—Eso lo estás inventando para sacarte de esto.—Dijo la custodia mientras la miraba fijamente.—A la jefa no le gustan las mentiras. Te dará un buen castigo por eso.
—No es ninguna mentira.—Dijo Esperanza entre llanto.—La doctora puede corroborar eso.
Se miraron mutuamente nuevamente. Tenían que encontrar una solución para aquello y muy pronto.
El penal se tenía que tener un trato especial hacia las mujeres que ingresaban embarazadas. Algo que evadieron obviamente desde el inicio. No lo hicieron con intención pues desconocían ese dato.
En caso que Esperanza tuviera razón, se metieran en problemas por el mal trato hacia ella.
—Podemos hacer una prueba rápida así como un análisis para estar seguros.—Le dijo a la custodia mirándola con temor.—Los puedo hacer inmediatamente para salir de dudas.
—Está bien. Mientras tanto iré con la jefa para decirle de esto.
La custodia salió de la enfermería pidiendo que una de sus compañeras le cubriera. Mientras tanto la doctora se movía hacia el almacén dónde tenía pruebas rápidas. La sacó y con el mismo temor de antes se acercó a la joven.
—Ve y orina en esta prueba. Después la traes y empezaremos los análisis de sangre.—Se la dió y se alejó de ella.—Custodia, está chica debe ir al baño y regresar enseguida.
La otra custodia entró tras escuchar esas indicaciones. Se llevó a Esperanza quien ya estaba más tranquila después de encontrar una ligera ilusión en eso. Rogaba al cielo que sus sospechas eran ciertas y ella estaba embarazada.
Esperanza fue trasladada al baño, ahí la obligaron a entrar mientras la custodia se quedó en la puerta vigilando.
—Apresurate que la doctora tiene mucho trabajo.—Le gritaba al golpear la puerta.—No tenemos tanto tiempo.
—Necesito esperar a que salga.—Seguía nerviosa.—Hace muy poco tiempo que fui al baño.
Parecía que ella solo estaba buscando pretextos para no salir de ahí. Realmente su vejiga no quería soltar el líquido pues había muy poco. Sin contar que al ponerse nervioso se bloqueó.
Ella sabía leer de igual forma esas pruebas rápidas. Sentía temor de ver las dos líneas pero aún más de no ver nada. Ya no sabía ni que desear.
—Apurado. O entraré a sacarte.—Seguía la presión hacia Esperanza acompañada de golpes en la puerta.
Después de algunos segundos logró orinar en la prueba y salió esperando que el efecto determine la situación.
—Listo, en unos momentos sabremos que dice.
La custodia se quedó mirando esperando el resultado. Quería verla misma antes de que le contaran algo más o diferente. Dependía de eso un cargo moral hacia su actitud con la reclusa.
Al final el efecto se reveló y efectivamente marcaba que la joven estaba embarazada.
Esperanza preocupada pensando que gracias a eso su vida podía cambiar. Al menos podrían tener más consideraciones hacia ella.
—Lo ve, yo no mentía.—Dijo con voz aún temblorosa pero con una ligera satisfacción .—Estoy embarazada.
—Esas pruebas no son muy certeras.—Le respondió con voz seca.—Vamos con la doctora ahora mismo.
De nueva cuenta recorrieron el corto pasillo que las llevaba hasta el consultorio de la doctora.
Al llegar ahí Esperanza no se resistió a contar la alegre noticia pero la doctora se encargó de situarla, lo mismo que la custodia.
—Esas pruebas pueden fallar. Aún no estamos seguras.—Dijo mientras tomó la prueba y la desechó.—Te sacaré sangre para mandarla a analizar. Mientras tanto estarás en observación y responderás algunas preguntas.
Esperanza asintió con la cabeza.
Poco duró la paz y la tranquilidad pues la primera custodia regresaba y no estaba sola, la jefe había ido con ella.
—¿Cómo es qué hay un caso de embarazo aquí?—Entró muy molesta y con ganas de pelear con quien sea.—Oh eres tú.—Dijo al mirar a Esperanza.—No cabe duda que la mala fortuna te persigue. Serás más difícil de lo que creí.
—¿A qué se refiere?—A Esperanza le extrañaron esas palabras, sintió algo de sospecha en la forma que la reconoció.
—Nada, nada. —Dijo para silenciarse.—¿Está confirmado su embarazo?
—Solo se hizo la prueba digital.—Respondió la doctora mucho más segura gracias a la presencia de todas ellas.—Estoy a punto de sacarle sangre para enviarla y así saberlo.
—Vaya sorpresa. No importa, aún así nada te ayudará.
Esperanza se intrigó por sus palabras nuevamente, pero no solo ella. En esta ocasión también la doctora se percató de ese doble sentido y decidió contemplar la posibilidad de que Esperanza no estaba loca y tenía razón.
—Bueno, por el momento solo manden los estudios. Yo me comunicaré con los superiores y ellos dirán que hacer.
La jefa había hablado, pretendía irse de ahí pero la propia doctora la Interrumpió.
—Me intriga un poco cómo es qué no se dieron cuenta de que eso pasaba.—Dijo con un poco de reto hacia la jefa.—Se debió realizar una prueba médica y psicológica al momento de ingresarla aquí.
—Si se la hicieron y usted tiene los resultados.—Respondió igual de retadora.—Yo no hice la prueba, solo leí los resultados. ¿Para qué contratarían equipo médico si yo hago todo?
La doctora ya no dijo nada, solo asintió con la cabeza y dejó fluir el caso. Ella no deseaba meterse en problemas ajenos.
Para Esperanza esto era muy bueno o muy malo según las cartas a jugar. Estaba claro que su ex suegra había fabricado todo eso y estaba coludida con la jefa de la cárcel y quién sabe con cuántos más para ese complot.
Pero necesitaba aferrarse a cualquier rastro de humanidad para apegarse a una vida no tan miserable como deseaban que la tuviera. Sin duda ese embarazo no solo le abría esa posibilidad sino que le llevaría a muchas más. El último fruto de su gran amor con Ulises, podía estar a punto de salvarla.