En el otro bando la situación era bastante similar. No habían tenido tiempo para sostener sus mentiras ni encontrar testigos falsos así que optaron por recurrir a Ulises.
El hombre al inicio se mostró sorprendido.
—Esperanza está en la cárcel?—Dijo al escuchar a su madre y al abogado.—Pero ninguno de nosotros la demandó, ¿Por qué?
—Yo lo hice hijo.—Le respondió con orgullo.—Sabia que tú y tu padre no sería lo suficientemente fuerte para eso y esa muchacha tenía que pagar.
Ulises se bebió un vaso con whisky que se había servido recientemente. Lo hizo de un solo trago lo que provocó un pequeño raspón en su garganta.
Se quedó en silencio mientras analizaba la situación. Sus dos acompañantes estaban expectantes a su reacción ya su decisión.
—El juicio es hoy. ¿Por qué apenas me notificaron?—Preguntó sin mirarlos.
—Porque quería resolver el caso sin tener que recurrir a ti.—Le dijo su madre muy astutamente.—Sabia que eso te afectaría.
Ulises pareció creer las mentiras de su madre hasta ese momento, pero reflexionó acerca de su ex amada.
"Eso quiere decir que ella no me buscó porque estaba encerrada"
Dijo entre suspiros después de analizar. Se veía un poco de ilusión en sus ojos al saberlo.
Su madre se percató de aquello y de inmediato quiso intervenir pues no quería que eso sucediera. Necesitaba tenerlo como aliado al cien por ciento y no como un posible aliado de Esperanza.
—Ella no es lo que tu crees.—Le dijo al oído mientras tomaba su brazo.—En verdad se burló de ti y nos robó.
Ulises se quedó en silencio un largo instante. Camino por toda la casa, se tomó la cabeza con sus manos, suspensó, respiró, todo esto dejando en suspenso a sus acompañantes.
Él se veía muy diferente a como Esperanza la había conocido. Ahora estaba descuidado incluso más delgado a pesar de tener una relación larga y duradera con su novia en tus ojos había desaparecido el brillo a que le había caracterizado cuando estaba con ella. En su lugar, había quedado un rostro pálido, sin esperanzas, sin ilusiones y sobre todo sin amor.
Aparentemente los meses también habían sido un martirio para el se la pasó creyendo que esperanza se había alejado de él y que era verdad todo lo que su madre le había contado. Pero ahora había salido una ligera creencia de que ella sí lo seguía amando y que solamente estuvo incomunicada.
Ulises era un hombre noble, sincero, caballeroso, con muchas ganas de salir adelante para cualquier situación de la vida. Pero también tenía sus aspectos negativos, era rencoroso, vengativo y sobre todo, cuando se sentía desilusionado no sentía alguna intención de perdonar. Se quedó con esto último en su corazón para con su amada, así que en base a todo esto toma una decisión difícil.
—Ok, iré con ustedes al juicio.—Dijo muy decidido y con toda la soberbia del mundo.—Acabemos con esto de una buena vez.
Al decir estas palabras salió de la sala para dirigirse a su habitación. Esto lo hizo con la intención de cambiarse de ropa y estar un poco más presentable para salir al público.
En su mente aún reconocía las pruebas que le había mostrado a su madre en contra de su amor. Él era un hombre de logística así que al pasar el tiempo y tú y yo que había sido engañado por esa joven mujer y que lo único que quería era apoderarse de su riqueza.
Basándose en esto suprimió cualquier rastro de sentimiento de esperanza y se armó de valor para ir en su contra.
Obviamente el desconocía muchas cosas que pudieron haber cambiado esa decisión por ejemplo el hecho de haber tenido un hijo con ella. Secreto que obviamente su madre pretendía usar como último recurso.
—Su hijo aceptó.—Comentó el abogado.—No lo puedo creer.
—Si, ahora lo que me preocupa es como vaya a reaccionar haya.—Dijo con voz sería.
La señora salió de su casa al igual que el abogado. Esta vez con un gran aliado que era Ulises el traslado no fue muy lejano además se encontraron en el camino con su novia y con la otra testigo para tener al equipo completo.
En esta ocasión parecía ser la última oportunidad que ambos tenían para finalizar el juicio. No habría más prórrogas ni tampoco más argumentos que incluir dentro del mismo.
Aunque el juez había aceptado el dinero tampoco podría hacerle ganar de una manera tan descarada necesitaba algo contundente con lo cual apoyarse y así lograr la victoria para ese bando.
El día comenzaba aún, los jóvenes rayos del sol ya cubrían la mayoría de los pisos de la ciudad.
En ellos se deslizaron todos los autos que iban rumbo al juicio. Incluído el de Esperanza quien por alguna razón se sentía mucho más nerviosa que la primera vez.
Algo en su pecho se oprimía y no podía quitárselo de ningún modo. Un tipo de ansiedad que solo te da cuando vas a un evento muy importante y este era el caso.
En esta ocasión había un poco más de personas para presenciar el vaso. Incluidos los nuevos testigos y unas personas hasta ese momento desconocidas por los demás.
Solo el abogado defensor sabía quienes eran y los había llamado por una estrategia propia la cual pensaba usar sin remordimiento.
Todos se colocaron en donde les correspondía y esperaron a que iniciara a tiempo.
Ulises se sentó con mucha elegancia y sintió un gran nerviosismo al momento de ver a Esperanza.
Era como estar en un escenario como público y esperar con gran paciencia a que el artista saliera.
El juez tomó su lugar y miró con gran respeto a la familia Benz. Él más que nadie deseaba que todo saliera a su favor, así compraría una gran amistad y valdría la pena el pago.
El momento llegó y la acusada fue requería para tomar su lugar.
Salió de igual que la última vez, con la frente en alto. Solo que en esta ocasión se topó de frente con su gran amor.