dejado a una mujer recientemente y en la forma que lo hizo. Se sorprendió también que era parte de un espectáculo en el que la estaban dejando como la villana de la historia.

—Perdón, yo no sé qué pasó entre ustedes pero no es necesario todo esto.—Trató de hablar con ella para que se calmara pero eso más la provocó.

—¡Tú cállate estúpida que contigo no estoy hablando, tu no mereces mis palabras, ni siquiera que te mire! —Desató demasiado veneno de su boca con el que buscaba dañar lo más que pudiera.

—¡Cálmate por favor!—Ulises comenzó a alzar la voz después de escuchar las ofensas hacía su prometida.—¡No le faltes al respeto!, ¡Mejor vete! ¿No ves que solo estás haciendo el ridículo?

La pobre y desolada mujer miró a su alrededor y contempló como todos y cada uno de los comensales la miraba con desprecio por ese vocabulario. Aunque realmente lo que más le afectó fue el hecho de que el amor de su vida defendiera a otra por encima suyo como jamás lo hizo con ella.

Solo los miró con un profundo odio y se fue sin decir una palabra más. La tensión bajó en el ambiente después que ella se fuera.

—Perdón Esperanza, yo no sabía que ella vendría, podemos irnos si lo prefieres.—Ulises no quería soltar de la mano a su prometida pero fue ella quien decidió hacerlo.

—Y yo no sabía que habías dejado a una mujer así de herida recientemente.—Se puso muy seria y también muy cabizbaja por esa situación.—Yo jamás he deseado hacerle daño a nadie y parece que lo he hecho.

—Tú no has hecho ningún daño mi amor. Ella y yo terminamos desde hace tiempo, es normal qué busque rehacer mi vida, ¿No?

—Ella no sonaba molesta por algo que ocurrió hace mucho tiempo. Ella estaba molesta por algo que ocurrió recién. No me gustó causar ese cambio en tu vida.

—Pero a mi me encantó que provocáras ese cambio en la mía.

Con todo el romanticismo que había caracterizado a la pareja desde el inicio, lograron solucionar el conflicto e hicieron las paces entre ellos.

Ulises le contó todo sobre su relación y el por qué decidió dejarla en el pasado sin mencionarselo. Esperanza entendió todo perfectamente y supo reconocer en él, que nunca se había enamorado asi de una mujer. Incluso le creyó el hecho de nunca haberse querido comprometer con alguien y con ella lo hizo casi al conocerla.