Prisionera del amor

Capitulo 31

El día había llegado. Esperanza estaba siendo trasladada al lugar del juicio.

Llevaba quince días sin poder ver a su hijo. Su madre fue la encargada de llevar a su casa para cuidarlo durante ese tiempo. Todo con la intención de que no se viera involucrado en ese juicio.

Esperanza iba mentalmente preparada. Había perdido el temor sobre el resultado. Estuvo trabajando mentalmente en su experiencia contra Ulises. Ella deseaba verlo pero no para tener una actitud amorosa. Quería verlo a los ojos y lanzar todo su odio de esa forma. También deseaba hacerlo de forma verbal pero su abogado y ella misma habían llegado a la conclusión de que no era lo ideal.

Era trasladada en una camioneta custodiada por cuatro hombres. Este era el procedimiento habitual. Dos estaban con ella, mientras que los restantes iban en la parte delantera. Los hombres estaban muy relajados, pudieron notar en ella que no representaba ningún peligro.

La reputación de Esperanza cambió mucho en prisión. Al conocerla, todos pudieron ver que la difamación era realidad. Ella no tenía características ni tampoco mentalidad de un criminal peligroso como se había manejado. Muchos pudieron comprobar su humanidad y nobleza, solo a las personas que se acercaron en ese sentido a ella.

Los demás pudieron ver el cambio auténtico que si existía. En la difamación solo demostró que no era cierto, pero ella realmente tuvo un cambio en su personalidad. La frialdad y las ganas de defenderse, eran todavía más que aquella nobleza que sobresalía menos.

Quien la conoció recientemente podía ver a una mujer de carácter fuerte, líder, que no se dejaba intimidar por nadie y que defendía a las personas en general.

En esos pocos meses, logró hacerse de aliados poderosos y amigas leales en la prisión. Personas de las cuales ibana necesitar en un futuro próximo.

El traslado fue muy corto, llegó a donde sería el juicio. Cuando bajó de la camioneta, sintió un fuerte viento que le dió ánimos para continuar, fue como una señal para que ella se relajara pensando en que todo estaría bien.

Los custodios la tomaron de las manos y avanzaron lentamente al interior.

Ella caminaba muy concentrada, como un jugador de fútbol antes del partido. No era para menos, estaba apunto de entrar en un juego y ese era el de su vida. Tenía que sacar un resultado favorable para continuar por el buen camino.

Las instalaciones no eran muy grandes. No se decidió invertir tanto en algo que debería parecer una prisión. Sin importar que famosos abogados y jueces pasaran por ahí, se quería mantener el estilo rústico, forma en la que se desmoralizaba aún más a los acusados.

Esperanza no mostró reacción alguna después de entrar. Seguía con sus pensamientos fijos en lo que estaba por suceder.

La llevaron a una celda donde esperaría ser llamada por el juez.

La reunión comenzó puntual, a las 9:00 de la mañana estaban todos listos para comenzar la reunión. El juez llegó y fue recibido con máximos aplausos como era costumbre.

En su rostro podía verse mucha seriedad pero también el ser un hombre muy paciente. Característica que se necesitaba para ese tipo de situaciones.

Se sentó mientras la ovación terminó. Se dió la indicación que podían tomar asiento y así lo hicieron los participantes. No eran muchos, había custodios y personal del lugar quienes eran mayoría y hacían lucir el espacio con abundancia de personas.

El resto de personas eran los involucrados en el caso. El tío y madre de Esperanza estaban sentados en un sector. Delante de ellos estaba el abogado quien de había convertido en el títular y en su tiempo libre, en amante de su clienta.

En el otro sector había algunas personas que parecían conocer a la parte demandante. Entre ellos estaba el aparente novio de Esperanza, aquel hombre que la señora Benz contrató para generar esa mentira.

Había decidido ir y estar a atento a todo el plan, por una jugosa cantidad de dinero que le dieron.

El resto de personas eran testigos que estarían ahí para entrar en acción. Enfrente de ellos, estaba el abogado demandante quien ya tenía todo listo para atacar sin piedad a la joven que no pretendían dejar salir de ahí.

La madre de Esperanza buscó por todos lados pero no veía ni a Ulises ni a su madre, sospechó que ninguno iría pues querían mantenerse en bajo perfil.

Casi cuando creyó que así sería, se abrieron las puertas para dejar pasar a una persona que recién llegaba...la señora Benz.

Estaba vestida muy elegante, un saco de color blanco y una blusa rosa hacían el juego perfecto que iba con su personalidad. Todos los presentes la miraron enseguida. Fue con un morbo superior a cuando vemos que alguien llega tarde a una reunión. En esta ocasión la veían algunos con admiración, otros con sorpresa y en caso de su competencia, con rencor.

Ella levantó la cara y caminó cruzando por todo el lugar. No bajó la mirada en ningún momento, no le prestó atención a nadie, solo llegó y tomó su lugar.

El juez también la observó, reconoció que era parte de una de las familias más importantes del país y eso le dejó muy consternado. Aún no se sabía que papel jugaría el juez pero según el abogado de Esperanza, era uno que no se dejaría corromper ni sobornar.

—Vamos a dar inicio a esta sesión.—Dijo el juez con voz alta e imponente.—Les pido a todos que guarden respeto para que este juicio sea lo más disciplinado posible.

Todos respondieron afirmativamente con señas y con una ligera voz.

Después de eso, se solicitó que la acusada tomara acto de presencia en aquel lugar.

—Por favor que pase Esperanza Ortiz.—Dijo uno de sus asistentes.—Acusada por el crimen de robo en contra de la familia Benz cuya representante está presente.

Desde un cuarto trasero, un par de guardias llevaron a Esperanza quien llegó con la misma postura que su suegra. Caminó con mucho orgullo hasta que la dejaron a un lado de su abogado, desde donde podría ver el juicio.



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En el texto hay: #drama, #tragedia, #romace

Editado: 15.04.2025

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